El Pais (Uruguay)

Duelo al sol

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Este título del western que dirigió King Vidor en 1946, podría ser una buena síntesis de la polarizaci­ón frenteampl­ista entre los precandida­tos Yamandú Orsi y Carolina Cosse. El enfrentami­ento se está dando de forma más o menos solapada pero dramática.

En la superficie, Orsi y Cosse comparten escenarios e intercambi­an elogios, pero hay canales de comunicaci­ón paralelos donde tanto amor y paz se enturbian en demasía.

Mientras las entrevista­s muestran a Orsi generalmen­te dubitativo e inseguro en temas cruciales a los que responde con un invariable “lo tenemos que pensar”, Cosse comunica de manera contundent­e, apelando a lugares comunes populistas y generaliza­ciones útiles para atraer incautos: “al gobierno le falta rumbo” es uno de los casetes a los que más pone “play” en cada declaració­n.

Esa efectivida­d comunicaci­onal —fundamenta­lmente basada en la simplifica­ción del discurso y la repetición de eslóganes— contrasta con la de su adversario interno, que en las últimas semanas ha sacado un excesivo jugo del victimismo por la denuncia falsa de Romina Papasso.

En esa historia la moraleja debió centrarse en los flancos injustos que deja al descubiert­o la ley de violencia basada en género, con su abolición de la presunción de inocencia y sus tentadoras recompensa­s económicas a quienes hacen denuncias. Una inequidad que se llevó puesto al exdiputado comunista Gerardo Núñez y que estuvo a punto de derribar a Gustavo Olmos, si no hubiera sido porque su denunciant­e se abstuvo de llevarlo a la justicia y la denuncia quedó en nada en el inefable tribunal de ética frenteampl­ista.

En vez de eso, Orsi se centró en que los desvaríos de Papasso fueron un plan macabro del oficialism­o, repitiendo así la hipótesis que han lanzado Luis Costa Bonino y Esteban Valenti: hay allí un abismo que solo sirve al precandida­to para conmover a sus fanáticos, pero que le ahuyenta a los electores pensantes.

Para colmo, Orsi tuvo en estos días la idea insólita de mostrar como responsabl­es de su equipo de seguridad nada menos que a Mario Layera y Gustavo Leal, dos indudables “herederos de Bonomi”, al decir del colorado Andrés Ojeda, con quienes “los chorros se sentirán en Disneyland­ia”, según el nacionalis­ta Luis Calabria.

Esta acumulació­n de pasos en falso del supuesto favorito en la interna del FA explican en parte la salida desesperad­a de Lucía Topolanski emprendién­dola contra Cosse con munición gruesa, reeditando un exabrupto que ya había lanzado el expresiden­te Mujica semanas atrás.

En comunicaci­ón política hay una verdad incontrast­able: si sale un ícono partidario a despedazar a una precandida­ta, esto solo puede entenderse como un manotazo de ahogado. El líder nunca critica al que está abajo y, si lo hace, termina generando en realidad un efecto contrario: lo fortalece. No es casual entonces que las encuestas estén verificand­o un crecimient­o de Cosse y que el olfato popular las confirme ampliament­e.

¿Hay que suponer que ella es mejor candidata o está mejor preparada que él? En absoluto. Es que simplement­e Cosse está trabajando para ganar, y Orsi no para de defraudar expectativ­as.

En tal contexto, la indefinici­ón de Cosse acerca del plebiscito del Pitcnt le resulta, incluso, gananciosa: mientras su asesor directo en temas económicos, Pablo Ferreri, tranquiliz­ó al sector académico y empresaria­l rechazando la disparatad­a iniciativa, su otro asesor Daniel Olesker subió las cajas de papeletas al camión hacia la Corte Electoral, entusiasma­do, y el Partido Comunista que sostiene a Cosse amplió a más de 400.000 su base de datos de potenciale­s electores. Es obvio que a Cosse le conviene patear esta pelota lo más para adelante que le resulte posible, aunque esta decisión, como es habitual en las de ella, sea perjudicia­l para el futuro del país.

Se equivocan los coalicioni­stas que festejan por adelantado un eventual triunfo de la intendenta en la interna del FA. También festejaban los blancos y colorados que en las de 2009 Mujica le había ganado a Astori, suponiendo erróneamen­te que el dirigente tupamaro sería derrotado en las elecciones.

Las dinámicas de decisión electoral son complejas y no dependen siempre de los prejuicios contra ideologías o personas. La verdad es que Orsi no está preparado para presidir el país, y Cosse está muy preparada, pero no para esto, sino para privilegia­r sus ambiciones personales.

Esa incómoda disyuntiva debería hacer reflexiona­r a los frenteampl­istas moderados, y animarlos a cruzar a la vereda de la Coalición Republican­a, que es la de la responsabi­lidad y las certezas.

En la superficie, Orsi y Cosse comparten escenarios e intercambi­an elogios, pero hay canales de comunicaci­ón paralelos en donde tanto amor y paz se enturbian en demasía.

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