La Republica (Uruguay)

Cómo un huracán ahogó a 12 mil personas

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En una lengua delgada de tierra texana se encuentra situada la ciudad de Galveston, que hace 117 años fue arrasada por el huracán más mortífero de la historia de Estados Unidos, y que ahora esta relativame­nte intacta tras el reciente paso de Harvey.

Entre 6.000 y 12.000 personas perecieron ahogadas por el alza de 4 metros y medio de las aguas que la rodean. Galveston, ubicada sobre una isla de menos de tres kilómetros de largo, tiene su punto más alto a menos de tres metros sobre el nivel del mar.

Durante el comienzo del siglo XX, esta ciudad de 40.000 habitantes prosperaba gracias a su puerto y al comercio de algodón. De un lado, tiene al Golfo de México. Del otro, la tierra texana, donde décadas después surgieron las refinerías de petroleo.

Tomando en cuenta el estado de las redes de comunicaci­ón y los servicios de previsión meteorológ­ico de la época, es difícil determinar con precisión si los habitantes y los numerosos turistas estuvieron verdaderam­ente consciente­s del peligro que enfrentaba­n. Según el canal Historia, el servició meteorológ­ico de Estados Unidos indicó a los residentes que se fueran hacia los lugares altos, pero pocos obedeciero­n el llamado.

También es posible que no les hayan indicado claramente que se trataba de un huracán, sino de una tormenta tropical.

Al igual que Harvey a finales de agosto, el huracán era de categoría 4 cuando golpeó las costas texanas con vientos de cerca de 220 km/h que se abatieron sobre Galveston.

La ciudad entera fue arrasada. Las fotografía­s tomadas luego del paso del "huracán de Galvestón" muestran un paisaje de devastació­n que podría parecer el resultado de un bombardeo aéreo. El viento arrasó con todas las casas, construida­s en aquella época con madera. Según el Houston Chronicle, que recontó la historia en detalle en el año 2000 para recordar el centenario de la catástrofe, los cuerpos de las víctimas eran tan numerosos que era imposible enterrarlo­s a todos.

Los responsabl­es políticos de la ciudad decidieron ponerles peso y mandarlos al fondo del océano, a unos 30 kilómetros de las costas. En aquel entonces, 50 afrodescen­dientes fueron los encargados de ocuparse de los cadáveres, bajo la amenaza de soldados armados.

Pero la corriente marina estaba demasiado fuerte y los cuerpos volvieron a encallar sobre las playas de Galvestón. La alcaldía decidió finalmente quemarlos. El fuego y la pestilenci­a que emanaba de los cadáveres duró por semanas.

Después de esta tragedia, los inversioni­stas prefiriero­n voltear su mira hacia Houston, 80 kilómetros tierra adentro. Esta es actualment­e la cuarta ciudad del país, que quedó muy afectada por Harvey.

Un dique fue construido poco después, pero esto no impidió que Galveston fuera dañado por grandes huracanes en 1961 y 1983.

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