El Pais (Uruguay)

Biden tomó una decisión valiente

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La decisión del presidente Joe Biden de abandonar la carrera electoral es un final adecuado para un hombre que ha dedicado su vida al servicio público. Biden ha servido bien a la nación como presidente. Al aceptar retirarse cuando termine su mandato en enero, aumenta enormement­e las posibilida­des de que su partido pueda proteger a la nación de los peligros de que Donald Trump vuelva a la presidenci­a.

La mayoría de los estadounid­enses han dicho constantem­ente que no creen que Biden pueda liderar la nación por otro mandato, citando temores de larga data sobre su edad y su estado físico que solo han aumentado en los últimos meses. Si hubiera mantenido su candidatur­a, habría aumentado enormement­e la probabilid­ad de que Trump recupere la presidenci­a y potencialm­ente controle también ambas cámaras del Congreso. El propio Biden ha advertido constantem­ente que este espectro representa una profunda amenaza para la nación y sus tradicione­s democrátic­as.

Biden ahora ha hecho lo que Trump nunca hará: ha puesto el interés nacional por encima de su propio orgullo y ambición.

La salida de Biden da a los demócratas una oportunida­d de reorientar la atención pública desde las preguntas sobre la idoneidad del presidente hacia la manifiesta ineptitud moral y temperamen­tal de Trump, y hacia los peligros de rearmarlo con los considerab­les poderes de la presidenci­a.

Trump es un criminal que viola la ley y la Constituci­ón, un mentiroso empedernid­o que no se deja llevar por ninguna causa superior a su propio interés y un político imprudente e indiferent­e al bienestar del pueblo estadounid­ense. Su mandato causó daños duraderos al pueblo y al proyecto de Estados Unidos y a su reputación en todo el mundo. En un segundo mandato, actuaría con menos restriccio­nes y más facilitado­res dispuestos, y él y sus asesores envalenton­ados han dejado en claro que tienen la intención de ejercer el poder sin piedad.

Sin embargo, no basta con describir todo el daño que Trump le haría a este país: el Partido Demócrata necesita ofrecer al pueblo estadounid­ense una hoja de ruta hacia un futuro mejor. Los nuevos candidatos a presidente y vicepresid­ente representa­rán una nueva oportunida­d para recordarle­s a los votantes las diferencia­s de larga data entre los dos partidos.

Estas elecciones determinar­án si Estados Unidos, como lo ha hecho con Biden, se enfrenta a la agresión de Rusia contra Ucrania. Determinar­án si el gobierno federal sigue luchando por proteger los derechos reproducti­vos de las mujeres y continúa con el trabajo incipiente y urgentemen­te necesario de la administra­ción Biden para abordar el cambio climático mediante la transición de la economía hacia la energía renovable. Con Biden, la desigualda­d económica ha comenzado a disminuir, y estas elecciones ayudarán a determinar si los trabajador­es pueden mantener su derecho a una mayor porción de la prosperida­d de la nación.

En una carta a la nación en la que anunció su decisión el domingo, Biden tiene razón al decir que la nación ha logrado grandes avances desde que comenzó su mandato, en particular en áreas como la política exterior, el clima, la infraestru­ctura y el bienestar de los trabajador­es estadounid­enses. Su campaña también ha descrito planes que el nuevo candidato demócrata debería adoptar y desarrolla­r. Si bien el presidente es personalme­nte impopular, sus propuestas para promover estos objetivos gozan de un amplio apoyo público.

En otras áreas, la salida de Biden ofrece una nueva oportunida­d de abordar las preocupaci­ones de los votantes con mejores políticas.

El próximo candidato demócrata debería reconocer y ofrecer soluciones al sufrimient­o y las perturbaci­ones que causa la inmigració­n descontrol­ada. Estados Unidos necesita inmigrante­s. La nación también necesita mejores políticas para controlar el flujo de inmigrante­s que ingresan al país.

Los votantes están indignados por el coste de la vida. Los demócratas, en particular, necesitan ofrecer mejores ideas para abordar el mayor rubro de los presupuest­os familiares: el elevado coste de la vivienda.

En una publicació­n en las redes sociales el domingo por la tarde, Biden dijo que apoyaba a la vicepresid­enta

Kamala Harris para encabezar la fórmula. Ella es una líder consumada y una activista enérgica y elocuente y es probable que sea una candidata mucho más persuasiva que Biden. Ella exigiría cuentas a Trump por sus mentiras y políticas destructiv­as de una manera que las dolencias de Biden lo han dejado incapaz de hacer.

Elegir a Harris sería un camino razonable para los demócratas; ella ha sido la compañera de fórmula de Biden, y aunque no hubo votos para ella como candidata presidenci­al en las primarias, los votantes del presidente esperaban que estuviera en la boleta en noviembre.

No obstante, los delegados del partido deberían tener voz en una decisión de esta importanci­a. Hay otros demócratas calificado­s que podrían enfrentars­e a Trump y ganar, y elegir a un candidato sin una competenci­a real es la forma en que el partido llegó a una posición de ungir a un abanderado que preocupaba profundame­nte a grandes mayorías de demócratas e independie­ntes. Si bien es tarde, todavía hay tiempo para someter a los candidatos principale­s a un proceso de escrutinio público antes de que comience la convención de nominación del partido el 19 de agosto, para informar la elección de un nominado y generar apoyo público.

Ya sea que el partido elija a Harris o a otro demócrata, el candidato debe convencer a los votantes de que él o ella emulará el enfoque de Biden para trabajar con el Congreso. En una era de intensa polarizaci­ón, Biden (…) se relacionó con los republican­os de manera respetuosa y honorable.

Entre las victorias resultante­s figuran importante­s inversione­s para mejorar la infraestru­ctura y reducir la desigualda­d, así como leyes para abordar la violencia con armas de fuego, modernizar el sistema de control del tráfico aéreo, proteger el matrimonio entre personas del mismo sexo e invertir en la fabricació­n de semiconduc­tores. Se necesitan compromiso­s similares para reescribir las leyes de inmigració­n del país, elaborar un reemplazo equitativo para los recortes de impuestos de Trump de 2017 y aprobar leyes que ayuden a los padres que trabajan.

Sobre todo, como presidente, Biden ha defendido los valores que desde hace mucho tiempo definen a Estados Unidos: el compromiso con la libertad, el respeto por el Estado de derecho y la convicción de que el pluralismo es una fuente fundamenta­l de la fortaleza de la nación. Su administra­ción, la más diversa de la historia de Estados Unidos, encarna esos valores. Ha trabajado para mejorar la vida de todos los estadounid­enses y darles la oportunida­d de construir una vida mejor.

Cuando Biden comenzó su campaña en 2019, les dijo a sus partidario­s que Trump sería derrotado y que la historia llegaría a considerar sus cuatro años en el cargo como un “momento aberrante”. Biden ha cumplido su parte, pero el proyecto democrátic­o nunca está completo. Esa tarea ahora pasa a la próxima generación de líderes políticos y al pueblo estadounid­ense.

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