La revolución de las adopciones
Las adopciones son, ni más ni menos, que el cumplimento del derecho del niño a vivir en familia. El año pasado, al amparo y con el impulso de la Ley de Urgente Consideración (LUC) que había comenzado a regir y se intentó absurdamente mutilar, las adopciones obtuvieron un récord: 125 menores fueron adoptados, el número más alto de los últimos 20 años. Y todo hace pensar que ese récord será cómodamente superado en este 2022: en los primeros seis meses el número de adopciones ya bordea el centenar.
Los cambios legales de los artículos 403 al 406 que fueron introducidos por la LUC, hoy arrojan un resultado que es indesmentible y categórico. Procesos que antes demoraban cuatro o cinco años, ahora se cumplen en un plazo de máximo de 18 meses.
No hay dudas de que los cambios han funcionado y no solo en la legislación. Las nuevas autoridades encabezadas por Pablo Abdala han dado un giro altamente beneficioso en todos los aspectos de funcionamiento del Instituto del Niño y Adolescente del
Ministro de Defensa
Uruguay (INAU). Los resultados de las adopciones han marcado una rápida línea ascendente, un antes y un después. ¿Habremos entrado en la era de la revolución de las adopciones?
En una línea parecida se ubica el Sistema de Acogida de los Menores, una modalidad de amparo familiar para niños, niñas y adolescentes que se encuentran separados de sus padres por diversas razones: por solicitud de ellos, por una medida administrativa o judicial, o cualquier otra circunstancia que impide el cuidado pleno de los padres hacia sus hijos. Es de carácter temporal hasta la resolución de la situación, que puede ser el reintegro familiar, el amparo permanente o la adopción.
Según explicó Pablo Abdala en un excelente reportaje de la periodista Maite Beer la semana pasada, “7.500 niños y adolescentes forman parte del sistema de protección del INAU, de los cuales 3.100 están viviendo en hogares y el resto están en contexto. En 2021 hubo 330 familias que se incorporaron al sistema de Familia Amiga y 550 niños y adolescentes que integran este sistema. En el global estamos hablando de 1.200 familias de acogida que atienden a unos 2.400 niños, o sea, en esto también ha habido un crecimiento que me parece muy saludable bajo una perspectiva de definir a los niños como sujetos de derecho”.
Pero no todo lo que viene del INAU tiene aspecto positivo. El organismo trabajaba y trabaja con organizaciones sociales y las auditorías realizadas encontraron irregularidades. Obviamente que no alcanzan los niveles del Mides, el otro organismo público que aborda las situaciones sociales críticas del país, que tiene una proficua lista de irregularidades y denuncias.
La larga historia del INAU (empezó en 1934 con el Consejo del Niño) lo ha puesto a resguardo de las ONG golondrinas; hay una tradición de organizaciones muy serias que trabajan con él, como pueden ser las del Plan CAIF. El Mides, en cambio, tiene una corta historia (surgió en 2005, ya con Marina Arismendi como Ministra), muy politizada desde sus orígenes a la hora de elegir ONG, donde el calificativo “compañeras” era decisivo.
Pero también hizo auditorías y como consecuencia de ello, cinco organizaciones sociales —Centro de Participación Popular (CPP), Centro
“Estos dos años se ha entregado información del pasado reciente como nunca se había entregado en el Uruguay”. Javier García
Los cambios introducidos por la LUC arrojan resultados categóricos; los procesos de adopción que antes tardaban cuatro o cinco años, ahora se cumplen en un plazo máximo de 18 meses.
Asistencial Materno Infantil Chuy (CAMI), Fundación IMCOS (Aldea de la Bondad), Gianella por la Vida, y Servicios y Acciones por la Infancia (SAI)— fueron denunciadas por faltantes de recursos, partidas que no fueron rendidas adecuadamente e incumplimiento de obligaciones que terminó asumiendo el INAU. El monto total de las irregularidades denunciadas anda, según Abdala, por los $ 150 millones.
El INAU está integrado por 142 centros y tiene un presupuesto en el entorno de los 400 millones de dólares. Es el quinto presupuesto nacional. El 50% de ese presupuesto se dedica al rubro transferencias que es el que financia los convenios con la sociedad civil. Allí entran los 460 CAIF, los 170 Clubes del Niño y los 130 Centros Juveniles entre otros. Y esta administración se preocupó de crear una unidad de contralor financiero y contable para todos ellos a efectos de evitar problemas y por un tema de responsabilidad con los dineros públicos.
En el INAU de hoy en día se pelea por los Derechos del Niño y se cuidan sus recursos que permiten a los menores vivir mejor. Bienvenido el cambio.