El Pais (Uruguay)

Tan Biónica trajo su “última noche mágica” al Antel Arena

- RODRIGO GUERRA

Si hacen silencio extremo, la hacemos a capella con Bambi”, propone Chano Charpentie­r en la mitad del show de Tan Biónica en el Antel Arena. Es sábado a la noche, el grupo argentino está de vuelta en Montevideo luego de 10 años y los hermanos Charpentie­r están parados en el borde del escenario y sonríen mientras lo iluminan miles de flashes de celulares.

El público, que hasta hace unos segundos coreaba cada frase de “Obsesionar­io en La Mayor” al máximo volumen, acepta el desafío. Aunque no resulta tan fácil. Se oyen varios “Te amo, Chano” que se responden con chistidos. Finalmente sucede. Sin micrófono y abrazados por el hombro, Chano y Bambi le regalan al público el estribillo de uno de sus mayores éxitos, y despiertan la ovación más grande del show.

En esa postal improvisad­a se esconde gran parte del significad­o emocional de La última noche mágica, la gira que reencontró a Tan Biónica luego de siete años de impasse y que los llevó a celebrar uno de los repertorio­s más exitosos del pop rock argentino del último tiempo. Es, además, una invitación a revaloriza­rlo y sepulta esos tiempos oscuros en los que Chano fue noticia por sus adicciones y llegó a estar al borde de la muerte. Es, en definitiva, la revancha que el grupo se merece.

“Es difícil cantar esta noche sin emocionars­e después de tantos años. Gracias”, dice Bambi, aguantando las lágrimas, sobre el final de “Pastillita­s del olvido”, una de las canciones más emotivas del concierto de dos horas. El público le responde con un “Olé, olé, olé, Bambi, Bambi”, que lo emociona todavía más. El baterista “Diega” Lichtenste­in recibe una respuesta similar luego de desatar el baile con un certero miniset electrónic­o que fusiona “Vidas perfectas” con un fragmento de “Hey Brother”, de Avicii.

“A fin de cuentas, lo único que resiste a los efectos del tiempo son los recuerdos y los momentos que nos llevamos”, asegura Chano al inicio del show. “Alguna vez, los que estamos hoy acá, vamos a decir: ‘Yo estuve en La última noche mágica’”.

Y para asegurarse de que el recuerdo quede fijado en la memoria, los argentinos ofrecen un concierto que se mueve desde la euforia de hits como “Ella”, “Arruinarse” y “Ciudad mágica”, a la calma de las acústicas “Claramente” y “Vuelve a casa”. Esta última, que es parte del repertorio solista de Bambi, queda trunca cuando alguien de las primeras filas del campo pide agua tras sentirse mal. La confusión dura unos segundos, pero la banda remonta la situación con una versión candombera de “El asunto”.

Las postales del concierto del sábado también incluyen al pogo de “El duelo” y “La melodía de Dios”, el papel picado de colores que inunda el Antel Arena sobre el final de “Vidas perfectas” y la sorpresa que despiertan al desempolva­r, en una versión acústica e improvisad­a, a “Tus ojos mil” tras el pedido del público. También hay lugar para el costado simbólico de canciones que adquieren un nuevo significad­o en este contexto. La más clara se percibe sobre el arranque, cuando Chano asegura que “todos los días del mundo existe una forma de resucitar” mientras canta “Música”.

Así como sucede con esa canción del disco Destinolog­ía (2013), gran parte del repertorio —donde la melancolía y los conflictos amorosos son una inspiració­n clave— adquiere otro nivel cuando el público lo corea como si se tratara de un himno. En esa forma de recibir la obra, se borra el costado doloroso de las canciones. Y si a eso se le suman melodías pegadizas, estribillo­s memorables y una energía rockera con tintes electrónic­os que invitan al baile, el mensaje transmuta hacia el terreno festivo.

A su vez, se tiñe de todo eso que rodea al reencuentr­o luego de 10 años. En el Antel Arena, a varios fans se les escapan las lágrimas mientras vuelven a escuchar en vivo temas como “Beautiful” y “Loca”; otros amenazan con quedarse sin voz mientras gritan frases como “Con vos es 4 de noviembre cada media hora” y “Qué lindo arruinarse con vos”; y varios grupos de amigos que segurament­e esperaban la vuelta a Montevideo celebran cada sorpresa del repertorio.

El final, con “La melodía de Dios” —en el que Chano improvisa un guiño a “Uruguay nomás” de Jorge Drexler— deja a los cuatro músicos de Tan Biónica en el centro del escenario sonriendo mientras el público les da el último aplauso. Afuera del Antel Arena, la llovizna le da un tono melancólic­o a la noche del sábado. Pero eso no alcanza para opacar la dosis de energía vital que se desprende durante las dos horas de show.

El sábado, el grupo argentino volvió a Montevideo luego de 10 años y presentó su gira de despedida.

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FRONTMAN. El cantante Chano Charpentie­r se movió por todo el escenario, bailó y cumplió con pedidos de canciones.
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VUELTA. La banda liderada por Chano Charpentie­r hizo una larga lista de éxitos en Montevideo.
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BANDA. El cuarteto se encuentra en un gran momento.
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PÚBLICO. El regreso de Tan Biónica despertó emoción.

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