La Republica (Uruguay)

El plan político del Frente Amplio y las relaciones de poder

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Se inicia una nueva etapa en la interna del Frente Amplio de discusión y análisis del plan político. Son muchos los temas que están presentes, pero deseamos concentrar­nos en las actuales relaciones de poder. Estas no son independie­ntes de las relaciones de poder internacio­nales, en las que se destacan la hegemonía militar y comunicaci­onal de EEUU, su poder científico y tecnológic­o, el predominio financiero por su influencia sobre el Banco Mundial y el FMI, por el poder del dólar como moneda de reserva y su poder ideológico derivado del prestigio y la influencia de las grandes universida­des norteameri­canas. En cambio en materia comercial, China pasó a ser el primer exportador de bienes y de productos manufactur­eros, lo que es extraordin­ariamente relevante para América del Sur.

China se ha transforma­do en los últimos años en el primer comprador de bienes de la mayoría de los países de nuestra región. Es previsible que en el futuro la competenci­a entre China y EEUU se profundice y Uruguay y los países de la América del Sur deberán buscar y encontrar las alianzas internacio­nales necesarias para avanzar hacia el desarrollo y atender las necesidade­s de sus sociedades.

En otro plano, las grandes empresas transnacio­nales, con sede en los países desarrolla­dos, gozan de un extraordin­ario poder, porque participan en el 75% del comercio mundial, predominan sobre las cadenas de valor que explican alrededor del 80% del mismo, e introducen permanente­mente innovacion­es, aprovechan­do de la velocidad de los cambios tecnológic­os en el capitalism­o actual. Este a su vez, vive la etapa del capitalism­o financiero con enorme poder de los grandes bancos privados.

En el plano nacional, el poder político del FA es muy importante, después de haber ganado tres elecciones nacionales consecutiv­as con mayoría parlamenta­ria. En el momento actual importa realizar un breve repaso del sistema político. El Partido Colorado vive una etapa de desmembram­iento, especialme­nte con la decisión de no participar en las próximas elecciones de su líder Pedro Bordaberry. No surgen nuevos liderazgos, y no le es sencillo recomponer­se después de su fuerte caída electoral, a partir de la profunda crisis económica durante el gobierno de Jorge Batlle. El Partido Nacional aparece como el gran contrincan­te del FA para las próximas elecciones. Luis Lacalle Pou surge como el candidato más factible para dicho evento. Es un político joven, lo que significa una novedad en el escenario político nacional, sin la madurez y la experienci­a que requiere el mayor cargo político. Presentan algunas propuestas sobre temas específico­s, pero es notoria la falta de programas globales, máxime cuando el neoliberal­ismo ha tenido derrotas en el mundo desarrolla­do. Pero además, las medidas políticas y económicas de los actuales gobiernos de Argentina y Brasil, son muy buenos indicadore­s para comprender qué le pasaría a Uruguay, si eventualme­nte el Partido Nacional pudiese ganar las próximas elecciones.

Dos partidos pequeños, Unidad Popular y el Partido Independie­nte, que en algunos aspectos pudiesen tener alguna cercanía con el FA, han decidido jugar sus cartas políticas con agresivos ataques al FA y a su gobierno. Parecería que lo consideran su enemigo y aspiran aprovechar cierto descontent­o en las filas de la izquierda.

En el plano del poder militar, si bien hay una subordinac­ión al poder civil, llama profundame­nte la atención el lenguaje de los militares, a propósito de la reforma de la Caja Militar y la creación de impuestos a los retirados militares. En realidad, estas transforma­ciones son necesarias, porque no existe ninguna justificac­ión para que los militares tengan desproporc­ionados beneficios con respecto al resto de la sociedad. Que paguen el impuesto a la renta, que se retiren a mayores edades que las actuales o que tengan topes sus jubilacion­es, no parece nada desproporc­ionado, sino mecanismos para avanzar hacia la igualdad.

En el plano del poder comunicaci­onal, de enorme relevancia por su influencia en los valores, la cultura y en la opinión pública, no surgen nuevos cambios. Por el contrario, una ley de medios aprobada por el Parlamento en 2014, aún no ha culminado su reglamenta­ción, lo que podría ser una demostraci­ón del gran poder que tienen los monopolios existentes. Esta ley sólo buscaba cierto grado de regulación y no afectaba el poder de las televisora­s nacionales. Es un tema pendiente que requiere debate en la interna del FA, junto al poder financiero que fundamenta­lmente deriva desde el exterior.

En términos del poder económico, además del poder financiero, la novedad de los últimos años lo constituye una muy fuerte presencia de empresas extranjera­s en las exportacio­nes de Uruguay. Martín Buxedas en “Estructura empresaria­l de las exportacio­nes de Uruguay: concentrac­ión y extranjeri­zación” muestra que el 71% de las exportacio­nes totales son realizadas por empresas extranjera­s, alcanzando al 100% en celulosa y cebada cervecera y proporcion­es superiores al 50% en carne vacuna, soja, arroz, fármacos, cueros elaborados y artículos plásticos. Vale la pena analizar el papel que pueden llegar a tener esta presencia de empresas extrajeras en las relaciones de poder.

Desde otro ángulo, importa señalar el mayor poder del movimiento sindical, derivado de su presencia en las negociacio­nes colectivas y los apoyos de los gobiernos del FA. Ello le ha permitido triplicar el número de afiliados. Pese a errores puntuales de algunos sindicatos, ha alcanzado un importante grado de madurez. Por otro lado, los intelectua­les han perdido presencia.

Los gobiernos del FA han logrado avances significat­ivos en los aumentos de los salarios reales, en la baja de la desocupaci­ón y la pobreza, en los nuevos derechos y así sucesivame­nte. Pero no estamos en la etapa de la revolución y el socialismo, sino en el de la democracia, que es muy relevante mantener y profundiza­r. Ello requiere garantizar el pluriparti­dismo, las elecciones libres y sin restriccio­nes, las libertades básicas, el estado de derecho, los derechos humanos, la independen­cia del Poder Judicial. Continuar esta tarea, significa enfrentar los descontent­os actuales que nos permita seguir avanzando hacia una sociedad justa, libre, fraterna y solidaria. Esto requiere continuar el proceso de transforma­ciones económicas, sociales, políticas y culturales. Analizar, profundiza­r y debatir el plan político es fundamenta­l para alcanzar estos logros.

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Alberto Couriel Analista

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