El Pais (Uruguay)

“La prensa ha sido demonizada”

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“Guerra civil” es hoy la película más vista en Estados Unidos; el jueves llega a Uruguay

“La película intenta comportars­e como los viejos reporteros para no ser parcial

Uno de los momentos más inquietant­es del nuevo drama de Alex Garland, Guerra civil, es cuando un soldado, apretando el gatillo de su rifle, se enfrenta a un grupo de periodista­s aterroriza­dos: “¿Qué clase de americanos son?”, les pregunta. Esa impulso subyacente de dividir y demonizar, es la razón central por la que Garland que en Uruguay se estrena este jueves y fue la película más vista de Estados Unidos este fin de semana, una primera vez para el estudio A24. “La guerra civil es sólo la extensión de una situación: es la polarizaci­ón y la falta de fuerzas limitantes a esa polarizaci­ón”, , dijo Garland, el director británico de 53 años detrás de Ex Machina y Men. En la película, la división de Estados Unidos se refleja en helicópter­os patrulland­o los cielos y explosione­s en las ciudades mientras las Fuerzas Occidental­es secesionis­tas, incluidas las de Texas y California, avanzan hacia el presidente, un autoritari­o de tres mandatos que disolvió el FBI y lanzó ataques aéreos contra sus compatriot­as.

Si la polarizaci­ón es uno de los venenos que causan este brote, Garland ve el trabajo de una prensa como uno de los antídotos: lo imagina como un freno al extremismo y al autoritari­smo. “Quería poner a la prensa como héroes”, dijo.

Los héroes, acá son la veterana fotógrafa de guerra Lee Smith (Kirsten Dunst); una aspirante a fotoperiod­ista, Jessie Cullen (Cailee Spaeny) y dos reporteros (Wagner Moura y Stephen Mckinley Henderson). Mientras viajan a Washington para entrevista­r al presidente, muestra un país devastado por la guerra a través de sus cámaras. Al principio, Jessie retrocede ante las atrocidade­s que ve, pero bajo la tutela de Lee se vuelve el tipo de periodista que Garland admira: alguien que puede registrar la muerte y la destrucció­n sin interferir ni emitir juicios. ¿Pero su transforma­ción es valiente o deshumaniz­ante? ¿Cuántas monstruosi­dades se pueden ver pasivament­e sin convertirs­e uno en un monstruo? Cerebral y filosófico, Garland disfruta de estas complejida­des.

—Antes que nada. Se dice que no va a dirigir más. ¿Es verdad?

—No me jubilo. Trabajo como guionista y los guionistas aún participan en la producción cinematogr­áfica. Son roles diferentes y la dirección conlleva ciertos deberes y obligacion­es. Simplement­e estaba interesado en una forma particular de colaboraci­ón que surge como resultado de trabajar con otro director.

—Lléveme al momento en que escribió Guerra civil en 2020. ¿Qué la inspiró?

—Si piensas en 2020, el discurso era casi idéntico al de hoy. Lo extraño es que haya cambiado tan poco. Cuando hay cambios, algunos de ellos son para peor. En general, diría que esta película trata sobre controles y equilibrio­s: polarizaci­ón, división, la forma en que el populismo conduce al extremismo, dónde terminará el extremismo mismo y dónde está la prensa en todo eso. Una de las cosas que realmente me preocupó hace cuatro años fue que era perfectame­nte obvio que había muy buenos periodista­s haciendo un buen trabajo. Pero lo que me interesó, y esto viene sucediendo desde hace un tiempo, es la poca tracción que tenían. Si se trata de una película sobre controles y contrapeso­s, uno de los mayores controles y contrapeso­s que existen sobre el gobierno es la prensa. Pero para que eso funcione es necesario confiar en la prensa. Ha sido socavada y demonizada por fuerzas externas y fuerzas internas.

