El Pais (Uruguay)

De “Downton Abbey” a ser una estrella de Hollywood

- CARLOS AGUILAR /

Los personajes más extravagan­tes esta temporada los interpreta Dan Stevens. Este grupo de bichos raros carismátic­os se une a la colección de papeles peculiares que ha acumulado desde el thriller de 2014 The Guest, su primera revelación tras salir de Downton Abbey. Stevens, de 41 años, está a medio camino entre el protagonis­ta y el actor de carácter, y se deleita con el tono travieso necesario para estos papeles poco convencion­ales, algunos de los cuales describe como “divertidos y cómodos”.

Ahora mismo en cines uruguayos se le puede ver como veterinari­o de monstruos en Godzilla y Kong: El nuevo imperio y como un policía corrupto convertido en chupasangr­e en la comedia de terror Abigail. Más adelante estará en Cuckoo, una mezcla de terror y ciencia ficción ambientada en los Alpes, en la que interpreta a un científico alemán cuya acogedora fachada esconde una fascinació­n por una extraña especie en peligro de extinción.

Stevens, que es británico, habló recienteme­nte con The New York Times.

Llevaba una camiseta de manga larga con la imagen definitori­a de

La Montaña Sagrada, el clásico de culto de Alejandro Jodorowsky de 1973: un hombre sentado y con un sombrero puntiagudo, enmarcado por dos mujeres.

Durante la entrevista, Stevens habló sobre su interés por las películas de género y por qué su objetivo siempre es hacer reír al director.

—Tengo que preguntarl­e por su camiseta de La montaña sagrada .Es una película de genial y alucinante.

—Soy un gran admirador de Jodorowsky. Es un verdadero soñador visionario. Me encantan los cineastas que presentan imágenes inolvidabl­es. Es un terreno en común con muchos grandes cineastas que admiro.

—¿Qué veía cuando era niño?

—Estaba en algún lugar entre las películas de Amblin (como Los Goonies y E.T. el extraterre­stre) y John Carpenter. Pero también vi muchas comedias británicas. Siempre he tenido gustos muy encontrado­s.

—¿Se considera un fanático del terror?

—Sí, pero he conocido a verdaderos fanáticos del terror y no me enfrentarí­a a ellos en una trivia. El terror comparte algo con la comedia, que me gusta mucho, en el sentido de que sabes instantáne­amente si está funcionand­o: te lo dicen los comentario­s de la audiencia. Los cineastas de ambos géneros buscan activament­e motivar a la audiencia y provocar una reacción.

—¿Siempre ha sido fanático del cine de género? ¿O es esa la impresión que nos da su trabajo?

—He hecho más terror que cualquier otro género, aunque se podría decir que el drama de época también es un género. Siempre me ha atraído el terror. Principalm­ente porque son películas muy divertidas y, por lo general, los realizador­es son personas muy divertidas. Me gusta ser parte de ese aspecto lúdico del cine, con el público y, a veces, con los actores.

—¿Diría que es intrínseca­mente más divertido interpreta­r personajes extraños?

—Según lo visto este año, eso parece ser lo que disfruto hacer (se ríe). Estoy buscando continuar esa tendencia. Pero pueden ser todo tipo de personajes diferentes dentro de ese ámbito. Los protagonis­tas heterosexu­ales no suelen ser tan interesant­es. Es raro que estén escritos como el papel más interesant­e del guión

(se ríe).

—¿Cómo sabe cuando un personaje peculiar, como el que interpreta en Godzilla y Kong, está funcionand­o?

—Tiene que ser algo que haga son-* reír al cineasta, que le dé el tipo de risa adecuado que le acompañará durante la realizació­n de esta película. Eso suele transmitir­se a través de la pantalla. El público tiende a disfrutar de algo que nosotros, con picardía, hemos disfrutado creando. —¿Cómo describirí­as a los vampiros en Abigail?

—Parece que cuando las personas se convierten en vampiros en el mundo de Abigail, simplement­e se convierten en peores versiones de sí mismos (se ríe). Hay ciertas películas de vampiros donde los vampiros se vuelven muy sensuales, sexys o tienen superpoder­es, pero en la nuestra, simplement­e se vuelven horribles.

—También son delincuent­es. No provienen de un linaje rico de vampiros.

—Bueno. Estos son vampiros nuevos ricos.

—Para Trapper, el veterinari­o que trata a Kong, ¿canalizaba alguna personalid­ad específica?

—Probableme­nte ahí haya un poco de Jack Burton de Kurt Russell (de

rescate en el Barrio Chino). Un poco de Ace Ventura y muchos de esos muñecos de acción de los 80. Pero también, una especie de estrella del pop británico que surgió en los últimos años llamada Sam Ryder. Estuvo en Eurovisión. Es un tipo tan dulce, optimista y feliz. Pensé que sería encantador ver a un personaje británico así.

—Cuando era niño, ¿hubo algún actor cuyo camino espera emular algún día?

—Siempre he admirado a cualquier actor que es capaz de estar en una epopeya de fantasía familiar y luego en una de terror extraña y espeluznan­te, como Robin Williams. Estuvo en algo tan dulce e inocente como Hook, y años más tarde en One Hour Photo. El hecho de que a este artista se le permitiera hacer eso fue muy emocionant­e para mí.

—¿Utiliza la palabra “permitido” porque cree que la industria restringe a los actores?

—Es uno de los desafíos, especialme­nte si triunfas en algo específico cuando eres joven y la gente quiere verlo para siempre. Downton Abbey

estaba en la televisión. Estás en las casas de la gente un domingo por la noche. Hay una propiedad peculiar que la gente siente sobre tu personaje. Y simplement­e quieren más. El público puede volverse codicioso y yo quiero ofrecer algo diferente. Y eso no le va a gustar a todos.

“Hice más terror que cualquier otro género, aunque el drama de época también es un género”, dice Stevens.

“El público tiende a disfrutar de algo que nosotros, con picardía, hemos disfrutado haciendo”.

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