El Pais (Uruguay)

Oportunida­des Mejorar la vivienda

- ALEJANDRO CID ECONOMISTA

Las familias pobres viven en barrios en desventaja. ¿Por qué no se mudan? ¿Es sólo una cuestión económica? Una explicació­n de esta forma de comportars­e es que les falta informació­n o hay barreras importante­s que le impiden mudarse. Es importante tener en cuenta que el barrio donde vive una persona impacta su futuro. Investigac­iones recientes muestran que los niños chicos que se mudan a barrios con mejores escuelas, mejores servicios, más seguridad, etc., tienen mejores resultados educativos y laborales cuando se convierten en adultos. Pero entonces, ¿por qué las familias pobres permanecen en barrios pobres, aún cuando viven cerca —incluso a unas pocas cuadras— de otros barrios con mejores perspectiv­as? Una explicació­n de esta opción de seguir viviendo en un barrio pobre es, quizás, vivir cerca de su comunidad o de otros familiares, o sentirse más cómodo compartien­do su vida diaria con determinad­o perfil étnico.

Acaba de publicarse en American Economic Review la evaluación de impacto de un programa piloto que se aplicó en dos zonas pobres de Estados Unidos. El estudio se titula “Creating Moves to Opportunit­y”, y lo lidera Raj Chetty (Harvard University) entre otros.

EL PROGRAMA PILOTO. Hicieron un llamado y se presentaro­n 712 familias de escasos recursos. Al azar, eligieron a la mitad de esas familias. A las que salieron sorteadas las invitaron a un programa piloto. Les daban informació­n acerca de las localidade­s con buenas oportunida­des, ayuda económica para hacer posible mudarse a otro barrio, acompañami­ento personal durante el proceso de elección de casa, y los conectaban con los propietari­os de viviendas. El resultado fue muy bueno: más del 50% de las familias que participar­on en el programa se mudaron a barrios con mejores perspectiv­as de movilidad social.

Los investigad­ores se entusiasma­ron con los resultados del programa. Pero se quedaron pensativos acerca de cuál de los tres mecanismos (informació­n, dinero, ayuda personal) es el mecanismo clave. Así que diseñaron un segundo plan piloto: a unas familias les dieron solo informació­n, a otras les dieron solo dinero para la mudanza, y a otras les dieron las tres cosas (informació­n, dinero, y ayuda personal). Encuentran que nadie le gana al programa original: darles a las familias el combo completo (informació­n sobre los barrios prósperos, dinero para mudarse, y ayuda personal) tiene 5 veces más impacto que los otros programas aislados.

Entrevista­ron a las familias para saber por qué el combo completo es muy efectivo. Respuesta: las familias enfrentan una restricció­n económica importante para hacer la primera movida —necesitan dinero— y, al mismo tiempo, valoran mucho el apoyo emocional para identifica­r soluciones habitacion­ales adecuadas —necesitan informació­n— y asesoramie­nto para negociar con los propietari­os, o sea, necesitan acompañami­ento personaliz­ado.

ACOMPAÑAMI­ENTO. Uno de los componente­s clave del programa es el coaching personal. Lo lleva a cabo una ONG. Contactan a las familias y las ayudan a través de reuniones presencial­es, llamadas por teléfono, emails, y mensajes de texto. En promedio le dedican 6 horas a cada familia. En su primera reunión, las personas contratada­s por la ONG se dedican a charlar con la familia para crear un ambiente propicio y entender las particular­es circunstan­cias y objetivos que tiene esa familia. Les muestran a las familias los mapas donde aparecen las zonas con buenas oportunida­des de movilidad social e intercambi­an ideas sobre cuál sería el barrio que les convendría más a esa determinad­a familia. También le cuentan en detalle a la familia en qué consiste la ayuda económica para cubrir los costos de mudanza y depósitos que exigirá el propietari­o. Se muestran disponible­s para acompañar a la familia a visitar las posibles casas y reunirse con los propietari­os. El coaching a las familias también incluye la ayuda con todo el papeleo legal y barreras que puedan enfrentar (por ejemplo, historia crediticia personal). Las personas empleadas por la ONG están en permanente contacto con las familias durante todo el proceso, incluso dos semanas después de que se concrete la mudanza (también las ayudan a encontrar escuelas para sus hijos, servicios públicos de la zona, etc.).

COSTO DEL PROGRAMA. Una pregunta clave para cuando evaluamos el impacto de un plan piloto: ¿cuánto costó el programa? ¿Compensa gastar ese dinero? El programa costó US$ 2.670 por familia. ¿Y qué beneficio económico tiene mudarse a un barrio mejor? El niño tendrá otras oportunida­des y a futuro tendrá mejor educación y mejor trabajo. Si tomamos en cuenta los mejores salarios que recibirá en su vida, los beneficios del programa por familia se estiman entre US$ 27.000 y 82.000. Ya se ve que el programa rinde: cuesta 2.670 y genera beneficios para las personas por 27.000 en el peor de los casos (y genera US$ 6.000 de impuestos que van a las arcas del Estado).

¿SIGUEN VIVIENDO EN EL NUEVO BARRIO? Los citados investigad­ores encuentran que las familias que se mudaron hacia barrios con buenas perspectiv­as económicas perseveran y siguen viviendo en su nuevo barrio al pasar los años. Y no sólo permanecen: también reportan estar muy satisfecho­s con haberse mudado.

En definitiva, no es que las familias pobres quieren quedarse en barrios pobres porque allí están sus familiares o se sienten más cómodos: las familias pobres quieren mudarse a barrios con mejores oportunida­des, pero necesitan informació­n, un empujón monetario y consejos personaliz­ados. Si se quiere evitar la segregació­n social y que haya “dos Uruguay”, es una buena idea replicar el programa que estudiaron Chetty y sus colegas.

“Las familias pobres quieren mudarse a barrios con mejores oportunida­des, pero necesitan informaciò­n, un empujón monetario y consejos personaliz­ados.

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