En Uruguay se celebró con pompa y tradición
Faye O’connor abrió su residencia para seguir la transmisión
Através de sus redes sociales y su canal de Youtube, la Familia Real británica se ocupó de que los millones de televidentes de todo el globo no se perdieran detalle de la coronación del rey Carlos III. En Montevideo, la celebración más íntima se gestaba en la Embajada del Reino Unido en Uruguay.
Con Faye O’connor como anfitriona, la residencia ubicada en Jorge Canning y Ricaldoni, abrió las puertas a las 7:30 horas, justo cuando el rey entraba en la abadía de Westminster en Londres. El objetivo era que los invitados llegasen a ver el momento en el que la corona se posaba en las manos del flamante monarca del Reino Unido.
La mañana lluviosa de Montevideo no consiguió empañar los ánimos de los invitados, quienes con puntualidad inglesa cruzaron los portones del lugar y se adentraron por el largo pasillo de la casona hasta llegar a salas de reuniones donde se dispusieron grandes pantallas para que nadie se perdiese detalle del evento.
En la puerta, parte del staff de la embajada recibió a los presentes con un obsequio: un prendedor con el monograma de la coronación y la fecha diseñado especialmente para la ocasión.
Sobre las 7:50 horas, llegó una de las presencias más importantes de la jornada, el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, ingresó en compañía de la primera dama, Lorena Ponce de León, y la vicepresidenta Beatriz Argimón.
El dress code era una de las preocupaciones de los invitados, quienes en su mayoría nunca habían asistido a la coronación de un rey británico, dado que la última fue hace más de 70 años. Sin embargo, con amabilidad, la organización ofreció referencias y la mayoría de los asistentes respetaron el protocolo: para los hombres traje descontracturado y para las mujeres vestidos a la rodilla o media pierna, en tonos claros. Los tocados y sombreros, además, eran una opción para quienes lo desearan.
A las 08:05, los altavoces anunciaron que el rey estaba siendo coronado y los invitados se congregaron alrededor de las pantallas para ver un nuevo momento que quedará consignado en los libros de historia.
Sobre las 08:15 horas, la voz del altoparlante volvió a invitar a los presentes al hall esta vez para ver la procesión del rey coronado y su consorte saliendo de la abadía de Westminster y para escuchar cómo se entonaba por primera vez en esta nueva era el himno británico, que ya no reza God save the queen (Dios salve a la reina), sino God save the king (Dios salve al rey). A continuación, la embajadora Faye O’connor dirigió unas palabras hacia sus invitados y destacó el orgullo de haber recibido a tantas personas en su casa para celebrar la coronación de Carlos III e invitó a que la fiesta continuara en el jardín.
En el amplio espacio verde de la residencia se dispusieron carpas. Al son de un cuarteto de cuerdas, se sirvió té inglés, café y jugos. Además, hubo delicias de corte inglés para todos los presentes como triángulos de manzana y canela, cupcakes temáticos de la coronación y con los colores de la bandera británica, quiches, granolas y hasta un postre famoso por ser el preferido de la reina Victoria, hecho con queso crema y mermelada.
Aunque el cielo encapotado amenazó con aguar la fiesta, la jornada transcurrió con tranquilidad: el cuarteto de cuerdas siguió tocando y la embajadora se permitió bailar un vals.
Entre los rostros presentes, además del presidente, primera dama y la vicepresidenta, estuvieron el subsecretario del Ministerio de Salud Pública, José Luis Satdjian, el ministro de Turismo Remo Monzeglio y otros personajes como diplomáticos, socios y amigos de la Embajada.
Uno de los puntos a destacar, es que el evento apeló a la sostenibilidad, una de las premisas del nuevo rey británico y se alió con One Carbon World para lograr su cometido. La Embajada del Reino Unido en Uruguay fue la primera del mundo en convertirse en neutra en emisiones de carbono y trabaja de forma sostenida en esa materia.
El himno entonado ahora tiene nueva letra y se llama God save the King,