Límites y transgresión del arte en Cuba
Usted es historiadora de arte, ¿qué nos puede decir sobre el arte en Cuba?
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—Siempre ha habido una limitación en la expresión de los intelectuales y artistas. Exposiciones de arte hay, pero la censura está allí. Luis Manuel Otero Alcántara, por ejemplo, no ha expuesto nunca en una institución del Estado. Y cuando hay exposiciones en las casas, el régimen ha entrado y roto las obras. Hay imágenes grabadas de esas acciones. También el régimen juega con la ambigüedad en muchas muestras, tolerando ciertas presentaciones, estimo que es para poder decir que hay libertad de expresión en Cuba. Lo que sucede es que el régimen establece un perímetro sobre lo que la crítica opositora puede -o no- llegar a hacer. Hay un espacio de permisibilidad para mencionar determinadas cosas, pero es calculada, estratégica. Se permite una crítica soplapada, o el detalle ambiguo. Incluso, en el teatro uno ve obras que asombran por cómo las dejan hacer, pero saben bien que la movilización social no ocurre a partir de una obra de arte o de una pieza de teatro, y que además se genera catarsis en la gente cuando las ve, pero hay límites.
—Qué pasa con los escritores, como Leonardo Padura, que retratan el sufrimiento de la vida La Habana y la pobreza?
—Padura está mucho en lo costumbrista, que es tolerado, y en ese espacio de permisibidad que mencionaba. Pero si cualquier escritor, actor, artista o activista, o si cualquiera persona, se sale de esos límites del régimen, es inmediata y duramente perseguido y censurado.