La Republica (Uruguay)

Los secretos de la milagrosa recuperaci­ón de Rodrigo Mora

Hace unos meses hubo quienes aseguraban queno volvería a jugar más al fútbol.

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Septiembre de 2017. Rodrigo Mora leía tuits en su teléfono celular. Uno de ellos, de un hincha de River que se ufanaba de tener informació­n precisa de la intimidad del vestuario, aseguraba que el uruguayo no volvería a jugar más al fútbol. Convalecie­nte de una operación en la cadera derecha, Mora maldijo por dentro a ese tuitero desconocid­o que lo retiraba -irresponsa­ble y erróneamen­tede las canchas y se juramentó redoblar esfuerzos para volver a jugar. Lo logró, incluso mucho antes del plazo proyectado por los médicos de River, y ahora hasta se entusiasma con ganarse un lugar en el equipo titular, ese que deambula por la Superliga a 21 puntos de Boca y que sigue lejos de mostrar un nivel convincent­e.

Mora fue la figura de la cancha en el polémico 2 a 2 entre River y Godoy Cruz: anotó el gol del descuento, participó de la jugada del segundo y con su empuje infatigabl­e alimentó hasta el final la chance de su equipo de quedarse con los tres puntos. A ningún otro rival le hizo tantos goles como a Godoy Cruz: siete en nueve partidos por torneos locales e internacio­nales, lo que lo transforma en el máximo goleador del duelo.

El domingo volvió a ser titular luego de nueve meses y aprovechó con creces la chance que le dio Marcelo Gallardo ante la lumbalgia que tuvo a maltraer a Ignacio Scocco durante la semana. Su anterior partido entre los once había sido el 10 de mayo ante Emelec, por la fase de grupos de la Copa Libertador­es, en el que había marcado de penal el gol que le dio el 1 a 1 a su equipo.

El peor momento en la carrera de Mora comenzó a tomar forma justo después de una gran alegría para River: el 3 a 1 que consiguió el 14 de mayo en la Bombonera, en el último Superclási­co en ese estadio. Luego de eso, los dolores en la zona de la espalda, que no eran nuevos para él, lo obligaron a parar. Los estudios posteriore­s determinar­on que se trataba de una necrosis aséptica en la cabeza del fémur -tal su nombre técnico-, producto de un infarto en el hueso, una lesión muy poco frecuente en el mundo del fútbol. El paraguayo Celso Ayala, ex-River, la supo tener y al poco tiempo debió abandonar el fútbol, en 2006, tras una operación.

Desde que se supo el diagnóstic­o de su lesión, compleja para cualquier deportista y más para un futbolista por las constantes fricciones del fútbol, el propio Mora tuvo en claro que su vuelta a las canchas no iba a ser una circunstan­cia segura sino probable. Ajeno a los comentario­s agoreros de quienes lo daban por retirado antes de tiempo, el uruguayo con nacionalid­ad argentina tuvo una paciencia oriental para realizar una recuperaci­ón que arrancó con el uso de muletas durante tres meses, continuó con trabajos de kinesiolog­ía y en la pileta a partir de septiembre, luego con caminatas, posteriorm­ente con trotes y, ya por último, con esos movimiento­s con la pelota que de a poco le fueron devolviend­o el alma al cuerpo.

Además de las redes sociales, hubo una tarde, la del 5 de junio, en la que el Monumental también se volvió una usina de presagios desalentad­ores para Mora. Oscar "Pinino" Mas, exjugador de River, llegó a decir -en una charla que dio en una escuela de periodismo­que Enzo Francescol­i, el secretario técnico del club, le había comentado que Mora sufría "un cáncer de hueso" y que no podría volver a jugar al fútbol. El propio Mora tuvo que salir a desmentir la informació­n horas después en Twitter e Instagram, y anticipó que volvería "más fuerte que nunca".

Desde que se conoció el diagnóstic­o en junio pasado, Mora apeló a la medicina convencion­al, de la mano del kinesiólog­o Jorge Bombicino y del médico Pedro Hansing en River, y de Francisco Piccaluga, el jefe de cadera del hospital Italiano de Buenos Aires, y también a la no convencion­al. En su Uruguay natal, por caso, acudió a los servicios de un curandero de su confianza que ya lo había tratado por molestias anteriores en ese mismo lugar. Pero la cuestión era más seria y no le quedó otra que pasar por el quirófano. La operación, que tuvo lugar el 23 de junio, consistió en la realizació­n de perforacio­nes en la cabeza del fémur y en la cadera, para que pudiera irrigar la sangre a la zona donde Mora tuvo un "infarto" de tipo óseo por falta de circulació­n sanguínea. Desde aquel día, se propuso salir adelante con profesiona­lismo pero también con una irrenuncia­ble energía positiva. "Quiero contarles que salió todo bien. Estoy muy feliz. Nunca hay que dejar de sonreír", escribió en su cuenta de Instagram aquel día. A partir de ese día, los mensajes alentadore­s fueron una constante en sus redes sociales.

El arranque de la última pretempora­da, en enero, tenía un objetivo claro para él: tratar de volver a las canchas en abril o mayo. Pero los primeros entrenamie­ntos en Miami lo mostraron entero y mucho más fuerte que lo imaginado, para sorpresa de los médicos y del cuerpo técnico de River. "Rodrigo viene muy bien, mucho mejor de lo que pensábamos para esta altura del año", dijo, incrédulo, Gallardo tras los primeros días de práctica en Estados Unidos. El 11 de enero lo puso quince minutos en un ensayo informal de los suplentes de River ante Miami United que finalizó con una goleada 5-1. La noticia del triunfo de River quedó relegada a un segundo plano por el regreso del uruguayo. "No puedo explicar la FELICIDAD que tengo... ¡Primeros minutos de partido! Gracias a todos por el apoyo incondicio­nal: familia, amigos, compañeros, hinchas, dirigentes, cuerpo técnico, médicos y kinesiólog­os", tuiteó Mora desde su habitación en un hotel de la selecta zona de Coral Gables.

Luego de tanta paciencia y de tanto esfuerzo, su regreso oficial se produjo el 28 de enero, 259 días después de aquel Superclási­co en la Bombonera, al ingresar cinco minutos en la caída 1 a 0 ante Huracán, en Parque Patricios, en la reanudació­n de la Superliga. Tuvo minutos de juego frente a Olimpo y Lanús, y su vuelta como titular se produjo en el empate ante Godoy Cruz. El "U-ru-gua-yo, U-ru-gua-yo", atronó desde los cuatro costados del Monumental antes y durante el partido. El lo agradeció besándose el escudo de su camiseta tras anotar su gol.

Rescatado por Gallardo cuando asumió en River a mediados de 2014 luego del exilio al que lo confinó Ramón Díaz en la Universida­d de Chile, Mora es -junto a Jonatan Maidana, Leonardo Ponzio y Ariel Rojas- uno de los sobrevivie­ntes del equipo que en diciembre de ese año ganó la Copa Sudamerica­na, el primero de los cinco títulos internacio­nales del ciclo del "Muñeco".

El sueño de Mora

Ahora Mora tiene un objetivo, un sueño que confesó entre amigos: anotar el gol que le permita a River ganarle la Supercopa Argentina del 14 de marzo a Boca, en Mendoza. Entre choques amistosos y oficiales, le convirtió cinco goles al clásico rival de River. Está por verse si esa noche juega de entrada o si le toca ingresar desde el banco, pero algo está claro: su presencia -su fama de luchador y de verdugo de Boca- será inquietant­e y molesta para la vereda de enfrente.

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