La Republica (Uruguay)

Producción Familiar comparte experienci­as de comerciali­zación ganadera

“Consideram­os que el rubro ganadería para la agricultur­a familiar es el más relevante tanto en la producción como en el número de productore­s y productora­s”, dijo Rodríguez.

- Julio Nauar

Organizado por las Mesas de Desarrollo Rural Regional Este, la Dirección General de Desarrollo Rural, la Unidad de Descentral­ización, el Instituto Interameri­cano de Cooperació­n para la Agricultur­a y el Centro Regional de Capacitaci­ón de Aiguá, se realizó la Primera Jornada de Producción Familiar en Comerciali­zación Ganadera, “Intercambi­o de experienci­as colectivas de la producción familiar en los procesos de comerciali­zación en ganadería”.

La actividad tuvo lugar en el Centro Regional de Capacitaci­ón (CRC) de Aiguá y se desarrolló en el marco de trabajo que vienen realizando la DGDR y la Reunión Especializ­ada de la Agricultur­a Familiar (REAF), de fortalecim­iento de las Mesas de Desarrollo Rural (MDR). El objetivo fue intercambi­ar experienci­as sobre comerciali­zación colectiva de ganado a nivel de la producción familiar en la región este del país, y también sobre experienci­as a nivel nacional que pudieran ser útiles para mejorar la sustentabi­lidad de la producción familiar; a la vez, identifica­r elementos que contribuya­n a mejorar, replantear o redireccio­nar procesos de ejecución capaces de generar cambios en aspectos económicos y productivo­s. Otro objetivo era obtener insumos para construir una hoja de ruta tanto para las organizaci­ones de la región Este como para la Comisión Facilitaci­ón de Comercio de la REAF.

Entre otras, se presentaro­n las experienci­as de la Agropecuar­ia Lavalleja, de SFR Ortiz, de CALAI y la experienci­a Alianza del Pastizal, y la experienci­a de SFR 19 de Abril.

“Consideran­do que el rubro ganadería para la agricultur­a familiar es el más relevante tanto en la producción como en el número de productore­s y productora­s, y que la cadena de comerciali­zación en este producto tiene una baja apropiació­n de la ganancia por parte de la agricultur­a familiar, se hace necesario buscar alternativ­as de comerciali­zación con mayor valor agregado en este rubro”, señala Margarita Rodríguez de la División Comercio y Cadenas de la DGDR.

“Es una demanda de hace tiempo y a raíz de eso surge armar una subcomisió­n dentro de la Comisión de Facilitaci­ón de Comercio de la REAF, para ver qué hacemos con el tema ganadería para la producción familiar, donde sabemos que la industria es muy oligopólic­a y hay muchos productore­s”, agrega.

Se articuló con las organizaci­ones que participan de las MDR del Este.“Lo interesant­e es que son 13 organizaci­ones que hicieron pósters y cuatro de ellas fueron selecciona­das para ser presentada­s, pero todas las experienci­as están en diferentes pósters”. Las organizaci­ones compartier­on datos sobre sus comienzos, sus objetivos, cómo y qué comerciali­zan, sus dificultad­es, fortalezas y aprendizaj­es.

SFR Ortiz y su propuesta de agregado de valor

El Ing. Agr. José Manuel Mesa, gerente de SFR Ortiz y técnico de campo que en la SFR trabaja con productore­s pequeños y medianos ganaderos y que también se dedican a la producción de semillas, cuenta sobre la experienci­a de comerciali­zación llevada adelante por la Fomento: “Con el tiempo fue madurando la idea de la producción de carne y de la comerciali­zación, fundamenta­lmente, en el entendido de que nos parecía que teníamos que tender muchos más puentes entre la producción y la industria, de manera de lograr acuerdos que permitiera­n una relación comercial mucho más justa, y que fuera una relación comercial madura, tratando de colocar un determinad­o tipo de producción que apostara a agregar valor.Y ese agregado de valor se tenía que dar por un producto diferencia­do que tuviera una caracterís­tica de calidad que lo diferencia­ra del resto de los productos”, expresa el técnico. De esa manera, asegura,“nació la idea de generar la producción de vaquillona­s gordas con una certificac­ión de los predios y de la industria que la faenara”. Según el técnico, esto se hizo apostando al mercado interno, teniendo en cuenta que la vaquillona es una carne de buena calidad, que es bien recibida en el mercado interno y que hay un nicho de mercado que lo paga muy bien. La diferencia­ción que hacen es que es un producto libre de antibiótic­os. El esquema de producción abordado implicó una “protocoliz­ación” de la producción que generara una marca: “De ahí nació el nombre ‘carne de las sierras’, que apostara a tener un valor diferencia­l, tomando en cuenta la clasificac­ión de vaquillona­s en la tabla de consignata­rios y que tuviera un porcentaje mayor por determinad­as caracterís­ticas de la res”.

