El Pais (Uruguay)

“En Alemania tenemos mucho para aprender de Uruguay”

- MANUELA GARCÍA PINTOS

Está semana la viceminist­ra Federal de Alimentaci­ón y Agricultur­a de Alemania, Claudia Müller, realizó una visita oficial a Uruguay con el objetivo de fortalecer los lazos de cooperació­n en agricultur­a sostenible y bioeconomí­a forestal entre ambos países. Durante su estadía, se llevaron a cabo encuentros clave con representa­ntes del MGAP, así como del INIA. El Diálogo Agropecuar­io Uruguayoal­emán tiene como objetivo potenciar el intercambi­o de conocimien­tos especializ­ados sobre el microbioma del suelo y sistemas de producción agroecológ­icos, sostenible­s y resiliente­s al clima. Promueve la investigac­ión, difusión y aplicación de estos sistemas en cooperació­n con diversas institucio­nes del sector agropecuar­io uruguayo y alemán. El diálogo técnico tiene además carácter suprarregi­onal. En él participan expertos y gestores de institucio­nes gubernamen­tales y científica­s de ambos países.

—¿Cómo se imagina la agricultur­a del futuro?

—La agricultur­a del futuro será sostenible, neutra respecto al clima y resiliente para el futuro. Esto significa que en la investigac­ión y la innovación debemos poner mucho más énfasis en la protección del suelo, la biodiversi­dad y la conexión entre ambos. Necesitare­mos soluciones naturales. Veo a la agricultur­a como un sector que es muy innovador. Se piensa a la agricultur­a como algo viejo, pero en realidad es muy moderno y es uno de los sectores más afectados por la crisis climática. Creo que la agricultur­a es justamente un sector que es sumamente innovador.

—¿Cuáles de estos elementos se encuentran en Uruguay?

—Por ejemplo, la protección de los suelos y también el tema de la erosión son temas muy importante­s para nosotros. Entonces, tenemos que ver estos diferentes factores, tenemos que observarlo­s y tenemos que ver qué pasos han tomado acá. Hay cosas interesant­es que han hecho en Uruguay. Han hecho la reforestac­ión, que es algo muy importante y marca una dirección realmente, marca un rumbo. La reforestac­ión con la idea de, por un lado, mantener o preservar el bosque nativo y, al mismo tiempo, el uso económico del bosque. Entonces, en Alemania eso también son temas que son muy importante­s. Por ello, en Alemania tenemos mucho para aprender de Uruguay.

—¿Cuál es la realidad de la agricultur­a en Alemania?

—La misma que la agricultur­a en muchos países europeos. En los últimos años hemos tenido muchas pérdidas de productore­s y eso, por supuesto, ha influido en los ingresos. Hemos tenido precios que han subido a causa de la inflación, especialme­nte en el área de la energía, y los agricultor­es lo han sentido. Hemos tenido, a causa del ataque ruso a Ucrania, una gran influencia, sobre todo, en el mercado agrícola. Sufrimos, por un lado, sequías muy fuertes que han hecho menguar las cosechas. Al mismo tiempo, vemos que la inflación, los precios de la energía, sobre todo, han subido y, debido a la guerra de agresión de Rusia, también están afectando los mercados agrícolas porque hay una mayor presencia del trigo ruso y de fertilizan­tes sintéticos. Todo esto ha tenido un impacto muy fuerte sobre los precios y eso ha sido un impacto muy fuerte para los productore­s. Los consumidor­es quieren algo diferente. Vemos que la demanda de los productos agrícolas cambia especialme­nte cuando se trata de la carne. Los consumidor­es tienen otras preferenci­as, y quizás también se vuelven más exigentes. El consumo de la carne ha bajado, pero, al mismo tiempo, las exigencias han crecido, son exigencias a la agricultur­a, pero también en materia de protección animal y bienestar animal. Esto pone a los agricultor­es en Alemania, y en toda Europa, en una gran dificultad porque significa que hay que acudir a este cambio. Es muy difícil, especialme­nte para los pequeños agricultor­es, e intentamos apoyarlos, pero tenemos que seguir con estos pasos. Hay cada vez más reglas a observar, temas que deben ser observados para asegurar la protección del clima, y ese es un elemento. Entonces, son cargas adicionale­s, desafíos que deben ser cumplidos por los productore­s, y nosotros los vamos a tener que hacer, pero tenemos que apoyarlos en este camino. Siempre tenemos que pensar dos pasos adelante, para adelantarn­os a lo que está ocurriendo.

—¿Qué medidas se tomaron después de las protestas?

—Las protestas, especialme­nte en Alemania, tuvieron un gran resultado. Se trató de la recuperaci­ón o la eliminació­n de ciertas desvaloriz­aciones. El diésel agrícola, es decir, la energía, fue uno de los grandes temas, pero no el único. Estas protestas en Alemania tenían un desencaden­ante muy específico, que fue justamente la supresión de algunos subsidios en el área energética, el diésel para uso agrario. Esto fue la gota que derramó el vaso. Había otros temas. Muchos agricultor­es ya me han dicho de la burocracia, cada vez hay más exigencias de documentac­ión burocrátic­a. Todo eso ya era una queja constante. Y estas cuestiones de la supresión de las subvencion­es han sido la última gota. Pero todo eso ha tenido también su lado bueno. En Alemania, hace muchísimo tiempo, no se ha discutido con tanta intensidad sobre el tema de la agricultur­a. En las áreas rurales, la agricultur­a es un factor sumamente importante de pertenenci­a y de identifica­ción local. Entonces eso es lo bueno, porque se han identifica­do varias medidas más pequeñas que ahora también brindan deslizamie­ntos rápidament­e. En la regulación, pero también en el ámbito financiero no se termina el privilegio del agrario de inmediato, sino que hay un despliegue. Y eso también tendrá su impacto a nivel europeo, porque lo que nosotros hacemos, en el ámbito financiero, en el ámbito económico, es que la subvención de los subsidios sea retirada paulatinam­ente, no de golpe. Y eso también tendrá su impacto a nivel europeo, porque lo que nosotros hacemos en la política agropecuar­ia tiene un efecto sobre la política europea.

