Cristina reaparece y lanza sus dardos a Milei
La expresidenta también se dirigió al propio peronismo
La expresidenta Cristina Kirchner reapareció ayer sábado en público en un acto en Quilmes, donde combinó duras críticas al gobierno de Javier Milei, a quien le reclamó un “golpe de timón” en la política de ajuste fiscal y un “plan de estabilización” económica, con un mensaje hacia el propio peronismo, al que llamó a dejar a un lado los enfrentamientos internos.
Lo hizo ante el gobernador Axel Kicillof y su hijo, el jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner, que están distanciados. “El presidente debe entender que tiene que dar un golpe de timón a esta política. Es muy dogmático, quiere acomodar la cabeza al sombrero”, sostuvo Cristina Kirchner desde un escenario en el que la acompañó la intendenta local, Mayra Mendoza. Desde allí, también reprochó a los dirigentes de su propio espacio que “van a los canales de televisión a putear a otros compañeros”.
Según pudo constatar el diario La Nacion, en el lugar, Kicillof siguió el discurso de Cristina con gesto adusto y no aplaudió cuando pidió no atacar a referentes del espacio. Aunque sí hizo un gesto de aprobación cuando la expresidenta pidió salir a discutir para “cambiar la vida a la gente” y “no agarrar el bastón de mariscal para dárselo en la cabeza a otro compañero”.
En la primera parte de su discurso, le habló directamente al presidente Milei. “Festejó el superávit del primer trimestre, pero no hermano, no tenés superávit, mirá todo lo que debés, no es cierto”, enfatizó. Y enseguida advirtió: “Este gobierno no tiene plan de estabilización”.
En ese punto, ponderó el plan Austral del alfonsinismo y la Convertibilidad del menemismo. “Por eso los economistas insisten tanto, porque tienen razón”, dijo.
Cristina Kirchner sostuvo que “el experimento anarco-capitalista”, como calificó a la administración libertaria, puso proa hacia una “economía de carácter extractivista, precapitalista”, que le “hace acordar a la Argentina del virreinato del Río de la Plata, donde se llevaban todas las riquezas de la colonia”. Agregó: “Siento como si estuviéramos en el juego de la oca y hubiéramos retrocedido hasta el punto de partida”.
REIVINDICACIONES. “Nadie desconoce la legitimidad de origen del presidente. Pero te puede haber votado el 60 por ciento, aunque si después, cuando sos gobierno, la gente se caga de hambre y no llega a fin de mes, de qué sirve eso”, dijo en tono coloquial. Y reivindicó el papel de las universidades, fue fueron respaldadas por una movilización masiva durante la semana.
La exvicepresidenta pidió luego que no la “jodan más con la cuestión de los modales”, en referencia a las críticas que también le hicieron desde el propio peronismo como un cuestionamiento a su conducción. “Andamos con la K a rastras, nos hacemos cargo de todo, de las buenas y de las malas”, dijo y reconoció que el gobierno del Frente de Todos no llegó a buen puerto. “Terminamos como terminamos, me hago cargo de eso”, reconoció.
En su mensaje interno, luego de pedir explícitamente a los dirigentes que “no vayan a los canales de televisión a putear a otros compañeros”, recriminó a su hijo Máximo sus críticas a las “clases magistrales”, en referencia a la extensión de los discursos de la expresidenta. “Les pido a los dirigentes que dejen de hablar pelotudeces”, enfatizó.
Antes, un detalle llamó la atención: en el momento que Kicillof entró al estadio, acompañado por su ministro de Hábitat, Andrés Larroque, hubo un canto unánime: “Cristina presidenta”. Los militantes lo repitieron una decena de veces. El gobernador levantó la mano, saludó y se acomodó entre los invitados especiales.
Kicillof llegó desde la Isla Maciel acompañado por los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Fernando Espinoza (La Matanza). Otros jefes comunales ya estaban en el lugar: Mariano Cascallares (Almirante Brown), Mariel Fernández (Moreno) y Julián Alvarez (Lanús).
“Si la gente se caga de hambre, de qué sirve (que hayan votado a Milei)”.
También pidió que los referentes de su espacio político no se atacaran.