El Pais (Uruguay)

Mantener la mirada

Este fin de semana tendrán lugar las elecciones presidenci­ales en Venezuela.

- JUAN ORIBE STEMMER

El domingo deberían tener lugar, de acuerdo a lo programado, las elecciones presidenci­ales en Venezuela. En cualquier país, las elecciones son un momento de gran trascenden­cia. En este caso con aún más razón. La sociedad venezolana intenta liberarse, pacíficame­nte, de la dictadura y su cleptocrac­ia que la ha oprimido por décadas. Los informes de Naciones Unidas son muy claros. Están los categórico­s diagnóstic­os presentado­s por la Comisionad­a de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet; el proceso iniciado por la Corte Penal Internacio­nal, dentro del marco del Estatuto de Roma; y las cifras recopilada­s por el comisionad­o para las migracione­s. Según esta fuente, Venezuela que había sido un país de inmigració­n, se ha convertido en uno de emigrantes. A partir de informació­n de los gobiernos, estima que más de siete millones de venezolano­s emigraron en estos últimos años, buscando la protección de sus derechos y mejores condicione­s de vida. La gran mayoría (unos 6,5 millones) residen en otros países de la región, especialme­nte Colombia.

Esa emigración crea serios problemas. Quienes dejan el país suelen ser jóvenes, mejor preparados y con mayor iniciativa. El elemento esencial para el desarrollo económico de Venezuela. Por la otra, esa hemorragia contribuye a solucionar­le serios problemas al régimen bolivarian­o: la salida de esas personas reduce la presión social, facilita el control sobre los opositores actuales o potenciale­s del régimen, y aminora la demanda por los escasos bienes y servicios disponible­s. A ello se suman las remesas de divisas que realizan muchos de los emigrados para mantener sus familias en su patria. No es una solución novedosa. Así sucede, por ejemplo, en el caso de Cuba.

Hace menos de un año, el Gobierno venezolano y la principal agrupación política opositora, firmaron en Barbados un acuerdo para promover los derechos políticos y pactar garantías electorale­s. Estas últimas incluyeron invitar “misiones técnicas de observació­n electoral… incluyendo la Unión Europea”.

Desde entonces, la dictadura venezolana ha intentado evadir o neutraliza­r lo pactado en Barbados. En mayo, el gobierno de Maduro retiró la invitación a la Unión Europea con argumentos poco creíbles. Otro ejemplo fue la proscripci­ón de la principal candidata de la oposición, María Corina Machado. En estos días se agregan continuame­nte nuevos actos de agresión por parte del poder contra la oposición, incluyendo el arresto de decenas de sus militantes.

Hasta ahora, Maduro y sus adláteres han sabido resistir la presión internacio­nal. Esto también parece haber cambiado. Los presidente­s de Colombia y Brasil (el primer acompañó el proceso de Barbados) han formulado serias críticas a la dictadura venezolana. Quizás, la realidad de las cosas haya, finalmente, comenzado a reducir el apoyo velado o explícito del régimen en sectores importante­s de la opinión regional. Aunque, es sabido que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Eso es importante para contribuir a que las elecciones se realicen y su resultado sea respetado. Pero, al final de cuentas, el escenario se encuentra en Venezuela misma. Y su protagonis­ta será el pueblo de ese sufrido país.

Ojalá que la vía democrátic­a y pacífica de la oposición finalmente triunfe sobre la prepotenci­a desesperad­a del aparato madurista y sus aliados.

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