El Pais (Uruguay)

Padre de Bentancur: “Va a quedar en el olvido”

Alerta que hubo “irregulari­dades”; dos condenados como cómplices y en agosto se acusa al posible autor

- MAITE BEER

En la noche del 4 de setiembre de 2019 se produjo un asesinato en la pequeña localidad de Castellano­s (Canelones) que repercutió en todo el país. Se trató del homicidio de la odontóloga Luciana Bentancur, de 35 años. El caso resonó por la saña con la que asesinaron a la víctima —con 49 puñaladas—, por la poca evidencia en la escena del crimen y por el hecho de que tres de los cuatro imputados vivían en el pueblo, de unos 600 habitantes, e incluso uno de ellos se había atendido en su consultori­o, que además estaba en su casa.

“El caso se caracteriz­ó por tener irregulari­dades de todo tipo”, afirmó el padre de Bentancur a El País. A casi tres años de la tragedia, el caso no se aclara y el padre cree que “es indudable” que existe alguien que dirigió a estos cuatro hombres para que asesinaran a su hija, un “autor intelectua­l”. “Esto va a quedar en el olvido — dijo Ricardo Bentancur con la voz vencida—, nunca se va a saber cuál fue el motivo”.

Dos de los imputados fueron condenados en diciembre de 2021 como cómplices por el delito de homicidio especialme­nte agravado y deberán cumplir diez años de penitencia­ría. Esta condena se resolvió en un proceso simplifica­do. Uno de ellos aguardó afuera de la casa y el otro en la puerta.

La actual fiscal Andrea Mastroiann­i, que asumió el caso también en diciembre, dijo a El País que la audiencia acusatoria para los otros dos imputados por el homicidio vencerá el 28 de agosto. “Serían el presunto autor material y un cómplice o coautor”, explicó la fiscal. La Fiscalía puede llegar a pedir la pena máxima para el presunto autor del crimen: 30 años de prisión.

Uno de los imputados cumple prisión preventiva y el otro está internado en el Hospital Vilardebó porque es inimputabl­e. El caso aún sigue sin resolverse porque hay mucha evidencia para trabajar, según indicó Mastroiann­i,

y se sigue investigan­do. “Es una investigac­ión muy compleja y los casos de homicidio especialme­nte agravado llevan mucho tiempo y más aún cuando no hay testigos presencial­es”, aseguró la magistrada.

EL CRIMEN. La teoría de la Fiscalía es que cuatro personas llegaron a la puerta de la casa de Luciana la noche del 4 de setiembre de 2019 con el objetivo de robarla. Uno se quedó afuera y los otros tres entraron a su casa, donde también funciona el consultori­o. Luciana recién había regresado de Montevideo, tras haber ido a un curso relacionad­o con su profesión. Su pequeño hijo, en ese entonces de tres años, estaba en la casa de su expareja.

La joven odontóloga, muy querida por la comunidad canaria, fue sorprendid­a por los delincuent­es cuando fue a darles de comer a sus perros por la puerta lateral de la casa. Allí la atacaron y terminaron llevándola hasta el consultori­o, donde finalmente la apuñalaron con saña. Los delincuent­es robaron unos 30.000 pesos que había en el lugar y luego huyeron. Estas personas vivían a 300 metros de la casa de Luciana. Uno de los imputados incluso se había atendido en el consultori­o de ella y conocía sus horarios.

La investigac­ión fue compleja desde el inicio. Nadie había visto nada y las pocas cámaras que había en el lugar no ayudaban. Indagaron a familiares de Luciana, a vecinos, a clientes cuyos nombres estaban anotados a mano en un cuaderno donde la odontóloga llevaba registro de las personas que había atendido y las que iba a atender. Pero fue seis meses después que los investigad­ores detuvieron al primer sospechoso. Se trataba de alguien que justo el día después del crimen había abandonado el pueblo. Y casi al año del homicidio, cayeron otros tres.

IRREGULARI­DADES. Desde un primer momento, la Policía y la Fiscalía actuaron mal, según el padre de la Luciana. “No relevaron las pruebas en el domicilio”, puntualiza, y a raíz de eso lo primeros que la Policía tuvo como

sospechoso­s fue al padre y a la hermana de la víctima.

Por otro lado, Ricardo Bentancur se queja de que la fiscal del caso, Alicia Schiappaca­sse, haya pedido el traslado dos días antes de la audiencia de condena de los dos cómplices y en su lugar haya actuado fiscales subrogante­s “que en dos días tuvieron que estudiar todo el caso”, señala.

El presunto autor vivía a dos cuadras de la casa de la odontóloga y los otros a cuatro cuadras. “Cuando fueron a hacer la reconstruc­ción del caso —en noviembre de 2021— los criminales le dijeron a la fiscal que les daba vergüenza hacer la reconstruc­ción porque era en el pueblo y había gente mirándolos”.

Los cuatro imputados, a través de sus defensas, se ampararon en un derecho previsto en el nuevo Código Penal de no contribuir a producir pruebas en su contra.

DOLOR. En 2021 se cumplieron dos años desde que Luciana fue hallada sin vida por una vecina dentro del consultori­o odontológi­co y los vecinos de Castellano­s se volvieron a concentrar para recordarla. Lo han hecho prácticame­nte todos los días 4 de cada mes durante el tiempo que pasó. Esa vez la convocator­ia fue en la plaza, justo donde está el cartel del nombre del pueblo que quedó marcado por la tragedia.

En noviembre del año pasado se realizó la reconstruc­ción del crimen y los vecinos de Castellano­s se reunieron en torno a la casa de la odontóloga. “Me costó mucho venir hasta acá”, dijo una vecina de Luciana a El País en aquel entonces. Eran las ocho de la mañana y el silencio solo era interrumpi­do por la cantidad de policías que caminan de un lado al otro y por la cantidad de patrullero­s. “Ahí adentro es que están ellos”, comentó entonces otra de las vecinas de Luciana, sin disimular su dolor.

Uno de los imputados está con prisión preventiva y otro en el Hospital Vilardebó.

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TRAGEDIA. Un asesinato con saña que marcó a la localidad de 600 habitantes

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