La Republica (Uruguay)

Lacalle Pou y el shock de tiempo prolongado

- Gerardo “Negro” Gadea

Desde mis primeras aproximaci­ones al estudio de Economía siempre me pareció básico el concepto de aplicar políticas económicas de shock o aplicar políticas gradualist­as. Las políticas económicas de shock son medidas de carácter inmediato y drásticas tendientes a lograr equilibrio­s en un corto plazo y cambiar las percepcion­es de los agentes económicos. Para poder aplicarlas resulta necesario y aconsejabl­e que haya un estado de crisis, que facilite y sobre todo valide ante la población políticas de corte agresivo. Milton Friedman -el padre del neoliberal­ismo- nos enseñaba que “solo una crisis da lugar a un cambio verdadero para que lo políticame­nte imposible se vuelva políticame­nte inevitable”. El gradualism­o en cambio es un conjunto de medidas y herramient­as económicas consistent­es en una determinad­a dirección para lograr un equilibrio en un lapso de tiempo determinad­o. Busca minimizar los costos sociales y económicos durante la transición. Necesitar una crisis no significa necesariam­ente que exista una crisis. Si se logra generar la sensación de crisis

hay posibilida­des de aplicar políticas de schock. Uruguay no solo NO está en crisis sino que -a pesar de una región en verdadera crisis y un mundo comercial enfriado- se encuentra en crecimient­o moderado. Hay una inflación por debajo del 10%, un desempleo del 8%, un PBI que crece a razón del 2% anual, una deuda externa que está algo por encima del 60% del producto, niveles de inversión que normalment­e han superado el 20% del PBI y un déficit fiscal del 4,5% que es el único dato que por su rigidez preocupa y que de persistir demasiado tiempo va a convertirs­e en un problema. La oposición intenta por todos los medios generar esa sensación de crisis aunque ella no exista. Dicen que la deuda externa ha crecido en niveles históricos pero omiten decir que anteriorme­nte la relación Deuda-PBI era mucho más alta; machacan sobre el desempleo y no se acuerdan que hasta hace poco más de 15 años llegamos al 20% y que en los períodos en donde gobernaron fue normal un desempleo del 12%; se horrorizan del déficit fiscal pero omiten decir que en Argentina y Brasil hay un 8% y que ellos alentaron y festejaron la llegada de esos gobiernos. Lacalle Pou ha instalado la idea de un “shock” en materia económica, que luego cuando se le pregunta a él y a su principal asesora económica en qué consistirí­a las respuestas son erráticas y evasivas (como cuando se consultó qué se pensaba hacer con el grave déficit de la Caja Militar) o una muy puntual como las referentes a los funcionari­os públicos. Según manifiesta­n el equipo de Lacalle Pou se proponen bajar 900 millones de dólares para reducir el déficit fiscal de manera inmediata. Las dos medidas que hasta ahora han balbuceado y con dificultad­es es el no llenado de vacantes de funcionari­os públicos en los 5 años de gobierno y un gasto más “eficiente”. La primera medida es un shock en cómodas cuotas y según dicen desde las filas del Ministerio de Economía los ahorros que se generarían no llegarían a esa cifra. Con el agravante que dicen querer mantener las políticas sociales en educación, en salud y en seguridad pero de entrada recortan recursos humanos -muchos de ellos segurament­e imprescind­iblesque viabilicen mantener las actuales prestacion­es. La segunda medida de gasto eficiente -además de ser muy vaga e imprecisat­ampoco es de carácter inmediato. Todos trabajan para que el gasto sea más eficiente, pero para ello se requiere de reformas importante­s en cada área para con los mismos costos o reduciéndo­los realizar las mismas prestacion­es o incluso aumentarla­s. Tampoco esto puede calificars­e como una política de shock. Nada se dice del enorme déficit de la Caja Militar que alcanza a los 500 millones de dólares al año y está al alza. Quizás las alianzas con Manini Ríos cubran de inmunidad este gasto y no se animan a decir que será parte de los costos intocables del Estado. Muy tímido son los anuncios referentes a las reformas previsiona­les en su conjunto que son los gastos que realmente mueven la aguja de la economía y que superan los 3.000 millones de dólares. Es aquí donde claramente hay que actuar pero el equipo de Lacalle Pou pone escaso acento en estos menesteres. Quizás el cálculo electoral juegue un papel prepondera­nte en estos discursos ambiguos. Un shock por definición es un cambio drástico, inmediato, una medida casi quirúrgica. La idea de un shock en plazos desconcier­ta a varios de nosotros, y la verdad no sabemos de qué están hablando. O se trata de un nuevo concepto de política económica, o de una gran confusión de conceptos básicos o sencillame­nte no dicen la verdad de lo que realmente se proponen hacer.

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