Peñarol le ganó 4-1 a Rampla y sigue liderando el Clausura
Aunque la pasó mal en el segundo tiempo, terminó ganándole con comodidad a Rampla.
L a diferencia fue exagerada. Peñarol fue infinitamente superior a Rampla durante el primer tiempo, pero en buena parte del segundo la pasó muy mal. Claro testimonio de ello es que el “picapiedra” tomó las riendas del partido y Leo Ramos se volvió loco en el banco, sabiendo que eso podía costar caro esa misma noche o si se repite en el futuro (el fin de semana que viene, el mirasol recibe a Defensor en lo que es casi una final).
Sin embargo, cuando peor la pasaba, el mirasol tuvo la virtud de meter un par de goles en la recta final del duelo (el 3-1 parcial desató aireados reclamos del rival, que entendió que Peñarol debió tirar la pelota afuera porque había un hombre lesionado; en esa acción, el arquero rojiverde fue expulsado) para sellar su séptima victoria consecutiva en el Clausura, del que es puntero invicto.
La figura de la cancha (aunque hubo varios puntos altos), fue Cristian Palacios, quien en su primer partido completo del semestre anotó un “hat-trick”.
Dominio total
Durante el primer tiempo, Peñarol repitió varias de las virtudes que lo acompañaron a lo largo del Torneo Clausura. Tuvo buenos pasajes de fútbol asociados, contó con algunas individualidades en gran nivel y no pasó sobresalto alguno atrás, al punto que Kevin Dawson tocó la pelota una sola vez, y fue para atajar un remate exento de peligro. Estos elementos le permitieron dejar prácticamente definida la historia en la primera parte.
Se está haciendo costumbre que el “Mota” Gargano sea el eje sobre el que gira el mediocampo y, por ende, buena parte del fútbol que ofrecen los mirasoles. El volante central colaboró en la marca, pasó al ataque y prácticamente no erró pases.
Maximiliano Rodríguez también ofreció destellos de su calidad, principalmente mostrándose siempre bien ubicado y sacando un par de pases (uno de ellos un taco brillante que dejó Cristian Palacios de cara al gol, jugada que terminó con un remate cruzado que se fue acariciando el palo).
Inevitable hablar del “Chorri” Palacios, considerando que fue quien anotó los dos goles de Peñarol en el capítulo. El primero, de penal (bien cobrado por un tirón de camiseta sobre Estoyanoff); el segundo, mucho más bonito, llegó tras una pelota recuperada en el mediocampo y una asistencia de Gargano. Tras recibir el balón, el delantero dio vida a un bombazo inatajable para Ordiozola.
Por su parte, Rampla intentaba, armado de paciencia, generar espacios. El problema es que, las pocas veces que lo conseguía, le faltaba la estocada final para lastimar al rival, que controló el primer tiempo de cabo a rabo.
Se apagó
El libreto cambió completamente durante el segundo tiempo. Rampla estuvo más preciso con la pelota, equilibró (y por extensos pasajes volcó a su favor) la balanza y dejó de ser un equipo pasivo para transformarse en uno ofensivo.
La modificación en la postura del “picapiedra” desnudó una pobre versión de Peñarol, que generó constantes reclamos de Leo Ramos desde el banco. Las virtudes exhibidas en el primer tiempo se desvanecieron, dejando su lugar a las dudas.
Rampla controlaba la pelota, veía pasar el tiempo instalado en campo rival y sucedía ocasiones de peligro. La primera la atajó Dawson, quien ahogó el grito de Leites, cuyo remate nació tras dejar pintado a Formiliano.
Descontó a los 72’, por medio de un penal convertido por Alex Silva. La falta fue cometida por Quintana tras una mala salida de Dawson, que trató de salir jugando y se la regaló a un rival.
El descuento empujó aún más a Rampla, que siguió intentando. Sin embargo, la expulsión de Cándido (bien decretada por segunda amarilla), lo hizo bajar un cambio. Poco después, Palacios selló el 3-1, tras el cual todos los jugadores “picapiedra” reclamó por entender que hubo falta de Guzmán Pereira (la tv demostró que no existió) y considerando que el mirasol no tiró afuera la pelota pese a que había un hombre lesionado en pleno ataque.
En medio de ese reclamo, expulsaron a Ordiozola. La falta de cambios hizo que Rizzo debiera calzarse el buzo de arquero. “Maxi” Rodríguez le dio la bienvenida metiendo el 4-1 que desplomó el telón del partido a los 88’.
De modo que Peñarol llegará con el ánimo por las nubes a la “final” con Defensor.