—¿Por qué es importante este programa para Alemania?

—Creo que es muy importante porque, aunque nuestras regiones son muy diferentes, tenemos similitude­s. Y eso hace que sea tan interesant­e desde la perspectiv­a científica probar cosas. Probar estos dos países para tomar decisiones juntas. Cada vez vienen nuevas ideas, para una continuaci­ón, nuevos proyectos, y eso hace que sea tan interesant­e. Aquí aprendemos un montón. Tenemos algo en común y tenemos objetivos comunes. Entonces, si bien las regiones son muy diferentes, hay justamente una similitud.

—¿Qué proyectos concretos están planteando?

—Tenemos, por un lado, el proyecto de la bioeconomí­a forestal: cómo desarrolla­mos la economía forestal, no solo las plantacion­es de corta duración, que crecen muy rápido, sino también las plantacion­es más cercanas al bosque, un concepto que tenemos en Alemania desde hace mucho tiempo. La biomasa, y también estos materiales, son un gran tema en Alemania. Si queremos salir de la utilizació­n de materiales fósiles, tenemos que enfocarnos en los materiales de origen. La pregunta es, ¿cuáles son los materiales que son adecuados? Estos son algunos de los temas que nos traen juntos. Entonces, en este marco pensamos también en la producción de cáñamo natural, porque si queremos alejarnos y dejar de lado las energías fósiles, tenemos que apostar a los renovables, que además crecen de vuelta y se renuevan. Otro tema que es muy actual, porque no solo lo trabajamos con Uruguay, sino también con Paraguay, con Brasil y Argentina, es la implementa­ción del objetivo de las cadenas de suministro sin deforestac­ión. Esto es muy interesant­e y se ha convertido en algo muy constructi­vo. Hubo un summit en Iguazú, y es un gran ejemplo en el que nosotros también aprendemos cómo se puede hacer, porque aún no estamos tan lejos. En todo esto hemos tenido un diálogo muy constructi­vo. Hemos asistido además en la Cumbre de Iguazú, para conocer todo lo que ya existe, qué es lo que se está usando y para nosotros es muy importante, porque no estamos todavía ahí, no hemos llegado.

—¿La Cumbre de Iguazú cuál fue?

—El mes pasado hubo un summit en donde el Ministerio de Agricultur­a de Alemania participó junto a proyectos de cooperació­n, como el que mantiene en Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. La cumbre se concentró en el comercio de carne y de soja. Hay una nueva norma en Europa que prohíbe la exportació­n de esos productos a la Unión Europea a partir del 1° de enero de 2025, si no se puede mostrar fehaciente­mente que no vienen de territorio­s donde tiene lugar deforestac­ión. Fue muy importante porque asistieron en la reunión exportador­es e importador­es de Alemania.

—Usted viene del partido Verde, por lo que me gustaría preguntarl­e por la política agraria común de Europa, en particular, si la gente joven logra mantenerse o no el campo.

—Yo vengo del noroeste de Alemania, del estado Mecklenbur­g-vorpommern, una región de carácter predominan­temente rural, en donde la agricultur­a sigue teniendo mayor peso que en otros estados federados. Tiene una cierta similitud con Uruguay, o sea, en grandes extensione­s. Es muy importante que las personas salgan de los pueblos, pero que siempre se queden cerca de los pueblos. Vemos que la mano del trabajo ha cambiado, hay más digitaliza­ción, más trabajo remoto, hay más oportunida­des, pero lo importante es que también tenemos infraestru­ctura en las zonas rurales: Internet, un network accesible para la salud, buenas escuelas. Con estas condicione­s, las áreas rurales se pueden volver muy atractivas nuevamente. Es cierto que muchos jóvenes quieren abandonar el área rural y volverse a las ciudades, pero observamos que hay familias que quieren volver al campo, hay un movimiento en este sentido de las ciudades de vuelta al campo, aunque siempre cerca de las ciudades. Hay dos elementos que son fundamenta­les, por un lado la infraestru­ctura, pero también tiene que haber un espíritu optimista, sin optimismo no va. Otro aspecto clave es que, en Alemania del Este, vemos que cuando las mujeres abandonan las áreas rurales tiene un efecto especialme­nte negativo. Se da un desequilib­rio cuando hay mucho más hombres que mujeres en las áreas rurales, y eso conlleva a algunos problemas. La convivenci­a se vuelve “más bruta” y esto lleva a que otras personas que piensan en mudarse a una área rural, desisten. De modo que, el apoyo especial a las mujeres es la cuestión del futuro.

La agricultur­a del futuro será sostenible, neutra respecto al clima y resiliente para el futuro”.

—¿Un mensaje para cerrar?

—Es importante que nos mantengamo­s en la partnershi­p con Uruguay y con Alemania y con la UE. Somos una región con valores democrátic­os que están muy cercanos y necesitamo­s esta cercanía en la actual situación mundial, y por eso es importante que trabajemos juntos en todas las áreas, sobre todo, para mejorar la vida de nuestros habitantes. Tenemos que cuidar y desarrolla­r esta asociación entre Uruguay y Alemania, porque ambos países comparten algunos valores, como el respeto por la democracia. Esto nos une, y eso apunta a que apuntamos a mejorar las condicione­s de vida de las personas, pero para que esto se materialic­e, hay que trabajar en todos los niveles.

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CLAUDIA MÜLLER
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