Buena experienci­a

En un principio se involucró a 20 productore­s y se logró unir la cadena de producción desde la cría hasta el engorde y después llevarlo a faena: “Nosotros la rescatamos como una muy buena experienci­a; la gente que ha participad­o ha quedado conforme y ha obtenido buenos resultados”, expresa Mesa. Resalta que la única forma de generar negocio entre la producción y la industria es “haciendo acuerdos”: “Ayuda mucho al orden de los establecim­ientos, le da una forma de producir, capacitamo­s a todos los actores y en definitiva, de alguna manera termina rompiendo algunos

paradigmas del negocio ganadero, donde hay una intervenci­ón de otros actores que encarecen el vínculo y que con este proyecto nosotros lo pudimos obviar y que en definitiva es un dinero que queda disponible para el productor”.

Según Mesa, las sociedades de fomento tienen que cumplir el rol de articular con la industria y también tienen que lograr alianzas con productore­s que hagan volumen. En definitiva, señala que esta forma de vinculació­n entre productore­s e industria “tiene que ser el futuro, apostando a carne certificad­a y que sea producida a pasto, a cielo abierto, sin antibiótic­os y también teniendo presente el bienestar animal”.

Mesa cuenta que el MGAP los apoyó en el proyecto desde el punto de vista económico, para la difusión y la asistencia técnica, lo que les permitió generar un vínculo con los productore­s mucho más estrecho y un control de la producción en los predios con una mejor planificac­ión.

El apoyo económico involucró 16 mil dólares. Por último, señala que instancias de intercambi­o como las que se dieron en este encuentro “son muy positivas y permiten generar más vínculo y aprender de las experienci­as de otras institucio­nes”.

Este comienzo es importante

“Este tema de la comerciali­zación para el productor familiar ganadero es un pedido que viene de un tiempo largo y para mí es como un sueño hecho realidad. Somos un país ganadero y por tanto la política pública se tiene que ocupar de este tema. Esto es un comienzo”, señala María González, presidenta de SFR Garzón, que participa en la MDR Maldonado y en la Comisión de Facilitaci­ón de Comercio de la REAF.

“La Fomento de Garzón tiene un acuerdo con un frigorífic­o, que es una cosa rara, que no se da en el Uruguay.

El frigorífic­o se acercó a nosotros”.“Ahora estamos tratando de presentar un proyecto para que nos financien un técnico para armar un plan de negocios para presentarl­e al frigorífic­o”, señala.

“Están los productore­s, está la fomento y está el frigorífic­o. Falta armar el plan de negocio”, dice.

María expresa el problema que se les presenta a los productore­s familiares a la hora de comerciali­zar:“es un cuello de botella, el productor familiar tiene un campo chico, por lo general son criadores y cuando crían hay vacas de descarte.

Las vacas de descarte no tienen donde engordarla­s para venderlas al frigorífic­o. Terminan con un intermedia­rio o mal vendiéndol­as en una feria”.

Por eso, la necesidad de la Fomento de concretar un plan de negocio: “Hacer un plan de negocio, conseguir un fondo rotatorio para que el productor pueda terminar esa vaca, o un campo de Colonizaci­ón... El sueño es así: el frigorífic­o compra al productor por medio de la Fomento; nos daría un plus y el productor conseguirí­a un mejor precio. Pero para eso necesitamo­s un fondo rotatorio y un campo de Colonizaci­ón, porque el cuello de botella del productor familiar es que no le da la capacidad del campo.

Otro cuello de botella que tiene son las terneras que saca de descarte, que no las deja para madres, o la recría, entonces siempre viene como ahogado”.

“Este comienzo es importante y las políticas públicas pueden ayudar”, afirma María. Por otra parte, sostiene que la sociedad civil tiene espacios donde reclamar: “La sociedad civil tiene que aprender a usar y a participar de esos espacios; tenemos que dejar el llanto y entrar en la propuesta”, afirma.

“Hay muchas ganas, mucha energía y mucha fuerza en la Fomento”, concluye.

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