Turismo porfiado
El turismo constituyó otra de las batallas perdidas por la oposición. Apostaron todo al fracaso de la temporada, como preámbulo y punto de partida de la campaña electoral que se avecinaba.
Todo servido en bandeja: Argentina en llamas y con una crisis económica galopante, Brasil con señales de baja intensidad hacia nuestro país y la “crisis”de la que martillan a diario a cada uno de los uruguayos, estaba la esperanza que de una vez por todas por fin se hiciera realidad al menos en la cabeza y convencimiento de los orientales.
Las expectativas de las consultoras económicas del país, de los agentes turísticos eran de legítima preocupación. La de algunos “agentes políticos” a la preocupación le agregaban júbilo y augurios de la llegada del apocalipsis.
El clima -un aliado opositor inesperado- parecía alinear a los dioses en la dirección acertada. Tanta súplica y tanto sacrificio desde el primer día que se instaló este gobierno merecía su recompensa.
Y la recompensa no llegó.
Si bien todavía no se pueden dar números finales ni una evaluación definitiva podemos afirmar que bajó la cantidad de argentinos -como era previsible-, pero aumentó la cantidad de uruguayos que salieron a vacacionar y se mantuvieron bastante estables los brasileños y los turistas de otras nacionalidades que visitan asiduamente nuestro país.
La capacidad hotelera volvió a estar en una buena ocupación y sobre todo la segunda quincena de enero arrancó con otros bríos. Los restaurantes y las plazas de comida trabajaron con menos gente pero con más gasto por persona permitiendo mejorar el servicio brindado a los turistas.
No fue una temporada récord, fue menor al año pasado. Nos habíamos acostumbrado que año a año nos superábamos a nosotros mismos con ingresos cada vez mayores por turismo.
Pero es una buena temporada. Sin tirar manteca el techo, el Uruguay mantuvo la actividad turística como uno de los rubros más importantes del país. El turismo porfiado demuestra que se ha convertido en una actividad con musculatura propia, que está más allá de los vaivenes de la región.
En tiempos en los que algunos reivindican el agro como petróleo y sugieren que es la única actividad válida en el Uruguay, el turismo, el software, la logística, los audiovisuales, las telecomunicaciones, las actividades off shore realizadas a través de zonas francas, la industria farmacéutica, y muchas industrias tradicionales parecen demostrar plena vigencia.
Uruguay debe apuntar a un Desarrollo Productivo Diversificado con un fuerte énfasis agroindustrial. No somos solo“agro”.
Una cosa nos da tranquilidad: el Turismo no estuvo en la proclama de Un Solo Uruguay en Durazno. El texto fue eliminado a último momento por sus expositores.