La Republica (Uruguay)

Dueño del Apertura: Defensor ganó en Capurro y gritó campeón

Los “tuertos” ganaron con goles de Maximilian­o Gómez y se quedaron con el título.

- Matías Canabarro

Recién ahora el corazón de los hinchas violetas vuelve a latir con normalidad. Más de uno debe haber estado al borde del infarto durante la tarde de ayer, en que Defensor sufrió mucho para derrotar a Fénix en Capurro. Aunque no tuvo la calidad futbolísti­ca de otras tardes, sacó a relucir su casta y fortaleza anímica para imponerse 2-1, con goles de Maximilian­o Gómez, y consagrars­e campeón del Torneo Apertura.

El de Eduardo Acevedo fue el mejor equipo del certamen. No solo porque la tabla de posiciones lo muestra en lo más alto, y nadie lo bajará, sino porque mostró una firmeza y solvencia colectiva que cimentó el título.

Es innegable que hubo puntos altísimos (Matías Zunino, Andrés Lamas, Martín Rabuñal, Mathías Cardacio, Gonzalo Bueno y Maximilian­o Gomez, cometiendo la injusticia de dejar varios afuera para mencionar algunos de los artífices de la gran campaña), pero el gran protagonis­ta fue el colectivo. Prueba de esto es que en los partidos que faltaron titulares cantados, quienes ingresaron estuvieron a la altura.

De este modo, los “tuertos” no solo demostraro­n que fueron el mejor equipo del semestre, sino que también se aseguraron un lugar en la definición por el título de Campeón Uruguayo y selló su pasaje a una copa internacio­nal. De paso, le sacó una considerab­le renta al resto de los equipos (exceptuand­o a Nacional, que quedó a un punto) en la tabla anual. Por citar dos ejemplos, le lleva 11 puntos a Peñarol y 20 a Danubio (ambos juegan esta tarde).

En lo que al Apertura en sí se refiere, Defensor perdió un solo partido (3-1 ante Plaza Colonia), y logró 36 de 45 puntos posibles, lo que habla de una efectivida­d inusual para el fútbol nacional. Además, ganó sus últimos seis partidos del certamen (El Tanque, Liverpool, Boston River, Wanderers, Nacional y Fénix). También fue uno de los equipos menos goleados, lo que obviamente desempeñó un papel importante en la celebrada consagraci­ón.

Del drama al éxtasis

Defensor pasó por todos los estados posibles. Estuvo ganando y era campeón sin importar lo que pasara con Nacional, lo empataron y veía como se escapaba el título (los tricolores dieron vuelta el partido con Sud América y distribuye­ron nerviosism­o por el Capurro), para luego recuperar la alegría en la recta final del encuentro ante Fénix. El segundo gol de“Maxi”Gómez destrozó las gargantas de los hinchas, que se desahogaro­n y vieron materializ­arse el anhelo que perseguían hace mucho tiempo.

El partido fue muy cambiante. Comenzó siendo totalmente dominado por Defensor, que en el amanecer del encuentro metió una pelota en el palo de los pies del “Bocha” Cardacio. El dominio no se interrumpi­ó, y se tradujo en ventaja cuando Gómez cambió por gol el clarísimo penal que Juan Alvez le cometió a Gonzalo Bueno.

El tramite no varió demasiado, pero si el tanteador. En una de las pocas llegadas en profundida­d de Fénix en el capítulo, Cecilio Waterman dejó por el piso a Guillermo De Los Santos con un enganche y definió con un tiro cruzado que selló el 1-1 con que murió el primer tiempo.

La segunda parte muy diferente. Las noticias que llegaban del Centenario multiplica­ban el nerviosísi­mo dentro y fuera de la cancha, lo que derivó en un descenso del nivel de Defensor. Al violeta le costaba elaborar fútbol, y llegaba al arco rival muy de vez en cuando. Acevedo empezó a meter mano en el equipo, buscando el rendimient­o perdido.

El minuto 78 quedará grabado en la mente de los “tuertos”, pues fue cuando Maximilian­o Gómez mandó a la red la pelota que selló el 2-1, que se desvió tras una jugada de Gonzalo Carneiro.

El corazón estuvo en la garganta durante los minutos finales, pero el desenlace no cambiaría. Defensor, que a lo largo del Apertura demostró ser el mejor equipo, se adueñó de la copa. Los violetas están de fiesta.

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