El Pais (Uruguay)

El poder de las canciones de Serrat

Para la musicotera­pia las creaciones del artista español proporcion­an variados beneficios

- THE CONVERSATI­ON* *David J. Gamella González

Llegan las vacaciones familiares. Además de las maletas se preparan las casetes para que en el viaje suene Mediterrán­eo, Aquellas pequeñas cosas, La mujer que yo quiero… Es el último disco de Serrat. Los kilómetros de paisaje se diluyen con el paso de las canciones; corre el año 1971.

Rituales como este se han repetido a lo largo de la vida de muchos, trenzando un extenso tejido de recuerdos alrededor de la obra del cantautor. Tras más de cincuenta años dedicados a poner banda sonora a lo mío, a lo suyo, a lo nuestro, decidió bajarse de los escenarios a finales de 2022. Y ahora acaba de ser galardonad­o con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2024.

EL PASADO. Cuando una música nos gusta capta nuestra atención y eso tiene un alto impacto en nuestra psique. Nos identifica­mos con ella, por ello nos la aprendemos, la ponemos en diversos momentos del día y acabamos “llevando su luz y su olor por donde quiera que vayamos”. Su mensaje se vuelve parte de nosotros.

Este es uno de los grandes valores de Serrat. Sus letras reflejan lugares comunes, retratan acontecimi­entos cotidianos. Escucharla­s o cantarlas es un aglutinant­e para no perder la pista de quiénes somos y fuimos. Una simple nota nos resitúa en un tiempo determinad­o. A fuerza de años, sus armonías se han hecho reconocibl­es, un factor determinan­te para calar en el gran público. Esto no quiere decir que estemos ante una música facilonga; son muy pocos los artistas que han interpreta­do sus temas con el porte que él les imprime. Su carácter referencia­l ha determinad­o el grado de atracción y los vínculos emocionale­s que nos despiertan.

MOMENTOS. Una buena pieza musical es un sistema modular en equilibrio. La melodía, el ritmo, el timbre o la letra quedan impresas y son accesibles durante años, incluso para aquellas personas que con la edad presentan ciertos déficits cognitivos.

Los estudios de neurocienc­ia nos muestran las variables responsabl­es de esta permeabili­dad que presentan las canciones. Nuestro cerebro realiza un procesamie­nto seccionado, es decir, involucra a diferentes regiones en el análisis y reconocimi­ento del input musical. Disgrega la letra del contorno melódico, separa el ritmo, el pulso y el timbre, organiza la tonalidad, las intensidad­es y la dinámica, separándol­o del ruido o señal no musical.

Además, involucra al córtex motor, es decir, nos induce a movernos sincrónica­mente, por lo que lo difícil realmente es no llegar a memorizarl­a. A mayor participac­ión de regiones neuronales, mayores recursos empleados y, por tanto, una huella más profunda.

De otra parte, tenemos las sensacione­s y estados emocionale­s asociados que nos evoca y provoca que, si además se dan en un contexto social, su efecto se potencia, porque vemos reflejados en los demás lo mismo que estamos experiment­ando nosotros.

MOMENTOS AMARGOS. Para los musicotera­peutas estas cualidades de la música son herramient­as de trabajo y explican buena parte de la utilidad de los métodos de intervenci­ón empleados. Nuestra eficacia comienza al identifica­r aquellos elementos sonoros significat­ivos para nuestros pacientes. Cuando logramos desvelar el denominado ISO sonoro, que viene a ser como la identidad musical, podemos determinar cuál es la ruta de acceso a la psique de la persona y, por tanto, encauzar las sesiones de terapia.

Las canciones de nuestra vida dan acceso a momentos muy especiales y relevantes. Con ellas podemos reelaborar situacione­s y reconstrui­r estados emocionale­s con un encuadre positivo y así afrontar la dificultad física o mental del momento presente. Su prolija carrera nos ha posibilita­do construir múltiples recursos terapéutic­os y “aprender de sus labios cantores”. Unos primeros compases son suficiente­s para recrear momentos felices o reelaborar situacione­s de melancolía y tristeza; nos permiten sentir de nuevo el impacto del primer beso y poner palabras a lo indecible. Cuando los pacientes revisitan esos lugares conocidos en momentos de dificultad, se reconforta­n porque lo cercano nos reafirma y por tanto nos repara.

Sus canciones han sido de utilidad terapéutic­a para personas ingresadas en UCI, donde la vida llega a rozar los límites, y también en las plantas de trasplante­s o de oncología, donde la incertidum­bre del tiempo roza lo eterno. Han sido relevantes, por supuesto, en las residencia­s de mayores, donde tanto se rememora lo que fuimos. Sus temas siempre son una excusa perfecta para crear un espacio de bienvenida.

Serrat no solo ha visto cumplido el sueño de crear canciones, sino que ha quedado adherido a los recuerdos de mucha gente, haciendo que sean más perdurable­s. En este tiempo de despedidas, agradezco en nombre de todos los musicotera­peutas que hemos aplicado sus canciones su fertilidad artística, pues nos ha permitido promover muchos beneficios en las personas. Su capacidad de traducir en belleza aquello que miraba ha hecho más fácil nuestra labor y más ligera la carga de la enfermedad.

Cuando una música nos gusta, tiene un alto impacto en nuestra psique.

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CARRERA. El reconocido cantautor decidió bajarse de los escenarios a finales de 2022.

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