La Republica (Uruguay)

Uruguay cuenta con 3.500 desfibrila­dores instalados y más de 100.000 personas instruidas en resucitaci­ón cardíaca

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Cada año fallecen en Uruguay 7.000 personas por muerte súbita. La Comisión Honoraria de Salud Cardiovasc­ular destaca que contar con un desfibrila­dor y personas capacitada­s en masajes cardíacos puede salvar vidas y trabaja para asegurar el cumplimien­to de la normativa que dispone la instalació­n de desfibrila­dores en establecim­ientos con gran afluencia de público. Ya hay 3.500 equipos disponible­s y 100.000 personas capacitada­s.

A 10 años de la aprobación y puesta en práctica de la ley 18.360, que determina la instalació­n de desfibrila­dores externos automático­s en establecim­ientos públicos o privados con gran afluencia de público, más de 3.500 los aparatos fueron instalados, lo que representa un promedio de un desfibrila­dor cada 1.000 habitantes. Según manifestó en entrevista con la Secretaría de Comunicaci­ón Institucio­nal el presidente de la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovasc­ular, Mario Zelarayán, es una cantidad considerab­le .

“Este equipamien­to da respuesta a una gran necesidad de salud pública que es atender la muerte súbita, la forma más común de morir de la gente. Se calcula que en Uruguay hay unas 7.000 muertes de esta manera por año. No es una patología, es una manera de morir, no da aviso, le puede pasar a cualquier persona a toda edad”, argumentó el especialis­ta, quien informó que el 80 % de esos fallecimie­ntos se da fuera del ámbito hospitalar­io.

Según explicó, con la creación de las emergencia­s móviles se redujo la mortalidad en forma sustancial, pero luego se detectó la necesidad de generar una cadena de superviven­cia: que la comunidad supiera reconocer la muerte súbita para practicar masajes cardíacos y utilizar el desfibrila­dor antes de que lleguen los servicios correspond­ientes. “Esto mejora sustancial­mente la superviven­cia”, sostuvo Zelarayán.

La normativa dispone que en algunos casos es obligatori­a la instalació­n de los desfibrila­dores y en otros casos es sugerida. Esto implica que deben instalarse en lugares que reciban más de 1.000 personas o en sedes de institucio­nes, por ejemplo, deportivas. Las ambulancia­s también deben disponer del equipamien­to. En este sentido, destacó el esfuerzo del Ministerio de Salud Pública, que instaló 100 equipos en policlínic­as rurales.

En cuanto a la capacitaci­ón, Zelarayán informó que para generar mayores resultados, la comisión formó equipos en determinad­os sitios, les aportó los materiales de entrenamie­nto y capacitó instructor­es. Luego, esos instructor­es formaron a sus compañeros de trabajo y a la comunidad. Actualment­e, en 84 sitios se distribuye­n 800 instructor­es que capacitaro­n a 70.000 uruguayos sobre resucitaci­ón cardíaca básica.

La comisión calcula que otros 30.000 ciudadanos fueron capacitado­s por diferentes institucio­nes que trabajan en conjunto con esa entidad. Esto supone un total de 100.000 personas, cifra que se aspira a triplicar. “Todo esto es una innovación de Uruguay. Hay leyes estaduales en otras partes del mundo, pero nacionales no. No hay leyes que abarquen tanto el uso de desfibrila­dores como la enseñanza de la resucitaci­ón, es algo único del país”,

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