Acuerdo Ue-mercosur: ¿nuevo impulso o mayores tensiones?
Lula empujaría para su concreción, pero analistas notan dobles discursos
Se espera un nuevo impulso hacia la concreción del acuerdo Unión Europea (Ue)-mercosur cuando España asuma la presidencia pro tempore del Consejo de la UE y Brasil, bajo el liderazgo de Lula, haga lo propio en el bloque sudamericano, a partir de julio. Pero aún corre mucha agua bajo el puente.
A favor cuenta que ambos países —España y Brasil— tienen afinidades, Lula ha tomado medidas a favor del medio amazónico (el tema ambiental, descuidado en el gobierno de Jair Bolsonaro, ha sido una de las piedras en el camino para la concreción del acuerdo), y la Unión Europea, debido al impacto de la guerra en Ucrania, tiene ahora mayor interés en reforzar sus relaciones con los países latinoamericanos, ricos en recursos naturales, incluyendo el Mercosur.
Pero las complicaciones no han cedido y los analistas consultados por El País afirman que “la ventana de oportunidad” que se abre a partir de julio podría no aprovecharse. “El tema viene complicado porque hay un doble discurso de Lula, quien apoya el acuerdo, pero por otro lado, por lo que me dicen desde la Cancillería brasilera, en lo técnico Brasil está tratando de presentar una contrapropuesta para llegar a una situación más equilibrada para su país. Eso puede implicar, incluso, nuevas ofertas en la próxima reunión. Puede darse que Brasil y Argentina presenten una revisión de la propuesta alcanzada en 2019. No es solo aceptar o no una nueva nota ambiental como está planteado, sino de revisar lo que ya está cerrado”, advirtió a El País Ignacio Bartesaghi, director de Negocios Internacionales de la Universidad Católica (UCU).
Efectivamente, Brasil está estudiando la nota complementaria de la UE a los compromisos ambientales, pero podría ir más allá. Y a su vez, Argentina ya propuso cuatro documentos adicionales para discutir el asunto. En otras palabras, las delegaciones se habían comprometido que no se iban a reabrir las negociaciones, pero la evolución de los acontecimientos muestra que puede llegar a darse.
“Otro indicador de que esto no viene bien es que se iba a
El pilar comercial no requiere ratificación de los parlamentos nacionales de la UE.
dar una reunión de negociadores para este acuerdo a mediados de abril en Buenos Aires y se suspendió para mayo”, hiló fino Bartesaghi.
Lo cierto es que las resistencias ya no vienen solo desde algunos países de la UE, sino que desde el Mercosur (exceptuando Uruguay y Paraguay) se han fortalecido por el lado de Argentina; y el doble discurso de Brasil no ayuda.
Argentina ha planteado reparos al acuerdo en los últimos meses y analistas consideran que lo menos que quiere ese país son más exigencias de las que ya tiene, en este caso por un nuevo acuerdo que podría ponerle contra la espada y la pared en cuanto a cumplimientos, a pesar de las ventajas comerciales que le significaría.
Brasil, por su parte, en su intento por buscar una mejor tajada, no se conformaría con encaminar el asunto ambiental.
Del lado de la UE, la mano sigue pesada. Si bien la voluntad de la Comisión Europea, en las voces de sus representantes Ursula von der Leyen y Joseph Borrell, es de un gran trabajo de sensibilización a favor del acuerdo en lo interno, la resistencia de Francia y algunos otros países europeos no ha cedido un ápice.
La presión de los productores agrícolas franceses (un lobby muy fuerte) sobre un Macron que se jugó todas sus cartas en la reforma de la seguridad social en su país y que le deja menos margen de maniobra para otros temas, se ha incrementado recientemente en aras de protegerse de la eventual importación masiva de productos del sector provenientes del Mercosur.
PILAR COMERCIAL. Ante un panorama complejo, es probable que la UE haga valer el “pilar comercial” del acuerdo, el cual no requiere la ratificación de los parlamentos nacionales, lo que aceleraría procesos.
¿Qué significa esto? El pilar comercial es una competencia delegada, es decir puede ser aplicado de forma provisoria con la aprobación del Parlamento Europeo y de una mayoría calificada del Consejo de la UE. “Mientras los pilares político y de cooperación requieren de la ratificación de los 27 parlamentos nacionales e incluso, en algunos casos, regionales, el comercial se puede aplicar sin esos pasos”, explicó a El País Nicolás Pose, docente en Economía Política Internacional de la Universidad de la República (Udelar). Aún con esa facilidad, Pose reconoce que, seguramente, eso no será condición suficiente. “Aunque el pilar comercial se apruebe en forma provisora con la firma del presidente del Parlamento Europeo, jamás va a firmar si hay un bloqueo de Francia”, lapidó Bartesaghi, quien agregó que, en el mejor de los casos, si se aprueba el acuerdo este año, sería desde el punto de vista técnico, no desde lo político.
Algo más: si el acuerdo no se concreta este año, habrá elecciones europeas en 2024 y todo indica que la composición de nuevo Parlamento será más resistente al acuerdo que el actual. De ahí el impulso que la UE quiere darle en lo que queda de 2023.