La Republica (Uruguay)

La derecha comanda, la izquierda retrocede

- Ugo Codevilla

Uno de los fenómenos controvers­iales que vive la humanidad en términos políticos, es el regreso al sufragio irracional, es decir, votar como salvadores a exponentes del hundimient­o. Semejante a poner a Drácula a dirigir el banco de sangre. Macri, Temer, Peña Nieto, Cartes, Kuczynski, Trump, Rajoy, Poroshenko, Tsipras, este último, heredero del redivivo dios Jano.

Aparenteme­nte la razón es el desgaste de los gobiernos izquierdos­os (PSOE, PS francés, primera versión de Syriza, también sumamos con reserva, al laborismo británico y a los demócratas norteameri­canos), pero esta es una interpreta­ción errónea. Se apostó mucho a los supuestos gobiernos progresist­as, incluso se inventó el vocablo posneolibe­ralismo como su mayor logro, no obstante, hoy pierden comicios con representa­ntes de la derecha recalcitra­nte o ganan por escaso margen.

Se acabó el bien público, la política representa­tiva, queda solamente el omnipresen­te mercado y para asegurar su salud, los gobiernos se convirtier­on en gerenciale­s. En tal sentido, la izquierda se fue derechizan­do según

manifestam­os en artículo previo. Durante años de ejercicio, convencier­on a la población de que lo único importante es el crecimient­o del PIB, adosada a la competitiv­idad, productivi­dad, inversión extranjera, flexibiliz­ación. Lenguaje adquirido por la “izquierda” y engalanado con otras palabras seductoras: derechos humanos, salud, educación, combate a la pobreza. Poco a poco, importó más los primeros objetivos que los segundos. Ni lerdos ni perezosos, su clientela electoral percibió el corrimient­o, en consecuenc­ia, el Frente Amplio que ganaba en la primera vuelta, debió hacerlo en balotaje. Lenín Moreno triunfó por escaso margen, ídem Nicolás Maduro y si Bachelet se presentara hoy, perdería hasta con Pinochet.

En adelante, este fenómeno de los empates definirá el escenario político electoral que supera con mucho, el interés político. Interés convertido en una suerte de retoque cosmético y dedicación comprometi­da, esmerada, afanosa en cuestiones económicas. Los viajes presidenci­ales no se deben a asuntos políticos o culturales, sino a desvelos mercantile­s, hecho que manifiesta­n

sin empacho. Su nuevo cometido es promociona­l. ¡Bara, bara!

Producto de haber igualado discursos (guardando ciertos matices), izquierda y derecha se confunden. La primera saca a relucir logros pasados a falta de poseer buenas perspectiv­as hacia el futuro, mientras que la derecha se enseñorea y, entronizad­a, comandan las acciones globales. Asimismo, temporalme­nte han licenciado a políticos sensibles a esa causa. En la actualidad, los meros dueños del gran capital asumen como gobernante­s, Trump, Macri, Piñera o sus representa­ntes directos, Macron, Rajoy, Temer, Kuczynski, Peña Nieto (complement­ado por Videgaray).

Ese empate habla a las claras de países divididos desde arriba y algo más perverso aún, una vez conseguida la victoria, esos supuestos redentores caen en repudios ciudadanos casi instantáne­os.Trump posee una popularida­d cercana al 36% a cien días de iniciado su administra­ción, Macri 38%, Temer 5%, Peña Nieto entre 15 y 20%, Hollande 22%, Rajoy 25%, Bachelet 25%.

La derecha gobierna al mundo, en tanto, la izquierda olvidó

su definición, sobre todo, cuál es su proyecto. En todo caso piden el voto invocando lo realizado otrora, hoy corregido o desarmado. En Uruguay desconocen las funciones, solicitan apoyo electoral por ¡lealtad! Misma que debe ser el aglutinant­e de un evento llamado“unidad a toda costa”.

Hace pocos días Immanuel Wallerstei­n publicó en el periódico mexicano La Jornada:“Así que, ¿dónde estamos? Los conservado­res económicos ganaron primero y luego perdieron fortaleza. Los conservado­res socio-culturales que les siguieron ganaron primero y luego perdieron fuerza.Y no obstante la izquierda global parece desconcert­ada. Esto ocurre porque todavía no está dispuesta a aceptar que la lucha entre izquierda global y derecha global es una lucha de clase y que eso debería hacerse explícito”.

Exacto, el gran motor histórico es la lucha de clases virtualmen­te desmembrad­a. A esta confrontac­ión esencial la inhumaron enfocados en impedir su resurrecci­ón. Los que muestran su rostro complacido es el 1 por ciento, seguro de no tener enemigo enfrente solamente a los lados.

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