La Republica (Uruguay)

Peñarol volvió a festejar sobre la hora y ahora piensa en Nacional

Un agónico gol del “Cebolla” le dio el triunfo ante River en un partido con varias polémicas.

- Matías Canabarro

Peñarol cumplió y ahora le toca esperar. Su agónico triunfo ante River le permitió trepar a la cima del Clausura y de la Anual, y lo hace quedar expectante de lo que suceda hoy entre Progreso y Nacional en el Paladino.

En su último encuentro previo al clásico del próximo fin de semana, el equipo del “Memo” consiguió su quinto triunfo al hilo. La polémica no faltó al Campeón del Siglo.

Se agrandó Olveira

Como había hecho ante Nacional, River salió a la cancha dispuesto a demostrar que no estaba en sus planes achicarse ante un grande.

Los “darseneros” se adueñaron de la pelota ni bien esta empezó a rodar, y durante un rato pusieron incómodo a Peñarol, que sin el balón no podía hacer nada de lo planeado.

Aunque de a poco la balanza de la posesión fue emparejánd­ose, esta tenía lugar en sectores intrascend­entes de la cancha.

Los arcos fueron un mero decorado durante la primera mitad del primer tiempo, que no vio ni siquiera una ocasión peligrosa.

Hasta entonces, el desarrollo del encuentro era el que más le convenía a River, que limitaba el mediocampo y las bandas de Peñarol, sabiendo que ahí estaba el alma de su fútbol.

Pero, lentamente, el viento empezó a cambiar. Peñarol ganó metros y encontró espacios que hasta entonces habían permanecid­o ocultos, logró algunas sucesiones de pases interesant­es y jugó más cerca que nunca del arco defendido por Gastón Olveira.

El arquero “darsenero” se lució en el final del primer tiempo, cuando llegaron al fin las ocasiones claras de gol. Al primero que le ahogó al grito fue al “Cebolla”, que sacó un latigazo de media distancia; luego, hizo lo mismo ante un complicadí­simo cabezazo de Xisco.

Peñarol se iba al vestuario con la sensación de que estaba creciendo, y el panorama era más alentador que al inicio del encuentro.

¿Querías emociones?

Nicolás Rodríguez estableció un nuevo récord al ganarse dos tarjetas amarillas en menos de un minuto. Dejó a River con diez hombres en el amanecer del segundo tiempo, lo que lógicament­e condicionó el desarrollo del episodio.

Los términos fueron siempre los mismos: Peñarol con la pelota e invadiendo el campo enemigo con mucha gente, atacando de todas las maneras de que fue capaz.

El “Memo” hizo cambios ofensivos para sacarle más jugo a la ventaja: con pocos minutos de diferencia, puso a Luis Acevedo, Ignacio Lores y el “Lolo” Estoyanoff.

Pero Olveira seguía inspirado. Le sacó otro tremendo cabezazo a Xisco, vio como

Pellistri mandaba a las nubes una volea y, algo más tarde, como el palo impedía que el tiro de Acevedo fuera a parar a la red (en el rebote, Fernández salvó la pelota en la línea).

Cuando el Campeón del Siglo estaba sumamente preocupado porque la pelota no entraba, Olveira le cometió penal a Lores. Las repeticion­es televisiva­s demostraro­n que estaba levemente adelantado, pero eso no le importó nada al “Cebolla”, que la colgó en el ángulo para poner el 1-0.

El drama se hizo presente también a los 89’, cuando River festejó pero el línea levantó la bandera. Y tuvo razón, pues un jugador de River que interrumpi­ó la trayectori­a del tiro de su compañero estaba fuera de juego.

En el último segundo, Dawson voló contra el ángulo para impedir que un bombazo de Arezo fuera a parar a la red.

El pitazo de Cunha hizo que de las gargantas aurinegras brotara un sonoro “Peñarol nomá’”. La confianza estará por los cielos para el clásico del domingo.

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