UTE: de gestionar los apagones a la revolución energética
Pasado, presente y futuro del sector eléctrico en Uruguay.
Uruguay pasó de una realidad, a principios de este siglo, en la que su principal preocupación en materia de electricidad era gestionar los apagones, a ésta en la cual lidera la transformación de la matriz eléctrica a nivel mundial, incorpora inteligencia a toda su cadena de valor, se aproxima al 100% del país electrificado y exporta energía a los países vecinos.
Esto es posible porque afines de la década pasada se inició un proceso que puso énfasis en:
* Planificar soberanamente, garantizando el suministro y optimizando costos
* Revertir las carencias en materia de inversión
* Desarrollar energías renovables no convencionales, en especial la eólica y la solar
Todo esto fue realizado por un equipo en el que UTE fue brazo ejecutor, pero en el que participaron Gobierno Nacional, organismos públicos, instituciones públicas y privadas vinculadas al sector energético, entidades financieras nacionales e internacionales, empresas, academia. Y por supuesto, las y los trabajadores de todos los escalafones: estratégico, táctico y operativo.
En la práctica, en el día a día, todo lo hecho se traduce en mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas, porque hoy estamos convencidos que la energía eléctrica es un derecho.
Y llegar con ese derecho en las mejores condiciones posibles de precio y calidad a cada rincón, a cada hogar, a cada empresa, es factible porque UTE es una empresa pública.
Una empresa pública que crea valor y atiende las necesidades de la sociedad toda y de cada uno de los sectores que la componen. Por eso:
* Trabaja por la inclusión social regularizando servicios
* Lleva la energía eléctrica a los rincones más apartados
* Apoya con beneficios a productores, industrias y comercios
* Fomenta la industria nacional
* Genera puestos de trabajo de calidad
* Crea herramientas de solidaridad ante inundaciones y tornados
* Promueve la eficiencia energética
* Invierte en investigación y desarrollo
* Cuida integralmente el medio ambiente
* Crea ciudadanía y valor público
Planificación soberana, garantía del suministro, optimización de recursos
Uruguay cuenta con una política energética cuyas bases se definieron en el año 2008, y que en 2010 se transformó en un acuerdo entre todos los partidos políticos que en ese momento tenían representación parlamentaria.
En el marco de esa política y con un criterio de soberanía, Uruguay planificó el cambio de su matriz eléctrica. Así se determinó que el óptimo para un país como el nuestro es la incorporación de energías renovables no convencionales: cuando hay viento y sol ahorramos el agua de las represas; cuando no hay viento y sol usamos esa agua; y para poder usarla sin riesgo tenemos respaldo térmico.
Gracias al cambio de la matriz, hemos utilizado muy poco las unidades térmicas en los últimos años, pero las necesitamos como respaldo. Y como complemento está la interconexión con los vecinos: 2.000 MW con Argentina y 620 MW con Brasil. El sistema, por diseño, ofrece excedentes, que es lo que hoy exportamos a través de esas interconexiones.
En el año 2012 el costo de abastecer la demanda era de 1.100 millones de dólares, pero si había sequía o el precio del petróleo se disparaba, existía el riesgo de que ese costo llegara a 2.500 millones.
En 2018, para abastecer una demanda que creció en esos años 10%, el costo estimado a principios de año era de 600 millones de dólares: 500 millones menos que en 2012. Pero más significativo aun es que si se producía una sequía o aumentaba significativamente el precio del petróleo, el incremento del costo sería solo de 100 millones de dólares más.
Inversiones
En los últimos 10 años, en el sector eléctrico se invirtieron 7.000 millones de dólares. De ellos, más de 3.000 millones fueron aportados directamente por UTE. El volumen total de inversión representa 1,3% del PBI del período; en los países desarrollados ese porcentaje es la mitad o la tercera parte. ¿Por qué? Porque Uruguay venía de muchos años sin inversión en infraestructura eléctrica, no solo en generación sino también en trasmisión y distribución, y hasta en herramientas y seguridad para los trabajadores.
Inversiones más importantes del sector en los últimos diez años fueron: Punta del Tigre B (Ciclo Combinado): 532 MW de potencia – U$S 530 millones; Parques eólicos: 1.500 MW de potencia – U$S 3.000 millones; Granjas fotovoltaicas: 250 MW – U$S 350 millones; Interconexión con Brasil – U$S 350 millones
Desde algunos sectores se cuestiona la inversión de privados en los parques eólicos y se pregunta por qué no la hizo UTE. En el quinquenio 2010-2015 la empresa tuvo un espacio de inversión propia de U$S 1.700 millones; en ese mismo período las necesidades y la oportunidad de realizar el cambio de la matriz eléctrica implicaban un costo de casi 3.000 millones en generación eólica.
La única manera de hacerlo era apelar a la creatividad, instalando potencia eólica por parte de UTE pero también abriendo la posibilidad de que el sector privado lo hiciera. Hoy UTE es propietaria del 16% de los activos y desarrolló, con sus equipos técnicos, el 34% de la potencia eólica instalada, pero es titular del 99,3% de la energía eólica que se genera en el país, porque la produce por sí misma o porque la compra.
Hay 15.000 socios de UTE en el cambio de la matriz eléctrica gracias a la apertura de un espacio de asociación con pequeños ahorristas para la construcción de parques eólicos.
La interconexión con Brasil insumió también importantes recursos. La convertidora de frecuencia
instalada en las proximidades de Melo fue 100% financiada por UTE y es la que hoy nos permite exportar grandes volúmenes de energía al país vecino. Fueron otros 350 millones de dólares que pronto estarán totalmente amortizados porque el beneficio de la exportación está en los 80 o 90 millones por año.
En Trasmisión se invirtieron U$S 700 millones en líneas, transformadores, estaciones, que vinieron a paliar muchos años de inversión cero.
Desde 2009 hasta agosto de 2019 se habían hecho 9.113 kilómetros de electrificación rural, que permiten llegar a que el 99,8% de los hogares en todo el país está conectado a la red. A esto se suma la colocación y reposición de postes por miles. El incremento de los kilómetros de red en el medio rural ha sido de 19% en el período 2010-2019.