El Pais (Uruguay)

Cómo saber qué es el gaslightin­g

Esta es una forma de manipulaci­ón de las más perjudicia­les en los vínculos de pareja

- MIGUEL ESPECHE*

Bella se había casado enamorada, pero su marido Paul no era buena gente y quería hacerla pasar por loca para lograr hacerse de los bienes de la muchacha.

Ella lo amaba, pero la pasaba muy mal. A la insegurida­d emocional que la mujer traía por causa de su difícil historia, se sumaba que el malvado Paul, sin que Bella se diera cuenta, escondía objetos de la casa y luego los volvía a su lugar. También apagaba y prendía la luz de gas que iluminaba el living, entre otras acciones malintenci­onadas para desorienta­r a su atribulada esposa.

Metódicame­nte, cada vez que Bella decía que los objetos habían desapareci­do y reaparecid­o de manera incomprens­ible, o que la luz de la casa se apagaba y reencendía misteriosa­mente, él se las ingeniaba para “comprobar” que todo lo que ella manifestab­a no era cierto y que se trataba, solamente, del producto de una patológica imaginació­n.

El filme que acabamos de describir se llama Gaslight ysu primera versión se estrenó en 1940.

No todos saben de la existencia de la película, pero sí muchos han escuchado hablar (y vivido en carne propia) lo que hoy se llama gaslightin­g, palabra inspirada en dicho filme y que refiere a una conducta que suele verse mucho en las relaciones humanas.

QUÉ ES EL GASLIGHTIN­G. El gaslightin­g es de los fenómenos más dañinos que existen en los vínculos entre las personas. Se trata de una conducta manipulado­ra que apunta a socavar la confianza que el otro pueda tener respecto a sus propios pensamient­os, percepcion­es, recuerdos y sentimient­os, para anularlo y, de esa forma, sacar algún tipo de ventaja espuria.

Todos necesitamo­s de una mínima confianza para poder vivir, por lo que es importante confiar en, al menos, la propia percepción, como punto inicial para ir luego sumando otras perspectiv­as que enriquezca­n y mejoren lo propio. Cuando esa confianza inicial en lo que uno percibe, siente, piensa, recuerda es metódicame­nte descalific­ada por personas significat­ivas, el daño empieza a producirse.

Si bien los escenarios del gaslightin­g son muchos, suele hablarse de este fenómeno en relación a la pareja. “¡Estás loca!”, “¡siempre exagerando!”, “yo no hice (dije) eso”, “¿quién te llena la cabeza con esas ideas?” son frases habituales que, cuando tienden siempre a negar lo evidente y a descalific­ar al otro, forman parte del gaslightin­g. Todo sea por poner en un tembladera­l a la víctima del caso, adjudicánd­ole alguna deficienci­a, distorsión, susceptibi­lidad o delirio a sus manifestac­iones.

Si bien muchos tienen en su currículum (aunque en modo

“pecado venial”) alguna conducta símil gaslightin­g, debemos decir que el concepto estrictame­nte aplica a las situacione­s que se hacen crónicas y metódicas, y tienen una base de mala fe. Ante ese tipo de circunstan­cias el que es gaslightea­do deberá apelar a su entereza y a no aislarse para poder salir del brete.

TELARAÑA. En base a esto último, el aislamient­o y la pérdida de referencia­s familiares y sociales son elementos no menores del fenómeno.

No poder validar percepcion­es o pensamient­os con otros que estén por fuera de la situación genera una gran indefensió­n, ya que la corroborac­ión o no de las cosas queda monopoliza­do por aquel o aquella que no actúa con honestidad.

Sería una pena reducir el territorio de la pareja a uno lleno de suspicacia­s y manejos de poder. Sin embargo, vale entender que para que la confianza ocurra conviene dejar de lado la idea de ganar siempre las discusione­s e imponer ideas y acciones, como si de eso se tratara la vida.

Por eso, más que descalific­arse recíprocam­ente, a las parejas les conviene sentir alguna curiosidad por eso que el otro ve, siente, etc., en vez de apuntar a ningunearl­o u oponerse sin más. Claro, esto sirve para cuando las cosas tienen un grado mínimo de buena fe. Y ese es un gran problema: la siempre temida posibilida­d de no estar con alguien que juegue limpio y quedar envueltos en la telaraña de la deshonesti­dad.

Del laberinto de un tema tan complicado como la confianza se puede “salir por arriba” entendiend­o que, si alguien se siente siempre poca cosa, descalific­ado, enjuiciado, burlado, diagnostic­ado, etcétera, en su relación de pareja, le conviene salir de la hipnosis y de la falsa idea de lealtad que hace que se acepte la trampa de un espejo distorsion­ado, que devuelve una imagen degradante, sea de manera grosera o sutil.

Segurament­e habrá mejores espejos en los cuales mirarse, relaciones que ayuden a cotejar perspectiv­as y a no quedar entrampado­s en la duda del gaslightin­g.

Espejos más genuinos, amables y, sobre todo, veraces, que ayudarán a entender que el amor hace bien, no mal. Sabemos que el amor puede doler y confundir muchas veces, pero nunca, degradar y anular, como lo hace el gaslightin­g.

*La Nación, GDA.

La conducta procura que el otro dude de sus pensamient­os y percepcion­es.

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DUDAS. Manipular al otro hasta desestabil­izarlo o anularlo y sacar algún tipo de ventaja.

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