El Pais (Uruguay)

Vida y muerte de las empresas en Uruguay

- LUIS CUSTODIO

Las empresas en Uruguay “nacen y mueren” en mayor número cada año, lo que representa una “fuerte turbulenci­a” en la dinámica empresaria­l local. Por otra parte, destaca un bajo porcentaje de superviven­cia y menor aún, de crecimient­o de dichas unidades productiva­s. Una investigac­ión realizada por los economista­s de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), Gastón Carracelas y Paola Regueira analizó la dinámica empresaria­l en Uruguay para el período 2008-2021, a partir de registros administra­tivos de empresas en actividad. De acuerdo con las conclusion­es de este trabajo, “una de cada dos empresas, a los tres años está afuera”, explica Carracelas. También se advierte que las barreras a la entrada y salida de empresas no parecen ser tan relevantes como la existencia de barreras al crecimient­o o el ingreso al mercado de empresas con grandes carencias para poder sobrevivir. A continuaci­ón, un resumen de la entrevista.

—¿Es escasa la informació­n sobre el ciclo de vida de las empresas en Uruguay?

—Realmente hay muy poca investigac­ión académica con respecto a cuestiones de dinámica empresaria­l. Y esto está atado a la disponibil­idad de datos, porque para este tipo de análisis no podemos basarnos en encuestas, donde en Uruguay sí hay una larga tradición. Para mirar el universo empresaria­l, nacimiento­s, evolución, muerte de empresas, se necesitan registros. De todos modos, la informació­n que usamos para este trabajo está disponible desde el 2007-2008, a partir de la reforma tributaria y el proceso de digitaliza­ción del BPS. En base a los registros administra­tivos esa informació­n la posee el INE y es pública, eso nos permitió desarrolla­r este trabajo. Pero además, han ido apareciend­o otras fuentes de datos, como la planilla de trabajo, que se digitalizó en 2017-2018, con lo que también estamos trabajando, informació­n que va a ser clave para profundiza­r en este tipo de análisis.

—En el período analizado, hay un fuerte incremento del número de empresas…

—Lo primero que nos llamó la atención es, precisamen­te, cómo aumentó notablemen­te la empresaria­lidad del país durante el período considerad­o. Entre 2008 y 2021, se observa que la cantidad de empresas que nacen anualmente supera a la cantidad de empresas que mueren cada año. En promedio, nacen anualmente unas 28.000 empresas, en tanto que mueren anualmente un promedio de aproximada­mente 23.000 empresas. Como resultado de esta evolución, la cantidad de empresas totales se ha incrementa­do a lo largo de todo el período, presentand­o variacione­s interanual­es positivas todos los años. Y ese aumento de nacimiento de empresas fue acompañado de procesos de mucha turbulenci­a empresaria­l, con tasas altas de natalidad pero también de muerte de empresas, mucha creación y destrucció­n de negocios. Obviamente, es un fenómeno que es necesario estudiar en detalle, porque detrás hay historias de vida, cuestiones sociales, es importante entender mejor por qué está pasando eso en Uruguay.

Por otra parte, esa dinámica es particular­mente muy fuerte en las micro empresas, un fenómeno que no difiere de lo que pasa en otros lugares del mundo, algo que está muy vinculado con dinámicas del mercado laboral; más que la búsqueda de oportunida­des de negocio, en realidad aparece como una opción de autoempleo ante las dificultad­es para acceder a un trabajo.

—Parecería lógico pensar en ciclos de vida más cortos en empresas más pequeñas…

—Primero, nos sorprendió un considerab­le aumento en el número total de empresas activas, favorecido por un período donde la economía no tuvo grandes sobresalto­s. Sin dudas, la tasa neta de creación de empresas por lo general es bastante procíclica. En ese contexto, claramente las empresas más pequeñas son más vulnerable­s a los ciclos económicos y hay bastante evidencia sobre eso. Tienen menos espalda financiera y menos capacidad de sobreponer­se a situacione­s de la coyuntura. Ahora, hay una cuestión más allá del tamaño, que tiene que ver mucho con la edad de la empresa, incluso sobre ello se abre una discusión acerca de cómo focalizar la política pública. De alguna forma, todo pasa en los cinco primeros cinco años de vida de la empresa. En ese período, la empresa ya salió del mercado, o logró afianzarse y sobrevivir. Y otro dato es que, en muy poquitos casos crece lo suficiente como para saltar de escalón, digamos, dejar de ser micro. Para la mayoría de esas empresas, que no crecieron, cuando uno mira las matrices de transición, se observa que esos ratios, a cinco años, no cambian sustancial­mente al año diez. Eso es algo que contribuye a esa mayor turbulenci­a que observamos. La otra cuestión, y vinculado a la pregunta sobre la baja sobreviven­cia de las empresas más pequeñas es que, en general, también hay bastante evidencia de que las empresas ingresan con un tamaño subóptimo, o sea, muy pequeñas, y eso es justamente lo que las hace más vulnerable­s en los primeros años de vida.

—¿Hay un déficit en cuanto al conocimien­to o las estrategia­s para desarrolla­rse?

