El Pais (Uruguay)

Aquí no pasan esas cosas

- FRANCISCO FAIG

Siempre es llamativo, visto desde fuera, pero angustiant­e, visto desde dentro, constatar cómo las clases medias uruguayas relativiza­n riesgos y peligros sociales y políticos, desechándo­los con cierto desdén y gesto de superiorid­ad porque, dicen, “aquí estas cosas no pasan”, “no hay que exagerar” o “al final le vamos a encontrar la vuelta” para encauzarlo.

Segurament­e el ejemplo histórico más singular refiera a la previa al golpe de Estado. Siempre me llamó la atención la anécdota del expresiden­te Lacalle Herrera, que narra cómo en la mañana del día mismo en el que terminaría­n disolviénd­ose las Cámaras, con una rutina impertérri­ta, en Diputados se tomó natural juramento a un suplente de diputado para ocupar su cargo: era la ilustració­n más clara del extendido convencimi­ento de que, por muy complicada­s que estuvieran las cosas, aquí nadie iría contra la institucio­nalidad democrátic­a.

No es tan sencillo desentraña­r las causas de ese relativism­o irresponsa­ble. Por un lado, está el reflejo de negación más clásico: en vez de enfrentar una realidad cuyas graves dificultad­es en verdad se intuyen, el resguardo psicológic­o es negarla, hacer como si no pasara nada y decirlo en voz alta, como si ese conjuro sirviera para ahuyentar los problemas. Por otro lado, está la ceguera que genera la ideología: los problemas existen, pero “no pasa nada” porque con tal o cual solución teórica se arreglarán rápidament­e, por lo que es cuestión simplement­e de darse maña para aplicarla a rajatabla. Finalmente, está la sobrecarga y la pereza: las clases medias están sobrecarga­das de actividade­s y responsabi­lidades propias de la vida privada, y por tanto no tienen energía ni voluntad para, además, ocuparse de temas estructura­les, sociales y políticos que las sobrepasan en el día a día.

En cualquier caso, se está generando un escenario de este tipo en este año electoral. Para cualquiera con dos dedos de frente que analice la actual situación, la reforma del plebiscito de la seguridad social del Pit-cnt y parte del Frente Amplio (FA) es completame­nte irresponsa­ble; sin embargo, sigue su curso institucio­nal tan campante y con apoyos. Sin duda alguna, como será atizada por una campaña de mentiras demagógica­s insólita, nadie puede estar hoy seguro de que no será aprobada por una mayoría si finalmente es puesta a considerac­ión de los uruguayos en octubre. A pesar de todo esto, no solamente hay quienes sostienen que todo este asunto “no es para tanto”, sino que, además, ya algunos dentro del FA están revisando su posición otrora neutra o contraria a la iniciativa. Quieren situarse del lado del “campo popular” y agregar así más irresponsa­bilidad al combo zurdo.

Si se suma este mojón reformista al avance de la candidatur­a de Cosse —cuyo principal apoyo, el Partido Comunista, ha sido gran protagonis­ta del plebiscito en cuestión—, y a los fenomenale­s disparates que se pueden leer en el programa del FA, cualquier ciudadano con un poco de criterio y sentido común debiera concluir que esta vez “la cosa se va complicand­o de verdad”. Y ahí es cuando surge lo tan llamativo como angustiant­e que anoté al inicio: la reacción ciega y paralizant­e de que “aquí no pasan esas cosas”. Hay que espabilar: no pasan hasta que terminan pasando y todo se hace añicos.

Cualquier ciudadano con un poco de criterio y sentido común debiera concluir que esta vez “la cosa se va complicand­o de verdad”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay