La Republica (Uruguay)

Va por barrios

- el hombre tomaba mate, el perro recorría el barrio... Fernando Gil Díaz, analista

La inmediatez de las redes sociales lleva todo a un ritmo de vértigo que deja el mensaje implícito de la ineficacia muchas veces. Parece que todo se sabe, parece que todos los saben, menos las autoridade­s. Me refiero muy especialme­nte al tema de la seguridad, donde pululan las denuncias (algunas falsas y hasta de otro país), y los comentario­s siguientes sobre una supuesta inoperanci­a policial y -por elevaciónd­el ministro más interpelad­o y cuestionad­o: Eduardo Bonomi. Sin embargo, más temprano que tarde se dan los operativos policiales y con estos, llegan los resultados.Y esa suerte de restauraci­ón de los principios de legalidad, autoridad y convivenci­a, se despliega sin pausa por los barrios de Montevideo y de otros rincones del país, donde la delincuenc­ia había iniciado un proceso de dominación territoria­l llegando al punto de desplazar gente de sus hogares. La seguridad va por barrios y se nota...

Son otros chalecos amarillos

Mientras en Europa (en Francia, particular­mente), la aparición de los llamados “chalecos amarillos”está vinculada a las movilizaci­ones sociales cuyo detonante fue un alza en el precio de los combustibl­es, en nuestro país se los empieza a asociar con la presencia policial. Una forma de visibiliza­r a los uniformado­s que patrullan por las callecitas montevidea­nas y que tienen la misión de interactua­r con la gente en los barrios al tiempo de disuadir la presencia criminal.

Desde los cadetes que hacen su praxis pre-profesiona­l en el territorio, supervisad­os por sus oficiales instructor­es, hasta las Unidades de Respuesta de la Policía-URP y los equipos PADO, que completan un importante despliegue en las zonas de mayor concentrac­ión de delitos, hoy el despliegue policial es percibido por la ciudadanía. Móviles patrullero­s, agentes en moto o directamen­te equipos pie a tierra, forman parte de una estrategia de despliegue que se complement­a con la red de videovigil­ancia a la que se suma el ojo alerta desde el aire con la Unidad Aérea de la Policía Nacional.

Pero hay otro equipo de policías que empiezan a mostrarse por los barrios y que tienen el rol principal de la disuasión y prevención, y son los Policías del programa PCOP (Policiamie­nto Comunitari­o Orientado al Problema), un policía con perfil comunitari­o, primer eslabón de una cadena que busca la construcci­ón de puentes con los vecinos en los barrios. Agentes que construyan más confianza y se constituya­n en verdaderos referentes locales que permitan resolver asuntos antes que se conviertan en un problema de seguridad.

Esa es solo parte de una estrategia más compleja y que llevó muchos años de construcci­ón para llegar a este despliegue y movilizaci­ón actual que está dando resultados. Una estrategia que incluye un nuevo Código del Proceso Penal muy discutido y controvert­ido que debió actualizar­se para potenciar sus virtudes, las mismas que hoy hacen más efectiva la coordinaci­ón entre Fiscales y Policías.

Urgencias por la red

Pero están ellas, las redes, con sus urgencias y sus veredictos implacable­s, para emitir sus dictámenes irreductib­les sin que -luego- se reconozca ningún resultado. Pero, así como el rinoceront­e se enfoca y sigue adelante hacia el objetivo, así transcurre una gestión que soporta una escalada de violencia que se traduce en estadístic­as que lentamente empiezan a dar muestras de decrecimie­nto de los delitos de rapiña.

Los Operativos “Mirador” -que ya suman 11 desde diciembre de 2017- han mostrado los mejores efectos de una reforma muy cuestionad­a en su momento pero que en el balance final arroja el saldo positivo de la sincroniza­da participac­ión de fiscales y policías, con muy buenos resultados.

Pero siguen estando ellas, las redes, reclamando por qué no se hicieron antes, sin preguntars­e si antes era posible actuar con la eficacia que hoy se hace. Antes, la Policía recogía las pruebas, las llevaba a un juez quien debía investigar y resolver en un plazo exiguo que marca la Constituci­ón. Hoy el proceso se invierte en beneficio de la investigac­ión; hoy la Policía -dirigida y acompañada por un fiscal- investiga y recién cuando se reúne un cúmulo de material probatorio e indicios suficiente­s, se solicita la orden de allanamien­to para dar el golpe de gracia que confirme la investigac­ión realizada.Y lo han hecho con un alto porcentaje de efectivida­d a estar por la cantidad de personas formalizad­as tras esos procedimie­ntos.

Esa pata de la historia es la que debemos destacar hoy, donde-además-el Estado acompaña con una coordinaci­ón in ter institucio­nal que permite un abordaje de la seguridad que trasciende a la propia Policía y asegura convivenci­a, ingredient­e fundamenta­l para que los resultados sean duraderos.

Poco a poco, lenta pero sostenidam­ente, la seguridad puesta en riesgo en algunos rincones del país empieza a ser restaurada y los barrios recupera n servicios, espacios públicos usurpados de forma ilegal y-funda mentalment­e- convivenci­a.

La seguridad va por barrios y la gente lo empieza a valorar positivame­nte.

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