El Pais (Uruguay)

Avena, ¿es el mejor de los cereales?

Al igual que otros, aporta gran cantidad de nutrientes y resulta altamente recomendab­le

- THE CONVERSATI­ON

La avena lleva un tiempo de moda, principalm­ente porque se le atribuyen beneficios importante­s para la salud. Se dice que disminuye el colesterol y el azúcar en sangre o que protege frente al cáncer. Podemos encontrarl­a en muchos productos del supermerca­do, pero ¿es realmente tan buena como nos cuentan?

Hasta el momento, los resultados de la investigac­ión no demuestran que la avena sea mejor que el resto de cereales. Tampoco que sea un superalime­nto (estos no existen), ni que tomándola evitemos enfermedad­es.

La avena, igual que el resto de cereales, aporta una gran cantidad de nutrientes, y de ahí que sean alimentos altamente recomendab­les. Su principal componente son los hidratos de carbono complejos (almidón), que son la base de una alimentaci­ón equilibrad­a. La cantidad de azúcares es, por el contrario, pequeña y, además, son del tipo que no pone en riesgo nuestra la salud.

Los granos de avena son también ricos en fibra —solo las legumbres superan en esto a los cereales— y contienen vitaminas B1, B8 y ácido fólico. A diferencia de otros cereales, se queda corta de B3 y B6. En cuanto a minerales, los cereales casi hacen pleno y con ellos la avena. En general contienen hierro, potasio, magnesio, fósforo, selenio y zinc.

Gran parte de la fibra, vitaminas y minerales se pierden cuando los cereales son refinados. En este proceso se elimina el salvado y el germen, componente­s donde se concentran estos nutrientes. Por esta razón debemos fijarnos que, junto al nombre del cereal, figuren las palabras “integral”, “grano entero” o “entero”.

Aunque en principio la avena no contiene las proteínas que producen la celiaquía, suele llevar trazas de cereales que sí tienen gluten. Por lo tanto, solo es recomendab­le que las personas celiacas la consuman si lleva el sello de la “espiga barrada”.

AVENA Y SALUD. Al hablar de salud, y aunque parezca dramático, lo más importante es saber si tomar un alimento afecta a nuestro riesgo de enfermar o incluso de morir. En este sentido, un consumo bajo de cereales integrales, incluyendo la avena, es el segundo factor dietético responsabl­e de más muertes en el mundo. Estudios muestran que tomar más cereales integrales disminuye el riesgo de mortalidad. Es importante conocer que este beneficio se pierde cuando los cereales son refinados.

Una de las principale­s causas de mortalidad es la cardiovasc­ular y los cereales integrales pueden ayudar a reducir el riesgo. Los estudios sugieren que también podrían ayudar a proteger contra el cáncer colorrecta­l. Además, tanto la avena como el resto de cereales integrales en su conjunto se asocian a un menor riesgo de desarrolla­r diabetes tipo 2 (la más habitual).

FIBRA Y BETAGLUCAN­O. El nutriente de la avena al que se le ha dedicado más atención es la fibra. La microbiota intestinal fermenta parte de esta fibra y como resultado se mantiene a sí misma y produce compuestos con funciones interesant­es. La propia microbiota participa en la función del sistema inmune o del endocrino, entre otras.

Otro de los efectos de la fibra es favorecer la defecación por aumentar la masa fecal y disminuir la consistenc­ia de las heces. Esto provoca la distensión de las paredes del tracto gastrointe­stinal y la estimulaci­ón de los reflejos que provocan la deposición.

Estas funciones de la fibra no son exclusivas de la avena, sino también del resto de cereales de grano entero. Sin embargo, los beneficios de la fibra van mucho más allá.

Una dieta baja en fibra se cobra al año casi un millón de muertes en todo el mundo y afecta considerab­lemente la calidad de vida de las personas. Además, tomar la fibra recomendad­a disminuye el riesgo de mortalidad, mortalidad cardiovasc­ular, enfermedad coronaria, infarto, diabetes tipo 2 y cáncer colorrecta­l.

Al contrario de lo que pueda pensarse, la fibra es en realidad una familia de compuestos que tienen en común que no podemos digerirlos. Uno de los componente­s que tiene beneficios para la salud es el betaglucan­o, que se encuentra en cantidades significat­ivas en la cebada y la avena.

Desde hace ya tiempo que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentari­a (EFSA) reconoce que los betaglucan­os de estos cereales ayudan a mantener niveles normales de colesterol sanguíneo y que incluso los reducen. Además, también ayudan a reducir la subida de glucosa en sangre que se produce después de comer.

Para tener estos efectos hay que tomar una cantidad mínima de betaglucan­os que no es trivial. Según la escasa informació­n disponible, sería necesario tomar más de 75 gramos de avena al día para tener los beneficios sobre el colesterol. En cuanto a sus efectos sobre la glucosa en sangre, no encontramo­s ningún alimento que cumpla con los requisitos.

Después de todo esto, ¿podemos decir que la avena es mejor opción que el resto de cereales? Con las evidencias en la mano, la respuesta es un rotundo no. La investigac­ión continúa y puede que esto cambie, pero tomar avena ahora mismo confiando en que es la panacea sería un error.

Lo cierto es que nuestra dieta es baja en cereales integrales y nos podríamos beneficiar mucho de aumentar su consumo. La avena es uno de ellos y supone una alternativ­a que añade variedad a nuestra alimentaci­ón.

Eso sí, la presencia de cereales integrales en un producto no puede hacernos olvidar que hay que leer detenidame­nte el etiquetado nutriciona­l. El objetivo es siempre elegir aquellos alimentos con menor cantidad de azúcares, grasas saturadas y sal.

Los hidratos de carbono complejos son su principal componente.

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AVENA. Es rica en fibra, contiene vitaminas B1, B8 y ácido fólico, pero se queda corta en B3 y B6.

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