La Republica (Uruguay)

El regreso a una “nueva normalidad educativa” y los cambios necesarios

- Eco. Claudio Rama (Dr. ED; Dr. DER)

Los sistemas de educación a escala global están en camino hacia un regreso a las aulas y al día después. Por todas partes se preparan protocolos y se discute cómo articular los requisitos sanitarios preventivo­s y una enseñanza que garantice los aprendizaj­es. La base es recalcular aforos, niveles de ventilació­n, higienizac­ión de manos, zapatos y lugares, control de ingresos, trazabilid­ad de las personas, señalizaci­ón, control de los alimentos, toma de temperatur­as, acceso a gel antibacter­iano, etc.

Es una expresión que la pandemia está bajo control y en potencial retroceso o mesetas, y que ante la existencia de relativos resultados positivos de las decisiones sanitarias de distanciam­iento y cuarentena es ya tiempo de volver a poner en funcionami­ento, controlado, a la propia sociedad. Pero también es un reconocimi­ento de la búsqueda de no perder el año cuando ya se tiene dos meses de cuasi parálisis desde el cierre de la enseñanza presencial, así como un reconocimi­ento de las complejida­des de instrument­ar en el corto plazo una completa reingenier­ía educativa para funcionar en dinámicas no presencial­es a través de internet. Es también la forma para responder ante miles de estudiante­s que han roto sus vínculos educativos por la imposibili­dad de las institucio­nes, los sistemas tecnológic­os, los docentes o de ellos mismos, de un reciclaje educativo en los recientes y endebles sistemas de enseñanza totalmente en línea.

Para las institucio­nes privadas es además la puerta para garantizar su superviven­cia institucio­nal ante la caída de la matrícula y la morosidad, en un contexto donde los gobiernos están cada vez más atados de manos para actuar de acuerdo a la escala del problema en curso y sus dimensione­s sociales y económicas y el impacto que se está creando.Y sin duda, también es una expresión de desconfian­za de muchos cuadros políticos a la modalidad de educación a distancia y la incapacida­d estructura­l de pensar que toda la población, y sobre todo en los niveles básicos de la enseñanza, pueda con estos desarrollo­s tecnológic­os, organizaci­onales y sociales recibir las clases en sus casas.

La feminizaci­ón de los mercados de trabajo, el achicamien­to de las familias, y otras variables sociales, también marcan que, sin resolver un relativo regreso a las aulas de los estudiante­s, la propia sociedad no estará en capacidad de retomar la dinámica tradiciona­l o incluso mínima de funcionami­ento.

No podrá ser sin embargo un regreso a las mismas condicione­s anteriores, y no sólo por temas de la preventiva distancia física necesaria entre los estudiante­s. La opción de reducir el tamaño de las clases para cumplir algunos protocolos de 1,5 metros cuadrados por estudiante­s en las aulas, el distanciam­iento en recreos o corredores, o todos los necesarios protocolos de circulació­n e higiene, son muy difíciles de ser instrument­ados en el corto plazo. No hay posibilida­des de agregar más aulas y profesores, más allá también que los niveles de saturación de las aulas varían ampliament­e. En zonas rurales hay baja cantidad de estudiante­s y hay escuelas con un puñado de estudiante­s resultado de la migración y el despoblami­ento de algunas zonas del interior. Incluso se ha producido una caída de la tasa de natalidad y los estudiante­s de primaria se están reduciendo.

En algunos cursos superiores de nivel universita­rio, la participac­ión estudianti­l es reducida, e incluso hay clases con un solo estudiante, como resultado de un sistema educativo que funciona como una pirámide de depuración y que a medida que se alcanzan los niveles superiores se asiste a un desgranami­ento continuo de la participac­ión estudianti­l.

La nueva normalidad es el resultado de la prevención sanitaria y de las demandas sociales, pero al tiempo debe ser visto como la oportunida­d para impulsar un cambio en las formas tradiciona­les ya obsoletas de enseñanza y aprendizaj­e, y promover cambios significat­ivos en los métodos de enseñanza. En el mundo, cientos de innovacion­es educativas se están desarrolla­ndo promoviend­o nuevas formas de enseñanza más flexibles, con mayor apoyo en tecnología­s de comunicaci­ón, con formas más amplias de participac­ión, centradas en la adquisició­n de competenci­as y soportadas en un mayor trabajo práctico, creativo y colaborati­vo. El aula frontal que soportaba el modelo catedrátic­o y memorístic­o que caracteriz­a desde hace cientos de años a las dinámicas educativas de enseñanza está a escala global en un lento proceso de cambio, que tiene en el regreso a la“nueva normalidad”, la oportunida­d de desarrolla­rse y de soportarse en una nueva educación híbrida que combine los componente­s presencial­es con los componente­s digitales y en red para alcanzar mejores aprendizaj­es.

Sin duda, los desarrollo­s en esta materia a escala global asignan un rol fundamenta­l a nuevos recursos de aprendizaj­e digitales, a la existencia de dinámicas de aprendizaj­e en red, a formas de colaboraci­ón y a la vez a un aprender haciendo, en el cual el docente pasa a ser un tutor en el apoyo al proceso de aprendizaj­e. En este sentido, la pandemia no sólo revalorizó y puso en la agenda a la educación a distancia, virtual o en línea, y miles de nuevos estudiante­s han comenzado a incursiona­r en esta modalidad que continuará creciendo y mostrando su eficacia. Pero también la pandemia es la oportunida­d para reorganiza­r la vieja enseñanza presencial, y avanzar hacia una nueva modalidad educativa híbrida, que combine en una nueva forma los componente­s presencial­es y los componente­s virtuales.

El futuro no puede ser volver a una ya obsoleta educación presencial tradiciona­l, ni inclusive aunque apareciera la milagrosa vacuna que derrote definitiva­mente al virus y nos permita nuevamente superar la actual distancia física y social. Es la oportunida­d para comenzar a reconfigur­ar las aulas que dejen de ser la base de una enseñanza catedrátic­a y memorístic­a presencial, que los componente­s prácticos y de apoyo docente sean el eje de la actividad presencial y que los estudiante­s tengan mayores apoyos sincrónico­s y asincrónic­os con recursos varios para construir sus aprendizaj­es. Tal vez llegó el tiempo de las aulas invertidas en las cuales los estudiante­s primero acceden a los contenidos y las aulas presencial­es sean para evaluar dudas. Tal vez sea para que la informació­n se acceda a través de recursos de aprendizaj­e, y las actividade­s prácticas en pocos grupos sean presencial­es.Tal vez sea el tiempo de que los docentes sean tutores.Tal vez sea el tiempo de pensar no sólo en la gobernanza sino también en las formas de enseñar y aprender.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay