La ideología que pretende justificar el gasto
Lo peor de las declaraciones de Pablo García Pintos, que fueron literalmente “escandalosas” por decir algo reproducible, no sorprenden tanto por la cuantía del peculado, ni el objeto del gasto, sino por la pretendida justificación ideológica que balbuceó ante el periodista cuanto defendía que de esas partidas públicas (del Banco Estatal) tenía derecho a sacar dinero en efectivo para financiar al Partido Nacional.
No se sabe muy bien por qué y para qué un personaje olvidado de la política nacional tenía que realizar semejantes revelaciones, un hombre que fue, nada menos, que secretario de la Presidencia de la República y presidente del Directorio del BROU, y que con eso no hacía ningún favor al sistema político, ni a sí mismo, pero lo hizo -hasta con cierta displicencia- ante la insistencia del atónito periodista que no podía creer lo que estaba escuchando, que, asombrado, le reiteraba la pregunta para confirmar la seriedad de la osada confesión que escuchaba.
El declarante lo hizo sabiendo que su acción no es neutra, sino que desde su perspectiva el uso de dinero público está justificado por su ideología, considerando que si el Partido Nacional le exigía nuevos aportes, él tenía derecho a extraer dinero de la cuenta del Estado para pagar su deuda personal o a gastar en regalos“para quedar bien”en las bodas o a comprarse camisas si se las robaron en el aeropuerto y así une los tres extremos de la ecuación, esto es, Estado, Partido Político y Gobernante, que en concepto de García Pintos coincidían en igual persona, en él mismo.
En su concepto, que dibuja una línea política, considera que el Estado está a su servicio y que si el Partido le reclamaba un aporte extraordinario, el gobernante podía recurrir a las arcas del Estado como si fueran propias y no a su bolsillo de donde debía salir el aporte, porque que se sepa, el único obligado para con el Partido blanco es el funcionario y no el patrimonio del BROU, de donde aquel se apropió de dineros públicos para pagar.
Ante tamaño desatino ni vale la pena, en este momento, ponerse a elucubrar sobre cómo manejaría en el Directorio las operaciones crediticias del Banco, cómo autorizaría los préstamos y cómo las refinanciaciones, porque si así manejaba la “Caja híper Chiquitita” de que otro modo tomaría las decisiones para con el resto de los contratos que vinculasen al BROU con sus amigos del campo, de la Industria o el comercio.
En última instancia, quien hace coincidir los elementos Estado, Partido y Gobernante, con la convicción de estar actuando correctamente, se encuentra muy próximo al totalitarismo, al fascismo como ideología, pues considera que todas las estructuras están a su servicio y que él mismo es el Estado, que empieza y termina en su persona, envenenando gravemente la actividad política como ha ocurrido en los Gobiernos Nacionales de los partidos tradicionales de otras épocas y en los gobiernos departamentales de los partidos tradicionales del presente, cuyos argumentos son en exceso similares a los de García Pintos, solo que no lo propalan al éter como el nombrado en pleno ataque de sincericidio.
(1) LAS SIGUIENTES SON OPINIONES PERSONALES QUE NO NECESARIAMENTE COMPROMETEN A PAISLISTA 52- FA.