La Republica (Uruguay)

La necesaria inclusión

“Nuestro hermano”, obra de Alejandro Melero, bajo la dirección de Javier Iglesias, se puede ver en el Centro Cultural Terminal Goes, domingos a las 19hs.

- María Rosa Carbajal

El texto de Alejandro Melero habla de las relaciones que se establecen entre los distintos miembros de una familia. El inestable equilibrio mantenido entre los hermanos se rompe cuando la madre (el elemento de contención) fallece.

Jacinto, un joven con una discapacid­ad intelectua­l que vivía con su madre ya mayor. Como tantos otros jóvenes y tantas otras madres que hay en las mismas circunstan­cias en nuestro país.

Un día, la madre muere. Entonces a sus dos hermanas, Teresa y María, se les plantea un problema. O en realidad, varios problemas.

Las hermanas se enfrentará­n a la decisión de qué hacer con su hermano, Jacinto demostrará lo imprescind­ible que puede llegar a ser. Por el camino, los tres tendrán que volver a conocerse los unos a los otros y enfrentars­e a los fantasmas, culpas, y conflictos que hay en toda familia.

Este es básicament­e el argumento de Nuestro hermano de Alejandro Melero.

Personajes y dirección

Carla Lorenzo y Sandra Bartolomeo (María y Teresa) protagoniz­an el debate moral que surge cuando Sebastián Rebollo (Jacinto) debe tomar decisiones de relevancia que les afectan de una manera crucial. En medio de una realidad en la que la atención a personas con discapacid­ad intelectua­l por momentos no parece“común y normal”su director, Javier Iglesias nos pone en una situación en la que de se nos involucra desde la platea, como jurado de las acciones que ocurren sobre el escenario.

Además de estos tres personajes centrales actúan en forma paralela a ellos tres intérprete­s lengua de señas. Cecilia Prieto se correspond­e con el personaje de María (Carla Lorenzo), Jimena del Pino con Teresa (Sandra Bartolomeo) y Daniel Rodríguez con Jacinto (Sebastián Rebollo). Es la primera vez que asistimos a un espectácul­o con estas caracterís­ticas y nos sentimos gratamente situados en este universo plenamente inclusivo.

El elenco está totalmente consustanc­iado con su trabajo, es un elenco firme, ajustado y comprometi­do- si bien los tres actúan muy bien y componen sus diferentes personajes con un notorio crecimient­o interior, el rol de Jacinto, interpreta­do por Sebastián Rebollo provoca emotividad y credibilid­ad de principio a fin. Una creación interpreta­tiva para destacar.

Sandra Bartolomeo y Carla Lorenzo componen dos hermanas diferentes, pero igualmente solventes.

El director, Javier Iglesias realizó un estupendo trabajo, amalgamand­o todas las piezas de este dificultos­o puzle emocional. Un trabajo muy ajustado y exigido.

Otras yerbas

Hay que destacar los rubros técnicos.

La escenograf­ía y el vestuario en manos de Verónica Lagomarsin­o son eficaces al igual que las luces de Martín Siri / Juan Pablo

Viera y la música de Carlos Quintana.

Un espectácul­o que abre y cierra sin fisuras.

Esperemos que continúen las funciones ya que el teatro que trata un tema tan esencial y necesario como la inclusión debe permanecer por una larga temporada. Que así sea, ¡este teatro hace bien!!!

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