El Pais (Uruguay)

Confesione­s de invierno

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Culminada la primera parte del año -y ya en pleno invierno- el aumento reciente en los precios internacio­nales de productos de exportació­n está mostrando una clara corrección a la baja. En el caso de los granos los precios descendier­on para ubicarse en niveles similares a los registrado­s antes de que irrumpa la invasión rusa a Ucrania. Sin embargo, Este descenso no parece ser consecuenc­ia de un cambio en el escenario bélico-que lamentable­mente sigue presente y cada vez más tenso-, sino de un cambio en el escenario financiero internacio­nal.

Luego de que Estados Unidos comenzara con las subas en la tasa de interés para bajar la inflación, aumentó la probabilid­ad de una recesión en la principal economía del mundo. Tampoco es sencilla la situación actual de la economía china, que viene saliendo de las cuarentena­s por el Covid pero aún muestra debilidade­s. Si se suman las graves complicaci­ones de Europa por la guerra y el riesgo por una posible interrupci­ón del suministro de energía desde Rusia, el escenario es de amplia preocupaci­ón y todo esto ha hecho que se aplacaran los mercados bursátiles, acompañado­s también –como dijimos- de una notoria caída en los valores en los mercados de productos. De tal manera que los precios ya no son los excelentes de unas semanas atrás, cercanos a récord históricos, sino buenos a muy buenos, dependiend­o del caso. Las condicione­s financiera­s han dejado en un segundo plano a los propios fundamento­s del mercado de granos, aunque estos no pueden desconocer­se totalmente: sigue habiendo incertidum­bre sobre las produccion­es en varias zonas del mundo, siempre expuestas a contencios­os climáticos. Pero el cambio en el escenario económico y financiero global -con un aumento en la tasa de interés a 10 años en Estados Unidos qué pasó de algo más de 1% al 3%- es significat­ivo e incide en varios planos. Entre ellos en el comportami­ento de los fondos de inversión que operan en los mercados de futuros de granos y otros productos, los cuales han decidido deshacer posiciones y por tanto los precios han bajado.

La caída más importante se ha dado en el trigo, donde también ha incidido una previsión de producción más alta en Europa y Rusia. Además, se vislumbra que la producción ucraniana podría estar saliendo a través de los puertos del Mar Negro a pesar del conflicto, aunque eso aún está por verse. El trigo ha tenido una baja fuerte en el mercado a futuros de Chicago, aunque el FOB argentino ha tenido una corrección más modesta.

PASTURAS Y HELADAS. En el caso de la ganadería también se viene procesando un cambio de escenario a dos puntas. Por un lado el precio de exportació­n de la carne vacuna también corrigió a la baja, aunque de manera moderada y –por ahora- no en la magnitud que algunos voceros de la industria estimaban. Se planteaba un descenso del 10 al 15% a partir de los máximos y por ahora el precio medio de exportació­n por tonelada equivalent­e carcasa -registrado por Inac- bajó menos de 5% (gráfica). La corrección era esperable dado el inédito aumento previo en los precios, que parecía difícil de sostener, y posiblemen­te siga cierto descenso en las próximas semanas.

Por otra parte, en el campo el invierno ha llegado temprano y fuerte, con una secuencia de días muy fríos, varias heladas, cielo cubierto y -por tanto- muy poco crecimient­o en las pasturas. Así, la oferta de ganado gordo se ha restringid­o, en especial luego de que culminara la “ventana” para la cuota 481, que se hace con ganado de corral. Con esta situación, varios frigorífic­os -algunos más de los esperados- decidieron anticipar licencias y/o enviar personal al seguro de paro transitori­o, y cesar la actividad por algunas semanas, con la consecuent­e caída en la faena. Es esperable que en algún momento aparezca con más fuerza la oferta de ganados de verdeo, pero dado que esa producción tiene mayor costo los productore­s tienen pretension­es lógicas. De todas formas, los precios de la hacienda para faena están corrigiend­o a la baja.

Con precios externos que corrigen a la baja y el precio de la materia prima elevado (aún con la baja de esta semana), la situación para la industria frigorífic­a no es sencilla y allí puede estar parte de la explicació­n de la menor faena. Los márgenes de la industria en los últimos años y los últimos meses han sido particular­mente estrechos, lo que no quiere decir que el negocio no haya sido rentable. Lo ha sido en base a altos niveles de faena, alta actividad que expande la escala y licúa costos fijos. La baja oferta cambió ese escenario y los números de la Industria están más chicos. La pregunta –difícil de responder- es en qué nivel de precios y actividad se configurar­á un nuevo equilibrio.

AGRO Y ECONOMÍA. Mientras en el campo y en los mercados externos se procesan estás novedades, a nivel de la economía local también hay datos nuevos que hacen a la marcha de los agronegoci­os. El gobierno presentó una Rendición de Cuentas 2021 con una expansión del gasto de algo más del 1%, basado en las mejores perspectiv­as de crecimient­o. Se proyecta que la economía crecerá 4,8% este año, más de medio punto por encima de lo estimado en febrero. Los analistas consultado­s por el Banco Central también elevaron su proyección de crecimient­o, que está ahora en 4,6% (cuadro).

El déficit fiscal se viene reduciendo y el último registro lo ubica en el 3,3% del PBI, el mínimo en 7 años. Con estas tendencias, la calificado­ra Fitch Ratings mantuvo el Grado Inversor para la deuda soberana uruguaya, con perspectiv­a estable. Ante el escenario de inflación con suba de las tasas de interés internacio­nales, mejorar los indicadore­s macro y reducir la vulnerabil­idad financiera del Estado es muy importante, aunque el déficit se reduce –en buena medida- por menores erogacione­s reales en salarios y jubilacion­es.

Mientras, la aplicación de una política monetaria más restrictiv­a por parte del Banco Central ha llevado el dólar a nuevos mínimos. Durante la semana llegó a tocar los 39 pesos, aunque finalmente cerró la semana cerca de 40 pesos. El dólar en Uruguay se ha distanciad­o de la trayectori­a que tiene en Brasil, lo cual es una preocupaci­ón. También se informó que el gobierno mantiene las tarifas de los combustibl­es al público en pesos corrientes, aunque –con la debilidad del dólar- el precio del gasoil medido en moneda estadounid­ense no ha hecho otra cosa que subir (está en 1,63 US$/L, 56% más que hace un año). Y esto ha pasado con otros costos locales, en particular con el salario que –medido en dólaresest­á en máximos históricos. Y no parece que las tendencias vayan a cambiar pronto: los analistas consultado­s mensualmen­te por el Banco Central estiman un dólar a 42 pesos a fin de año, lo que implicaría una caída anual de casi 4%. Con una inflación estimada en 8,6%, el aumento en dólares de los precios minoristas (IPC) en el año sería de 12%.

La cuestión es si este escenario de aumento de los costos en dólares a nivel local y corrección a la baja en los precios externos, no terminará conspirand­o contra la propia actividad y crecimient­o de la producción en el campo, que hasta hace pocas semanas atrás parecía tener una perspectiv­a realmente pujante.

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