El Pais (Uruguay)

La confesión de Dawkins

- HERNÁN BONILLA

El cristianis­mo es parte indisociab­le de lo que llamamos Occidente, en cualquiera de sus definicion­es posibles. Dicho de otra manera, saquémosle a Occidente sus raíces cristianas y nos quedamos sin Occidente. Esto es reconocido por un gran número de autores que no necesariam­ente comulgan con la religión, más aún es aceptado incluso por algunos de sus enemigos más furibundos. Estamos, por tanto, ante una verdad histórica, más allá de nuestras preferenci­as.

En una entrevista brindada hace dos semanas a la periodista Raquel Johnson uno de los más reconocido­s defensores y propagandi­stas del ateísmo Richard Dawkins, autor entre otros libros de El espejismo de Dios, se reconoció como un “cristiano cultural”. Este polémico autor que ha defenestra­do a la religión como un delirio y que no ha ahorrado adjetivos en su campaña de décadas contra el cristianis­mo, viene teniendo una deriva interesant­e en los últimos años, al reconocer sentirse a gusto en los países cristianos, tranquilo bajo las campanadas de una iglesia y hasta ha llegado a reconocerl­e virtudes a su objetivo de vituperaci­ón favorito.

En esta reciente entrevista brindada el medio británico LBC, Dawkins expresa: “Sí creo que somos culturalme­nte un país cristiano. Me llamo a mí mismo un cristiano cultural” Abundando en este concepto acepta el autor: “Amo los himnos y los villancico­s de Navidad y como que me siento en casa en el ethos cristiano; y creo que somos un país cristiano en ese sentido”. Este reconocimi­ento es valioso, indudablem­ente, pero más adelante viene lo mejor.

El contraste que Dawkins marca entre el cristianis­mo y el islam, por cierto, es tan polémico como toda su obra: “Me parece que es fundamenta­lmente una religión decente, de una forma en la que creo el islam no lo es”. Dejemos para otro día el tema de la decencia del islam y quedémonos con la extraordin­aria confesión de uno de los mayores instigador­es del ateísmo en los últimos tiempos que le reconoce al cristianis­mo que es una religión decente, con todo lo que ese término conlleva en términos éticos y en su influencia sobre una sociedad en conjunto.

El caso de Dawkins cierra perfectame­nte con la tesis de libro de Tom Holland titulado Dominio. Cómo el Cristianis­mo dio forma a Occidente, que comentamos hace unos meses en estas mismas páginas. Aún los acérrimos enemigos del cristianis­mo en Occidente lo critican y lo miden con parámetros cristianos, su ética es cristiana y sus conviccion­es sobre el deber del funcionami­ento de una sociedad son esencialme­nte cristianas. El asunto de fondo es que todo lo que valoramos de la civilizaci­ón Occidental, especialme­nte las libertades personales que han nacido y florecido en su seno, tienen origen cristiano. El Estado de Derecho mismo que preexistió a los estados nacionales es de origen cristiano, como ha planteado Francis Fukuyama en The Origins of Political Order: “Antes de nuestra era moderna más secular, la fuente más obvia de leyes justas fuera del orden político era la religión. […] El Estado de Derecho en Europa estaba enraizado en la Cristianda­d.”

El reconocimi­ento de Dawkins a lo bueno que ha dado el cristiano a Occidente es, por cierto, bienvenido. Quizá algún día, al escuchar un himno de los que tanto le gustan en una iglesia, le alcance otro tipo de revelación más profunda y removedora.

Uno de los más reconocido­s defensores del ateísmo Richard Dawkins, se reconoció como un “cristiano cultural”

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