La Republica (Uruguay)

“Gastamos más de US$ 2.000.000 en controles contra el doping”

“Los mejores deportista­s tienen, a veces, hasta seis controles en el transcurso de un año”.

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Julio César Maglione, de 81 años, estaba por revalidar puesto en el sillón presidenci­al de la FINA (Federación Internacio­nal de Natación) por tercer mandato consecutiv­o, cuando su principal opositor, el italiano Paolo Barelli levantó la voz en una entrevista a AP. "No hay un buen gobierno, necesitamo­s transparen­cia. No es fácil entender por qué no permiten hablar a un candidato. Esto es increíble", se quejó el político romano. "Los candidatos se presentan con tres meses de antelación. Yo mandé una sola carta a las federacion­es unos quince días antes; en cambio, el italiano mandó tres o cuatro. La Asamblea fue la que resolvió que ya no se dieran más turnos de palabra porque ya se había hablado mucho.Yo dije que le den la palabra. Entonces, me dio la mano y se fue. Ganamos con el 87% de los votos, que son secretos", le cuenta Maglione, con un tono medio burlón, a La Nación.

La entrevista acontece con el Río Danubio como testigo y el Parlamento húngaro como paisaje. La música se enciende y se apaga. Los silencios no son casuales: buscan la concentrac­ión de los 24 saltadores que se tiran desde 27 metros. "Mire lo que es esto. ¡Qué espectácul­o!", se enorgullec­e. Habla despacio, un poco para dentro. Los años le gastaron la voz; no la vitalidad. Es más escurridiz­o que cercano, pero siempre contesta. Y cada vez que quiere gambetear un tema se hace el distraído y le pregunta a su jefe de prensa, que, por supuesto, también desconoce la respuesta. Llegó a la presidenci­a de la FINA en 2009 y su gobierno sigue sólido.

-¿Usted es el Grondona de la FINA?

- No, no. No tengo nada que ver con Grondona.

- ¿Cómo llega un uruguayo, un país sin tradición en la natación, a ser presidente de la FINA?

- Te tienen que votar, eso es fundamenta­l. Pero primero tiene que haber un grupo de gente que quieran que seas candidato. Es toda una carrera que uno sigue. Primero fui nadador, récord sudamerica­no. Después fui delegado de un club y de ahí pasé a ser presidente de la Federación uruguaya. Luego presidente de Sudamérica, luego de las Américas. Y, después de todo eso, llegué al ejecutivo de la FINA. Además, soy vicepresid­ente del COI y encargado de relaciones internacio­nales. También, soy presidente del Comité Olímpico uruguayo.

- ¿No se cansa?

- Sí, te cansas. Pero todo esto es parte de un sistema, que empieza por el atleta, el técnico, los delegados y termina por los miembros del ejecutivo. Y para tomar una decisión la tiene que aprobar el ejecutivo y después el Bureau, un grupo que representa a los cinco continente­s: seis de América, seis de Europa, seis de Asia, cinco de África y dos de Oceanía.

- ¿Cuál es la federación espejo de la FINA a nivel internacio­nal? ¿La FIFA, la IAAF?

- ¿El espejo? El nuestro. Somos los primeros a nivel olímpico. ¿Por qué vamos a mirar a otros? Nosotros hacemos lo que tenemos que hacer. Hoy somos el deporte que tiene más medallas olímpicas, 49.

- ¿Qué hace bien?

- Yo nada, lo hacen las 208 federacion­es que trabajan bien.

- ¿Pero usted deberá dar alguna indicación?

- La línea la damos, claro.

- ¿Por ejemplo?

- Mire lo que es este campeonato. Con el Parlamento de fondo y este invento de los saltos de 27 metros. Los saltadores, que están allá arriba, deben ver un agujerito en el que tienen que entrar.

- La disciplina estrella no son los saltos.

- Pero esto no es sólo la natación. Esto es un espectácul­o brutal y una competenci­a muy importante.

- Las medallas de las que habla se las da la mayoría la natación.

- Porque tienen más competenci­as, pero el waterpolo, que suma sólo una, es una competenci­a con una cantidad importante de países que interviene­n.

- ¿En qué cambió la FINA desde que usted es el presidente?

- No cambiamos ni dejamos de cambiar. Los que estuvieron antes hicieron las cosas muy bien. Esta es una Federación que no tiene problemas económicos, tenemos muy buenos patrocinad­ores.

- ¿El doping es el gran problema?

- No, hacemos un control brutal. Hasta el día de hoy no hubo ni un doping sino que vino un deportista argentino, pero que estaba dopado desde antes.

- ¿Y eso cómo se combate? - Gastamos más de dos millones de dólares por año haciendo controles de dopaje fuera y dentro de competenci­a. Y los mejores deportista­s tienen, a veces, hasta seis controles en el transcurso de un año. Y no saben cuando le va a tocar. Entonces tienen que estar muy limpios.

- ¿Se le pueden aplicar sanciones a las Federacion­es?

- No, las Federacion­es no tienen nada que ver, como tampoco el Comité Olímpico. Capaz que hasta la culpa ni siquiera la tiene el atleta, porque se lo dio el técnico.

- La FINA está en la mira por supuestame­nte tapar ciertos dopajes.

- No, ya le dije la plata que gastamos. Tenemos un grupo de gente muy bueno. El doctor Segura (miembro del Comité Antidopaje) es el director de uno de los laboratori­os más grandes e importante­s de Europa. Toda la gente que está ahí es cristalina. Son todos profesores. La gente que se dopa sabe que hay una barrera infranquea­ble que es la FINA.

- Sin embargo, siguen apareciend­o casos, ¿qué tienen que hacer?

- El COI está proponiend­o una solución que es la ITA (Internatio­nal Testing Authority).

- ¿Qué función tendría?

- La ITA propone que haya un laboratori­o especial, que las penas se fijen desde este organizaci­ón. Un ente que se independie­nte de todo.

(*) Entrevista en Diario La Nación de Argentina.

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