Ciber abusos a menores
@| A nadie escapa la trascendencia que ha tenido en nuestra sociedad y en las relaciones humanas de todo tipo, el impresionante avance que ha significado el uso cotidiano de las tecnologías de la información.
En tiempo real y en el mundo globalizado en que vivimos, al golpe de una tecla o tal vez sólo tocando una pantalla en el lugar apropiado, nos comunicamos: enviamos y recibimos imágenes, sonidos y mensajes de voz y a la vez nos sentimos parte de una red de redes de alcance inconmensurable.
Somos parte —o quizás, creemos serlo— de un espacio o foro de los más diversos intercambios, en el que a simple vista se nos presenta sin limitación alguna.
Un espacio de una aparente libre expresión, pero en el que no existe un “redactor responsable” y nuestras identidades pueden resultar ciertas o no, pero nuestro perfil irá quedando delineado o individualizado en una secuencia de algoritmos que —no sabemos bien porqué— nos identificarán de una u otra manera, definiendo nuestros gustos y quedando al descubierto nuestras tendencias y preferencias, hasta ideológicas.
La aparente privacidad que nos brinda el uso de nuestros ordenadores personales, ha sido y está siendo utilizada por individuos que buscan obtener ganancias indebidas o satisfacer sus bajos instintos, en perjuicio de menores, los que — muchas veces sin el control parental debido— son objeto de engaño por parte de individuos mayores de edad que logran interactuar con ellos a través de la red de redes, haciéndose pasar por otro menor.
Fingen una identidad que no es real, seducen y engañan a sus víctimas “en línea” y obtienen fotos o videos de contenido erótico o sexual, abusando de la inocencia de estos menores, que luego comercializan o utilizan para extorsionarlos, si no les siguen proporcionando el mismo tipo de contenidos.
En algunos casos, este abusador podrá intentar llegar a entablar un vínculo —más allá del ciber espacio— de tipo personal con el menor captado, a cambio de dinero, regalos o drogas, pudiendo introducirlos en la pornografía y la prostitución infantil.
Los abusadores de menores que utilizan estas tecnologías saben que la información digital es un material de alta sensibilidad y que, muchas veces, no se preservan en la forma correcta y tienen una amplia experiencia en tratar de eliminar los rastros que permitan su ubicación o conocer su domicilio.
Lamentablemente, este fenómeno creció durante la “emergencia sanitaria”, y según los funcionarios responsables del Departamento de Ciber Crimen de la Dirección Nacional de Investigaciones del Ministerio del Interior, estos delitos “en alza” están siendo más detectados por el accionar conjunto con organizaciones civiles (como el Centro Nacional de Niños Desaparecidos o Explotados), División Trata del Ministerio del Interior, Interpol y el Departamento de Delitos Informáticos.
Pero sigue siendo prioritario el control y vigilancia que deben ejercer los padres, en una tarea de prevención de los delitos a los que sus hijos pueden verse expuestos. Para ello, es fundamental que se les instruya y brinde la más completa información que posean, para estar atentos, denunciar cuanto antes y actuar en consecuencia.
Antes que nada debemos manifestar que la Mujer es mucho más importante que el Hombre, porque es la Madre de la Humanidad. Ella pone su cuerpo, sus órganos y su fisiología toda con mucho sacrificio para que exista el ser humano. Es biológicamente superior al Hombre. Y socialmente también lo es, porque heredó de la Naturaleza su condición de protectora-formadora-entrenadora de sus hijos, al igual que el Hombre heredó la condición de conductor-administrador de la dinámica de los elementos supra ámbito familiar y la fuerza física necesaria, complementándose la pareja en lo intelectual, que en esto último son similares, aunque muy a menudo ella lo supera a él también en eso.
Entonces, promover lo que se ha dado en llamar Feminismo es un absurdo, es subvertir el orden natural. Todo lo que termina en “ismo” es excluyente. ¡Vivan la mujeres y mueran los hombres! Tal sería la conclusión.
Las féminas, por su condición de tales tienen muchos y justificados privilegios legales en vigencia. Pero existen, al mismo tiempo, preceptos legales y constitucionales que no se cumplen. Estos son los que deberían cumplirse y dejar de molestar a todo el mundo con el feminismo y majaderear con las manidas cuotas presenciales en todo tipo de función.
Es absurdo que por ser mujer se le adjudique un cargo a una persona si no está capacitada. Se debería en cambio asignar funciones estrictamente por merecimientos curriculares, en todos los ámbitos y ¡cumplirlo a rajatabla sea mujer u hombre!
Entrando en la parte de los femicidios, casi todos obedecen a un problema cultural y de idiosincrasia ajenos a la posible gestión de ningún gobierno en el corto o mediano plazo. En cambio la violencia de género y el acoso son como dice el Sr. Marguery, aunque no creemos que hayan sido planificados como industria sino que fue un impensado hallazgo originado en nuestro ordenamiento jurídico que está sucediendo para beneficio de algunos que corren muy ligero.
Y a la barra : ¿qué podemos decirles? Que sigan arrojando sus propias miserias, ya que no perciben que se están hundiendo en ellas y que la gente está cada vez más saturada de falacias contumaces, lo cual los aleja de cualquier posibilidad de retorno al poder.