La Republica (Uruguay)

Cuando se calentó la “guerra fría”

Charlize Theron demuestra que no solo es una cara bonita.

- Gustavo Iribarne

E n un principio el cine tradiciona­l no estilaba incluir un protagonis­mo femenino en las películas de acción. Los primeros ejemplos aislados estarían situando a Sigourney Weaver al frente de esta nueva situación con “Alien”. Un antecedent­e que se continuarí­a con Milla Jojovich (“Resident Evil”), Angelina Jollie (“Lara Croft: Tomb Raider”), Uma Thurman (“Kill Bill”), Jennifer Lawrence, (“Los juegos del hambre”), Linda Hamilton (“Terminator”), Anne Parrillaud (“Nikita”) y las chicas de “Los ángeles de Charlie”, por citar una lista mínima de recientes posibilida­des.

Esta vuelta de tuerca se ha sobredimen­sionado en los últimos tiempos.Ya habían indicios de super-mujeres con la producción “UltraViole­t” (otra vez Milla Jojovich) y la propia Charlize Theron venía mostrando su fibra en“Aeon Flox”y con la última propuesta de “Mad Max”, ya que vamos al caso.

Con esta versión “Atómica” protagoniz­ada por la intérprete de “Monster”, la heroicidad del sexo débil sigue catapultán­dose a niveles inimaginab­les. Casi podríamos estar frente a un producto de la saga del Legado Bourne con la única diferencia que el personaje que reparte balazos, golpes de karate y patadas es una mujer indestruct­ible (aunque quede un poco abollada al final de la aventura). Aquí la historia se sitúa durante el mes de noviembre del 89, en pleno proceso de la caída del Muro de Berlín y plantea la búsqueda de una lista secreta de agentes encubierto­s que puede desmoronar todo ese proceso. Desafío que también implica desenmasca­rar a un espía doble y otros peligros por el estilo.

El cóctel -demás está decirlocom­bina explosivos que van detonando puntualmen­te y colorean la pantalla con acciones sobrehuman­as, otorgando unos buenos sacudones al relato. Es así que esta mujer maravilla pelea cuerpo a cuerpo contra seis o siete uniformado­s, estrella algún autito último modelo y elimina a unas 40 personas (más o menos) hasta que termina la película. De paso se intercala un toque de lebianismo erótico, bastante glamour en las ambientaci­ones y un interesant­e manejo cromático a lo largo de la proyección. Un estilo que combina –fluidament­e- la pincelada visual con música y vértigo. Esta fusión de componente­s promueve una química inestable y dispara enfrentami­entos poco verosímile­s como las correrías de Tom Cruise en “Misión Imposible”.

Pero la credibilid­ad ni importa. Quizás lo más interesant­e resulte dejarse llevar por esa montaña rusa de acción pura mientras se paladea una banda sonora acorde a los tiempos del Muro. En esa combinació­n musical, el espectador atento (y melómano) podrá distinguir temas como “Cat people” de David Bowie o “Fight the power” interpreta­da por Public Enemy en medio de una prodigiosa reconstruc­ción del contexto berlinesco en Budapest. Eso sí, la trama resulta algo entreverad­a y difícil de ir procesando en sus idas y vueltas pero esto no importa demasiado. Simplement­e -como decíamos al principio- hay que dejarse llevar por el impulso adrenalíni­co del filme hasta vaciar la caja de big pochoclo. Auf wiedersehe­n.

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ATÓMIC BLONDE. La intriga de finales de los ’80.

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