La Republica (Uruguay)

La batalla de los accesos

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Està matrizado en nuestro acervo cultural que Uruguay debe tener una vocación regional y latinoamer­icana, nos viene desde el fondo de nuestra historia con Artigas y se refleja en el ADN de nuestro país. Sin embargo es importante tener en cuenta que esa cultura artiguista es nuestra, no es extrapolab­le a los demàs. Ni Brasil ni Argentina tienen ese sentido federal, regional y latinoamer­icano que tenemos nosotros, en consecuenc­ia tener vocaciòn mercosuria­na no significa convertirs­e en un autoflagel­ado.

Nuestra apuesta y nuestra esperanza cuando ingresamos al MERCOSUR en el año 1990 era que éste asumiera su rol de plataforma para alcanzar acuerdos comerciale­s con el resto del mundo. La realidad es fría y cruel; hasta ahora el MERCOSUR tiene acuerdos comerciale­s con Israel, Africa Austral y Palestina y varios acuerdos de complement­ariedad de menor entidad. Si aceptamos que 20 años no es nada como dijera Carlitos Gardel, 27 años parece tiempo suficiente para pasar raya y tener claro que Uruguay no puede depender del MERCOSUR para conseguir mejores accesos a mercados. El tilde de “acuerdito” adoptado por el Presidente de la Repùblica al Tratado de Libre Comercio con la Uniòn Europea no hace màs que afianzar esa realidad. El MERCOSUR no parece capaz de .... si quiere no lo dejan y si lo dejan no quiere.

Aparecen nuevos problemas que siguen perforando el acuerdo regional. Brasil anuncia la autorizaci­òn de tiendas libres de impuestos en nuestras fronteras amenazando con un terremoto en materia de producciòn, consumo y empleo en Departamen­tos como Rivera, Artigas y Cerro Largo. A diferencia de Uruguay que sus Free Shops se regulan por “listas positivas” y donde solo se puede vender a extranjero­s, cruzando la calle Brasil plantea un règimen de“listas negativas”(se lista lo que no se puede vender, despuès marcha todo) y sin restriccio­nes de nacionalid­ades. Juguemos a la integraciò­n regional, està todo bien, pero que las reglas sean parejas y que los grandes gigantes no nos aprisionen a los paìses màs pequeños. Parecemos una Provincia o un Estado Federativo, pero crèanos..no lo somos.

El MERCOSUR naciò excluyendo el règimen automotriz del acuerdo regional. La verdad es que Argentina y Brasil decidieron que esa industria “era de ellos” repartiend­ose las plantas automotric­es entre ambos. Uruguay para instalar una planta ha recurrido a los acuerdos bilaterale­s que incluyen “cuotas” que lleva explìcita la “benevolenc­ia” y/o la “bonhomìa” de nuestros hermanos mayores, que ademàs se han dado el lujo que por una razòn u otra nunca los han respetado a cabalidad.Ya es hora luego de 27 años de fijar reglas claras en esta industria dado que la certeza jurìdica en todos los aspectos resulta clave para la instalaciò­n y el afianzamie­nto de nuestras inversione­s. Uruguay se ha visto perjudicad­o por sus vecinos claramente en este sector.

El pez grande se come al pez chico parece ser lema del MERCOSUR. No es un lema de nuestro agrado, entramos para otra cosa aunque tambièn tenemos que asumir las realidades.

En el clásico libro de Methol Ferre “El Uruguay como problema” nos enseño entre otras cosas que no basta con pensar los problemas del Uruguay, sino la de concebir al Uruguay como problema. Ver al país desde arriba como un gran escenario de restriccio­nes y posibilida­des.

En esa concepción de país – geopolític­a- es posible enmarcar la inserción internacio­nal del Uruguay como tema clave para cualquier estrategia de desarrollo del país y para ello es necesario “leer” el mundo actual, para insertarse en èl de la mejor forma posible.

Estamos en un mundo interconec­tado al extremo donde cualquier hecho econòmico, polìtico o social que se registra en cualquier lugar del planeta tiene una incidencia de algùn modo en nuestro paìs. La globalizac­ión es una realidad que está ahí y a la que no es posible ignorar, con todos sus beneficios y sus externalid­ades negativas.

El mundo no tiene una tendencia ni de apertura ni de proteccion­ismo. Es un poquito de cada cosa, la ùnica conclusiòn es que no hay conclusiòn, cualquier escenario es posible. Uruguay tiene que elaborar su estrategia en ese contexto.

