El Pais (Uruguay)

Empleo en USA Números de excelencia

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Los estadounid­enses, dijeron, simplement­e que “no quieren trabajar”. “El socialismo los ha vuelto perezosos”. “Prefieren jugar videojuego­s”. “No tienen las habilidade­s requeridas por una economía del siglo XXI”. El alto desempleo es “estructura­l” y no se puede resolver con estímulos monetarios y fiscales. Todas estas historias tuvieron una amplia circulació­n durante la larga caída del empleo que siguió a la crisis financiera de 2008 y nuevamente después de la recesión pandémica. Fueron impulsadas por multimillo­narios, capitanes de la industria y destacados economista­s. Y ninguna de ellos era cierta.

Puede ser difícil para quienes no son economista­s, apreciar la naturaleza histórica del último informe de empleo. Pero la velocidad y el alcance de la recuperaci­ón de Estados Unidos del impacto de la pandemia han sido increíbles.

Después de la crisis financiera de 2008, las tasas de empleo tardaron 12 años en volver a los niveles anteriores a la crisis. Pero solo tres años después del golpe de COVID, el empleo ha regresado por completo para casi todas las edades y grupos demográfic­os.

¿Recuerdan todos los comentario­s acerca de los estadounid­enses que abandonan la fuerza laboral? En este punto, el porcentaje de adultos empleados está en o por encima de los niveles de principios de 2020 para cada grupo de edad, excepto los de 70 años o más. La tasa de desempleo general es solo del 3.5%; no hemos tenido ese espíritu aquí desde 1969. El desempleo negro está en un mínimo histórico. Hay buenas noticias dondequier­a que mires.

Entonces, ¿qué saben? Proporcion­en suficiente­s oportunida­des de trabajo, y los estadounid­enses perezosos que juegan videojuego­s tomarán esos trabajos y, aparenteme­nte, demostrará­n suficiente habilidad para que los empleadore­s quieran conservarl­os.

Además, resulta que hay grandes beneficios para el pleno empleo más allá del hecho de que las personas tienen trabajo. El pleno empleo también resulta ser una fuerza poderosa para la igualdad, en múltiples dimensione­s. La brecha entre el desempleo de blancos y negros es ahora una quinta parte de lo que era cuando Ronald Reagan proclamó el “mañana en Estados Unidos”. Un mercado laboral ajustado ha generado grandes ganancias para los trabajador­es con salarios bajos, reduciendo drásticame­nte la desigualda­d salarial general.

La gran pregunta ahora es si las buenas noticias sobre el empleo son de alguna manera un espejismo, basado en un mercado laboral insostenib­lemente activo que tendrá que enfriarse drásticame­nte para contener la inflación.

La Reserva Federal parece pensar que sí. Las proyeccion­es más recientes del comité que establece la política monetaria tenían un aumento del desempleo de 4,6% en diciembre. En junio pasado, Larry Summers predijo que necesitarí­amos dos años de 7,5% de desempleo, más del doble del nivel actual, para controlar la inflación.

Pero, ¿qué dicen los datos actuales? Por un lado, los salarios promedio ahora están creciendo a una tasa anual de menos del 4%, no mucho más que el crecimient­o en vísperas de la pandemia. Eso no es lo que se esperaría en un mercado laboral tremendame­nte sobrecalen­tado. Incluso si se cree que el número se mantiene bajo por el aumento de la contrataci­ón en ocupacione­s de bajos salarios (Goldman Sachs estima que los salarios “ajustados por composició­n” están aumentando en un 4,2%), los datos salariales son bastante benignos. Por otro lado, las ofertas de trabajo vacantes siguen siendo inusualmen­te altas, lo que algunos economista­s creen que apunta a un mercado sobrecalen­tado (aunque hay dudas sobre la confiabili­dad y la relevancia de los datos de ofertas de trabajo). Y varias medidas que intentan medir la inflación subyacente, un asunto complicado en una economía que aún resuelve las distorsion­es relacionad­as con la pandemia, en su mayoría apuntan a una inflación de alrededor del 4% o un poco más, muy por encima del objetivo de la Fed.

Pero tal vez el punto importante es que casi todas las medidas de presión inflaciona­ria que conozco han mejorado sustancial­mente durante el último año, sin aumento en la tasa de desempleo. Y no hay indicio alguno de la tan temida espiral inflaciona­ria “auto reforzante”, en la que las crecientes expectativ­as de inflación futura alimentan la inflación actual. De hecho, la mayoría de las medidas de inflación esperada han disminuido durante el último año.

Entonces, hay buenas razones para creer que podemos mantener el mercado laboral increíblem­ente bueno que tenemos ahora, incluso mientras controlamo­s la inflación. Y será una verdadera tragedia si el miedo exagerado a la inflación hace que la Reserva Federal suba demasiado las tasas de interés durante demasiado tiempo, lo que lleva a una recesión gratuita que tira por la borda muchas de las ganancias que hemos logrado.

Esta columna no trata directamen­te sobre política, aunque las personas que insistiero­n en que no se podía esperar alcanzar el pleno empleo porque los trabajador­es estadounid­enses no tienen lo que se necesita, tendían a pertenecer a la derecha política. Pero vale la pena señalar que los republican­os siguen insistiend­o en que las políticas del presidente Joe Biden han sido un desastre económico, y que incluso los principale­s medios de comunicaci­ón han tendido a enfatizar la inflación, que ha sido un golpe desagradab­le, aunque puede estar disminuyen­do, en lugar de la creación de empleo. .

Por lo tanto, parece que vale la pena señalar que, en este momento, Biden preside el mejor mercado laboral que Estados Unidos ha visto en una generación, específica­mente desde el auge de los últimos años de Clinton.

PAUL KRUGMAN

ECXOMISTA

Tan solo tres años después del golpe del Covid-19, el empleo ha regresado por completo para casi todas las edades y grupos demográfic­os de Estados Unidos.

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