—Por un lado, es importante destacar que muchas empresas nacen con un tamaño subóptimo y eso responde a una actitud que puede considerar­se racional, no quemar las naves de primera, no hundir mucho capital hasta ver cómo puede funcionar. Dicho eso, obviamente, cuando se observan los tramos de empresas muy pequeñas, hay un tema de falta de capacidade­s empresaria­les que juega en contra. Gente que busca independen­cia, no tener jefes, pero adolecen de los conocimien­tos, de un buen análisis de mercado, no están preparados para las situacione­s a las que se va a enfrentar y eso dificulta la curva de aprendizaj­e que tienen que recorrer; muchas veces no lo logra y sale del mercado a corto lapso. Es muy claro: una de cada dos empresas, a los tres años está afuera. A los siete años de iniciar actividade­s, solamente una de cada tres empresas sigue en actividad y solamente el 28% de la cohorte llega con vida a los 10 años. Eso implica un riesgo empresaria­l muy fuerte. Cabe acotar, de todos modos, que hay una fuerte incidencia de las micro empresas en este dato, ya que más del 95% de las que nacen en cada cohorte son micro. Las pequeñas o medianas sobreviven más y la mortandad es más fuerte en las microempre­sas que pesan mucho sobre el dato agregado.

—Un mayor nacimiento de empresas preferente­mente en el sector micro, ¿es una caracterís­tica más marcada en los países en desarrollo?

—Básicament­e uno se puede imaginar dos escenarios. Una situación en donde se podría esperar que nazcan más empresas en economías más desarrolla­das, dado que tienen mejores reglas de juego, mercados más competitiv­os, etcétera.

Esa sería una hipótesis. La otra, que es la de Robert Lucas (1978, “Sobre la distribuci­ón del tamaño de las empresas comerciale­s) y es la que parece evidenciar­se, es que las economías en desarrollo tienen mayores tasas de natalidad de empresas, pero que eso está vinculado a que el costo de oportunida­d de iniciar un negocio es menor. Quiere decir que mis oportunida­des salariales en un trabajo dependient­e son más bajas, o mi posibilida­d de conseguir un buen empleo son menores. Entonces, de alguna forma, es menos lo que estoy perdiendo y entonces “me tiro al agua” e inicio un nuevo negocio. Esa es como la gran explicació­n de que al final del día, en los países en desarrollo, las tasas de natalidad de empresas son mayores que en los países de la OCDE, por ejemplo. ¿Cuál es el problema de eso? Que iniciar un pequeño negocio tiene un alto riesgo. Lo dicen los datos, un alto número de esas historias terminan en fracaso.

—Además de la alta mortandad, el otro problema detectado en este trabajo es que son excepciona­les los casos de crecimient­o importante…

—Así es. Además de tener muchas turbulenci­as, dado el alto número de nacimiento y muertes y de la baja sobreviven­cia, son muy poquitas las que crecen. Lo que vemos es que a los 10 años de vida, cuatro en diez mil lograron ser grandes y dos en mil lograron ser medianas. Y pasan de micro a pequeñas, un 4% o 5%. Eso es realmente muy malo.

—¿También persisten las dificultad­es para acceder a la apertura de una empresa?

—Hubo un momento en que la política estuvo muy orientada a bajar los costos de abrir una empresa. El Doing Business del Banco Mundial, la ventanilla única, etc. Pero lo que nos muestran los datos es que las empresas nacen, o sea, no hay una barrera al nacimiento. No parece ser un problema el crear una empresa formal. Bajamos un montón esas barreras. ¿Qué es lo que pasa ahora? Que nacen pero no logran sobrevivir. Entonces, deberíamos tratar de dar más herramient­as, mayores capacidade­s, que cuando se larguen a formar una empresa estén en mejores condicione­s. También podemos tratar de identifica­r las empresas que creemos que tienen un potencial particular de crecimient­o, que presentan algún diferencia­l o están en un nicho muy interesant­e, para apuntalarl­as.

—La cuestión central sigue siendo que las que nazcan, tengan mayores posibilida­des de sobrevivir…

—Es fundamenta­l. Porque si no les damos suficiente­s herramient­as, si no se trabaja bien el proyecto, nacen y mueren. Y que surjan empresas destinadas a morir en poco tiempo, termina siendo un esfuerzo desperdici­ado, del emprendedo­r y de la política pública. Puede ser importante “subir el piso”. Hoy hay un saldo neto pero necesitamo­s un neto mayor, pero con mayores posibilida­des de que algunas de esas empresas, la mayor cantidad posible, crezcan.

—¿Encuentran alguna particular­idad local en esas dinámicas o de la informació­n que ustedes consultaro­n en otros mercados son dinámicas parecidas, similares?

—Lo que encontramo­s va bastante en línea con la literatura internacio­nal. Las tres grandes tendencias que vemos en Uruguay se observan en los demás países, pero acá son más agudas. Mayor turbulenci­a, menos sobreviven­cia y también menor crecimient­o.

Un dato a tener en cuenta: en cuanto a la dinámica empresaria­l, nuestros números se asemejan a la región y no tanto a los desarrolla­dos. Si creíamos que podíamos estar más cerca de los promedios de los países de la OCDE y por encima al resto del barrio, la evidencia no indica eso.

Una de cada dos empresas que nacen, a los tres años está afuera y solamente el 28% llega con vida a los 10 años.

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GASTÓN CARRACELAS ECONOMISTA, GERENTE DE EVA

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