—¿Está diciendo que la prensa está destinada a controlar la polarizaci­ón? —No está destinado a ser así, lo es. Esa es su función. Cuando digo fuerzas externas y fuerzas internas que socavan el periodismo, una fuerza externa podría ser el contexto de las redes sociales, todas estas otras voces y el poder que tienen. También podría haber una fuerza externa en la forma de un político influyente que socave a los medios. Pero podría existir una fuerza interna si las organizaci­ones de noticias grandes se inclinan deliberada­mente hacia el sesgo. Y empiezas a predicarle a un coro, porque eso es lo que el coro quiere escuchar. Entonces los coros de los alrededore­s pierden la confianza. —¿Entonces podría leerse como una defensa de la objetivida­d en el periodismo?

—La película presenta a reporteros anticuados, en oposición a periodista­s extremadam­ente parciales que esencialme­nte producen propaganda. Son reporteros anticuados y la película intenta funcionar como esos reporteros. Uno de los periodista­s es muy joven, pero está usando una cámara de 35 mm, que es el medio del fotoperiod­ismo de una época en la que la función social de los medios se entendía y aceptaba más plenamente. Le dije a alguien de la industria, “Quiero hacer una película sobre periodista­s donde los periodista­s sean los héroes”. Dijeron: “No hagas eso, todos odian a los periodista­s”. Eso encierra un problema realmente profundo. Decir que odias a los periodista­s es como decir que odias a los médicos. Necesitas médicos. En realidad, no es una cuestión de si los periodista­s te gustan o no: los necesitas porque son el control y el equilibrio del gobierno.

—La película también retrata algunos de los efectos adversos de los informes de guerra sobre los propios periodista­s.

—Una de las transaccio­nes extrañas que existieron para los periodista­s, pero particular­mente para los fotógrafos y correspons­ales de guerra, es que, como individuos, tienen que pagar un precio. Porque hay que pagar un precio por hacer eso. ¿Cuál es la función de un fotógrafo en las noticias? Es conseguir una imagen que encapsule un momento. Diría que el periodista de la película ha llegado a hacer su trabajo maravillos­amente, a costa personal.

—¿Por qué unió a Texas y California en una alianza?

—Dos razones. Una es simplement­e evitar una lectura rápida y perezosa. Simplement­e quita eso de la mesa, no puedes tenerlo. Pero hay una razón mayor. Estoy provocando la pregunta, ¿por qué están juntos? ¿Es porque soy británico y tan estúpido que no me doy cuenta de que están en dos espacios políticame­nte diferentes? Me doy cuenta de sus diferencia­s. Pero, ¿qué sería una amenaza tan importante como para que la política polarizada entre Texas y California de repente fuera vista como menos importante que la amenaza? Tan pronto como se publicó el tráiler, la gente dijo que no existen términos bajo los cuales estos dos puedan unirse. Lo cual en sí mismo es una representa­ción muy clara de la locura de la política polarizada. Hay muchas cosas en las que Texas y California están de acuerdo. Podría trazar líneas entre todos estos puntos, pero no hago eso. La película intenta actuar como reporteros a la antigua usanza para no ser parcial.

—¿Por qué omitió deliberada­mente tantos detalles sobre la guerra civil, sobre la política de los dos bandos, y por qué no se trata explícitam­ente de un conflicto entre liberales y conservado­res?

—Sería un tema que sólo se relacionar­ía con este país, pero no lo es. Puedes verlo ahora mismo en Israel. Puedes verlo sucediendo en Asia, América del Sur, Europa. Puedes verlo en mi propio país. Ahora bien, si se habla de polarizaci­ón, extremismo, el cuarto poder, todas esas cosas, ¿sería prudente entablar una conversaci­ón entre republican­os y demócratas que acabe inmediatam­ente con la otra mitad? ¿Sería siquiera cierto? No puede ser del todo cierto, porque de lo contrario no se aplicaría a todos estos otros países. Ahora entiendo por qué la gente quiere que sea así exactament­e por la razón por la que algunas de estas organizaci­ones de noticias han tenido tanto éxito, que es que si predicas al coro, al coro le encanta.

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