La sociedad del futuro
Abuelo inquieto | Montevideo
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La sociedad del futuro implica cambios importantes en los que se precisa ponerse de acuerdo dejando de lado las posiciones políticopartidarias extremas, e intentando definir temáticas básicas a encarar, con apoyo mayoritario de la sociedad.
En tal sentido, se debe recordar como enfoques indebidos el pasado de “la guerrilla” armada, encarada por quienes quisieron cambiar realidades de la sociedad con violencia, o instancias en que se desconocieron resultados de plebiscitos o referéndums en que se pronunció la ciudadanía. Este tipo de situaciones todavía impactan hoy en gran medida el derrotero habido en la vida del Uruguay de los últimos 60 años.
Las temáticas más relevantes en el consenso internacional incluyen aspectos tales como cambio climático, desigualdad económica y social, tecnología y empleo, salud pública, sostenibilidad y recursos naturales, migración y refugiados, ética y gobernanza, entre otros.
En general, se considera que las acciones a encarar suponen inversión en educación y formación para adaptarse a las nuevas realidades, desarrollo de infraestructuras resilientes (sistemas de alerta temprana, redes de transporte modernas), promoción de la equidad y de la inclusión (acceso a la educación, a la salud, al empleo), transición hacia una economía sostenible, fortalecimiento de sistemas de salud pública, fomento de la innovación tecnológica responsable (promoción de energías renovables, eficiencia energética, cuidado de recursos naturales, reducción de emisiones de gases de efecto invernadero), cooperación internacional y afines.
La preocupación debería alcanzar a todos los partidos políticos, que deberían ponerse de acuerdo en las acciones concretas a tomar en bien de la sociedad uruguaya y no en función de consideraciones de política partidaria.
Por supuesto que habrá diferencias en los enfoques: unos enfatizarán la importancia de la inversión privada, de la innovación empresarial, del mercado libre como motor del progreso, la incentivación de la inversión en tecnología y similares; otros promoverán impuestos progresivos, programas de protección social más amplios, una mayor intervención estatal en áreas de salud y educación, etc.
Pero no es cuestión de ver “quién grita más” sino de enfocar los problemas con visión de país y de futuro de las nuevas generaciones.