Prestarle mucha atención
Nuestro territorio integra el bioma Pradera o Pampa, caracterizado por ser básicamente una llanura muy plana, matizada por suaves ondulaciones.
Además de sus extraordinarias características para la producción agropecuaria, hay que subrayar la importancia de su vegetación natural por presentar una diversidad excepcional: cuenta con casi 5 mil especies de plantas. Esa asombrosa y caprichosa variedad de elevadísimo valor forrajero es la principal explicación de la calidad de las carnes producidas en estas llanuras; cada vez más apreciadas en los mercados más exigentes.
Pero estas tierras que antes ocupaban unos 10 millones de hectáreas, en la actualidad han perdido la mitad de su superficie, debido a los profundos cambios introducidos en el uso de la tierra. A la mencionada ganadería se le agregan la agricultura, la silvicultura y la urbanización siempre en expansión.
Desde luego este bioma es mucho más que un banquete de pasturas para el ganado. Fiel a su elevada complejidad ecosistémica la pradera natural aporta una serie de beneficios difíciles cuantificación, pero muy notorios e imprescindibles para garantizar la calidad de vida que se registra gracias a su estructura y funcionamiento.
Cuanto más equilibrada y madura está la pradera natural mayor es el nivel de secuestro de carbono atmosférico que realiza. Lo mismo sucede con la protección que realiza de las cuencas hidrográficas y de las zonas de recarga de los acuíferos.
Recordemos que también cumple un papel fundamental en la protección del suelo contra el temible flagelo de la erosión. Resulta clave para la conservación de la diversidad biológica, incluyendo el banco de semillas de gramíneas naturales que implica.
Desde el punto de vista socioeconómico la protección y el cuidado de nuestras praderas naturales contribuyen a mantener su potencial turístico —que está en permanente crecimiento—, aprovechando de múltiples maneras sus amplios y hermosos ambientes para la recreación, la contemplación y el disfrute de la tranquilidad de la naturaleza —características de nuestro campo cuando está bien conservado. Su importancia cultural es indudable. Contribuye al mantenimiento de costumbres (tareas rurales, actividades ecuestres, gastronomía vernácula, etc.), y manifestaciones populares de muy fuerte arraigo en nuestros pueblos, cada vez más apreciadas.
A diferencias de Argentina que se extiendo solo en cinco provincias y Brasil al estado de Río Grande del Sur, nuestro país está incluido en su totalidad en el bioma Pradera. Por esa razón debemos tomar muy en serio el desafío de su conservación. Como se ha reseñado, los beneficios son múltiples y de gran envergadura.
Afortunadamente existen varias iniciativas en ese sentido como por ejemplo Mapbiomas Pampa, con participación de los tres países, para contribuir a la mejor comprensión de la dinámica de uso del suelo de este extraordinario bioma. Un sofisticado mapeo del sur brasileño, parte de Argentina y todo nuestro país, es producido por un calificado equipo de expertos. Aporta una visión integrada, basada en el mejor conocimiento disponible, con el fin de contribuir al diseño de una gestión ambiental y productiva sustentable.
Cuanto más equilibrada está la pradera natural mayor es el nivel de secuestro de carbono.