Gandini defendió a Bascou y cuestionó a Raúl Sendic
El diputado afirmó que su sector apoyará la candidatura de Jorge Larrañaga.
E l diputado por Alianza Nacional, Jorge Gandini, habló con LA REPÚBLICA ante el lanzamiento de su sector-que se realizó ayer- denominado “Movimiento Nacional por la Patria”. Según sus palabras, el objetivo central es poner en actualidad el trabajo político de Wilson Ferreira Aldunate para reunir voluntades dentro del Partido Nacional y fuera de él. Además, afirmó que su sector apoyará la candidatura de Jorge Larrañaga.
Por otra parte, manisfestó que el wilsonismo no entra dentro de las categorías clásicas de ideología de izquierda o de derecha y señaló que actualmente la dicotomía se basa en ser conservador o transformador.
Con respecto a las próximas elecciones, declaró que el Partido Nacional tiene “una oportunidad como nunca la tuvo antes” para ganar.
Anoche, en el Grand Ballroom del Hotel Radisson Montevideo, el diputado Jorge Gandini y referentes de todo el país lanzaron “Por La Patria”. En la oportunidad, Gandini sostuvo que“está bueno sumarse a construir cosas nuevas”.“Al partido le hace falta, porque el desafío es ganar y no puede quedar ni uno en la casa. Cuando convoco a la rebelión, convoco a eso. Que nadie se quede mirando el futuro por televisión”, afirmó.
-¿Cuál es el motivo que origina el lanzamiento de su sector?
-Quiero aclarar que estamos creando un nuevo sector dentro del Partido Nacional pero que tiene mucha historia. Vientos nuevos en viejas banderas decía Wilson. Por la Patria es la divisa de Saravia, de la revolución de 1904 y es el movimiento que lanzó Wilson Ferrerira Aldunate. Por tanto, relanzamos este sector con el propósito de llevar más “wilsonismo” al país. Es importantísimo para nosotros ser capaces de poner en agenda y en actualidad lo que fue la forma de trabajo político de Wilson aunque no impulsemos las mismas ideas porque el país ha cambiado y las soluciones requeridas también. Queremos adoptar la forma y el coraje de Wilson para hacernos un espacio en un país polarizado, convocando dentro del partido y más allá de las fronteras partidarias, porque hay que reunir voluntades para ganar la elección pero también para ser gobernante del país. Con ese propósito es que recreamos este espacio político que estará en las próximas elecciones, apoyando, en las elecciones internas, a la candidatura de Jorge Larrañaga.
-¿Podría decirse que el Wilsonismo es una ideología de izquierda?
-Creo que está absolutamente superada la izquierda y la derecha. Se cumplen 100 años de la revolución bolchevique y si algo que ha desaparecido en Rusia es el marxismo. ¿Qué es hoy ser de derecha o de izquierda? Considero que la dicotomía ya no es izquierda versus derecha. La dicotomía es conservadores versus transformadores. Creo que el modelo de Wilson fue muy transformador, repleto de energía y coraje para hacerse lugar en un país muy polarizado en el marco de la Guerra Fría. Cuando aparecía que no había lugar para ninguna otra cosa que el enfrentamiento entre esas dos corrientes, Wilson aparece, transgrediendo al propio partido y luego planteando un escenario nuevo en el país. Creo que eso es lo que necesitamos hoy, poner frente a un modelo muy conservador, que es el que lleva adelante el Frente Amplio, una propuesta transformadora como lo fue el Wilsonismo.
-¿Qué puede pasar en las próximas elecciones?
-Puede suceder cualquier cosa, pero creo que tenemos una enorme oportunidad porque el Partido Nacional ha hecho crecer su electorado, el Frente Amplio ha perdido una cantidad importante y hay una gran masa flotante. Pero es importante observar que la oportunidad se transforma en desafío, no hay nada dicho aún. Hay oportunidad como nunca la tuvimos pero hay que ganarse ese lugar más que criticando al Frente Amplio, proponiendo nuestra solución, nuestro modelo de gestión en todas las áreas.
-¿Qué piensa sobre la gran cantidad de indecisos que presentan las encuestas?
-Creo que no hay indecisos, hay desencantados. Hay mucha gente que se desencantó con nuestros partidos tradicionales y se refugió en el Frente Amplio, pensando que allí encontraría el camino prometido, la justicia social, la igualdad y la equidad. Sin embargo, han pasado tres gobiernos del Frente Amplio y la gente se desencantó de ese partido y de la política en general. Los que tenemos hoy es una cantidad importante de uruguayos que no creen en nadie ni en nada y que no están entusiasmados en respaldar alguna de las posturas.
Es un enorme desafío que tiene la democracia: volver a enamorar, a hacer creer a toda a esa gente que existe un Uruguay posible, detrás de un proyecto colectivo. Creo que hay trabajar mucho sobre un modelo transformador que apunte a resolver esos temas, invitando a la gente para acompañar un proyecto político en el cual no es requisito ser blanco para ser partícipe. Esa es una cualidad del wilsonismo, que tiene la capacidad de extender las fronteras partidarias. Reitero, el país requiere de una transformación profunda por lo que hay que construir alianzas que vayan más allá de los partidos para que sea gobernable.
-¿Qué piensa sobre los casos de Bascou y de Sendic?
-Considero que son dos cosas bien diferentes. La corrupción es una serie de delitos que están establecidos en nuestra legislación. En el caso de Bascou, no encontramos que sus conductas se encuadren en un delito. En cambio, con respecto a Sendic sí lo encontramos y hemos hecho -junto a otros partidos- denuncias penales. Por tanto, creo que no son comparables en el terreno de la legalidad.
Por otro lado, creo que es importante para la democracia que estas cosas se hablen. También pienso que, lamentablemente, la corrupción en Uruguay existe, aunque en grado muy inferior al que presentan otros países. En la medida en que la opinión pública es tajante y exigente con la respuesta que damos los partidos políticos a estos casos, se fortalece y transparenta el sistema. En ese sentido me parece que podemos estar pasando por un momento incómodo, pero que al mediano plazo le hace bien a la democracia.
-¿Cuáles son los desafíos que tiene el Partido Nacional?
-Pasar del reclamo a la propuesta. Radicalmente. Todos saben las diferencias que tenemos con el Frente Amplio en ideas, soluciones y sobre todo en la gestión. El asunto es que más allá de esas diferencias, tenemos que decir qué es lo que queremos hacer. Por ejemplo, todos saben que es lo que no queremos de la educación, pero todavía nos queda por transmitir adecuadamente qué es lo que pretendemos hacer con ella. Por tanto, el principal desafío que el partido tiene es construir y tratar de comunicar adecuadamente las propuestas.