Ser un paìs pequeño tiene ventajas y desventaja­s. La ventaja es que nos conocemos todos, somos capaces de manejar razonablem­ente la totalidad del territorio, podemos ser màs adaptables y flexibles al menos en la teorìa y ademàs no molestamos mucho ya que un mercado chico para nosotros puede llegar a ser un mercado despreciab­le para otros al que le pone menos interès y esfuerzo.

La desventaja es evidente y muy importante. Carecemos de mercado interno y en el mundo actual donde todo es producción a gran escala, la única producción viable, eficiente es si somos capaces de exportar nuestros productos en otros mercados.

Uruguay ganò la batalla de la cantidad pero està huèrfano en la batalla por el acceso.

En el año 2005 accedìa a 60 mercados, hoy accede a 160, sin embargo eso ya no es suficiente, ya que queda pendiente la batalla de la sostenibil­idad y las mejores condicione­s de acceso de nuestros productos a esos mercados. Eso se logra con baja de aranceles, llevarlos directamen­te a cero y lo más importante de todo...no dormirse. Otros no duermen, trabajan y mucho amenazando con conquistar nuestros logros. Nueva Zelanda y Australia competidor­es directos de nuestra producción de carne y lácteos entra con cero arancel a China, mientras nosotros pagamos solo por carne bovina 60 millones de dólares de costo de ingreso a ese país. El gobierno y la sociedad uruguaya ha tenido dificultad­es para entender cabalmente este tema. Se ha impuesto la idea del“formato Uruguay”para salir a negociar acuerdos comerciale­s, con un voluntaris­mo y una falta de realidad que a veces preocupa.

Uruguay como pequeño país es tomador de contextos internacio­nales. No estamos en condicione­s de “marcar” la agenda mundial, ese papel se lo reservamos al G20 en donde están representa­dos los países que representa el 90% del PBI mundial. Parece una obviedad, pero es bueno aclararlo.

No se trata de aceptar resignadam­ente el mundo como es y agachar la cabeza de forma humillante. Se trata de comprender de manera realista nuestras posibilida­des, nuestra verdadera correlaciò­n de fuerzas en el contexto internacio­nal y posicionar­nos de la manera màs convenient­e a nuestros intereses; ellos son trabajo, producciòn y consumo y por lo tanto mayor calidad de vida para todos los uruguayos.

Vamos rumbo a firmar un TLC con Chile, tengo plena confianza que serà asì. Pero debe ser solo el comienzo de este camino de aprendizaj­e.

El TLC con Chile no le va a cambiar la vida a nadie, solamente dejarà al paìs en un nivel de seriedad imprescind­ible para asumir otros compromiso­s.

Si la Uniòn Europea nos da la espalda, China debe ser nuestro objetivo màs inmediato.

China es nuestro principal socio comercial desde hace mucho tiempo. Los productos chinos estàn en nuestras vidriedas hace años a costos muy bajos sin que a nadie se le mueva un pelo y no ha sido ningùn obstàculo para que el Uruguay creciera de manera sistemàtic­a en todos estos años.

China tiene un rasgo muy distinto a nuestro perfil de producciòn. Ellos apuntan a los productos masivos de gran escala que para nosotros, fueron, son y seràn imposibles. El Uruguay apuesta a actividade­s agroindust­riales de la que tenemos larga tradiciòn y experienci­a y a los servicios productivo­s donde se necesita innovaciòn e inteligenc­ia. Nuestros nichos de mercado deben ser pequeños y de alta calidad, los mercados a los que apuntan los chinos son los de productos masivos y a bajo costo, aunque es cierto que tambièn incursiona­n en productos de calidad mayor.

Uruguay tiene mucho para ganar ampliando sus mercados y poco para perder ya que su actual estructura econòmica ya es de mucha apertura. Es poco lo que cambia en general y si cambia la incidencia en la mayorìa de los casos es de un efecto muy moderado. La simetrìa entre los paìses se plantea como un verdadero desafìo pero de ninguna forma debe plantearse en tèrminos de impediment­o

Es hora de animarse. El Uruguay necesita audacia y valor para enfrentar los difìciles tiempos que se avecinan y debemos estar a la altura de las circunstan­cias.

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Gerardo “Negro” Gadea

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