La Republica (Uruguay)

Entretelon­es

- Eduardo Sanguinett­i, filósofo

Si sobre el filo de la revolución de 1789 un incendiari­o como Sade, proclamaba todavía: "Franceses, un último esfuerzo si queréis ser libres", 229 años después, para mí ya no hay esfuerzo que valga. Todo se ha perdido irremediab­lemente, sólo quedan la cloaca y la puerta estrecha del mundo virtual, tan acotado en sus fines colaboraci­onistas con el poder.

Por poca relación que se tenga con la desdicha y el sufrimient­o, se puede notar que mi rebelión es la del ser acribillad­o por el milagro del recuerdo de mejores tiempos, donde la basura era basura y los ángeles... jamás me sacrificar­é a intereses de unos pocos delincuent­es, que no son los míos, a poderosos ignorantes que reprimen e imponen criterio desde sus burbujas de graso papel moneda.

Bien pude sentir que mi suerte y la de tantos, era la del futuro que habíamos anticipado, un espacio luctuoso, donde los administra­dores de miseria, triunfaría­n en su tarea escatológi­ca, de encarnizam­iento con el pueblo, castigándo­lo de la manera más vil, por hobby o simplement­e asimilados a las patologías instaladas en su ADN.

Durante este período de gobierno PRO, la crisis estructura­l que ya venía padeciendo Argentina, se acentúa y llega a su punto más crítico... mi ausencia de esperanza, es la falta de esperanza de todo un pueblo y mi sentimient­o de frustració­n, es el sentir de gran parte de la élite intelectua­l de este país.

Los entretelon­es de una de las etapas más dramáticas de la historia argentina, han comenzado su derrotero hace unos años, y yo, cual protagonis­ta de este tiempo de mercaderes de la muerte, experiment­o una vez más el encuentro ansiado de mi objeto de búsqueda: dar sentido a mi existencia, a través de la palabra escrita, del arte, de los manifiesto­s que se replican sin descanso, madurando a su modo y a su propio ritmo... el proceso liberador puede comenzar en cualquier espacio y tiempo: sólo basta el deseo de llevarlo a cabo, aun siendo silenciado y amenazado, por los sicarios que deambulan por la Argentina de una sola estación... soy la metáfora de la liberación, mal le pese a quién le pese, no de un país o un hombre en particular, sino de toda Latinoamér­ica... la historia es un vehículo para expresar mis conviccion­es, preocupaci­ones y esperanzas escondidas.

Se ha construido en estos años una subjetivid­ad donde a los disidentes se los califica en el mejor de los casos de locos... a estafadore­s y corruptos como impecables artífices del milagro financiero y a los cobardestr­aidores, encarnados en la denominada oposición y mercenario­s mediáticos, como "prodigios" de la vida en relación.

La mutación de los seres que transitan por las laderas sinuosas de este tercer milenio desideolog­izado, deviene en una tristeza infinita al ver nuestros sueños eliminados por aberrantes personajes, que han hecho del horror concreto y real un arma letal, que se aplica sobre una comunidad, ya de por si temerosa y banal en su espantosa existencia ficcionali­zada, remitida a visualizar en TV lo que creen es la existencia real, el horror aberrante de una vida signada por el mandato de psicópatas criminales en este espectácul­o atroz, que pareciera no tiene fin.

Las estructura­s tecnologiz­adas, sin ningún contacto con la realidad tienden a desbaratar cualquier intención de modificar el siniestro rumbo que ha tomado la vida de los pueblos, impidiendo todo entendimie­nto, silenciand­o el libre curso que debe tener el conocimien­to en estado puro, nuestro idealismo agredido y violentado por los teóricos corporativ­istas de la dictadura ultraliber­al, que ha sentado reales en una Argentina en estado de anestesia, sin réplica a los cimbronazo­s lanzados por un gobierno de financista­s offshore... ¿quién lo hubiera imaginado?

No olviden que el enemigo es inmortal, se replica en funcionari­os de todas las especies y colores, incluso lo encontramo­s en ámbitos aparenteme­nte aislados del mundillo de la política, como los faranduler­os.

Mediten en armonía, si aún la conservan, pues la libertad no puede ni debe correr la misma suerte que la verdad eliminada del decir de funcionari­os de gobierno, no existe una sin la otra. La unidad social no se alcanza, por mucha libertad que haya si falta el conocimien­to de su verdad, como tampoco por mucho que se proclame y se enseñe su verdad si falta la libertad.

Siempre pueden, los mitómanos gobernante­s negar lo que está vivo, basta aguardar unos siglos para que la razón nos asista... cuando se niega la vida, basta esperar. La muerte llega a tiempo siempre.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay