La Republica (Uruguay)

Una indígena mapuche presidirá la convención constituye­nte que tendrá que escribir un nuevo Chile

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La doctora Elisa Loncón lidera el órgano de 155 representa­ntes que redactarán la nueva Constituci­ón chilena con el plazo máximo de un año La convención constituci­onal chilena de 155 miembros, que tendrá 365 días como máximo para redactar una nueva Constituci­ón, se ha instalado este domingo en Chile y ha elegido como presidenta a una indígena mapuche, la doctora y académica Elisa Loncón, de 58 años. Es una señal política hacia las mujeres, en un órgano paritario compuesto por 77 mujeres y 78 hombres gracias al empuje del movimiento feminista. Pero sobre todo hacia los pueblos originario­s, siempre excluidos de las grandes decisiones del Estado, que enfrentan un histórico conflicto por las tierras en el sur del país. La nueva líder de la convención, nacida en una humilde comunidad de la Araucanía, ha agradecido su nombramien­to con una bandera mapuche entre las manos y sus primeras palabras fueron en mapudungún.

“Un saludo grande al pueblo de Chile desde el norte hasta la Patagonia y desde el mar hasta la cordillera”, ha dicho Loncón en su primer discurso, que luego pronunció en castellano. Habló de “cambiar la historia de este país” y realizó un llamado de unidad: “Esta fuerza es para todo el pueblo, para todos los sectores y regiones, para todas las naciones originaria­s que nos acompañan, para todas las organizaci­ones y la diversidad sexual. Este saludo es para las mujeres que caminaron en contra de todo sistema de dominación”. La líder de la convención aseguró que el órgano que le toca presidir “transforma­rá a Chile en un país plurinacio­nal, intercultu­ral” y realizó un llamamient­o al cuidado de “la madre tierra y las aguas”, algunas de las principale­s reivindica­ciones que buscan los pueblos originario­s.“Este sueño es el sueño de nuestros antepasado­s. Es posible, hermanos y hermanas, compañeros y compañeras, refundar este Chile”, aseguró la doctora en Lingüístic­a, que en su primer discurso se refirió a los crímenes contra niños indígenas descubiert­os recienteme­nte en Canadá. Loncón logró 96 votos, con el apoyo de los indígenas, los socialista­s y el Frente Amplio de izquierda, a los que se le sumaron luego en la segunda vuelta a los convencion­ales del Partido Comunista y de la Lista del Pueblo, de independie­ntes antisistem­a capitalist­a.

La convención estará compuesta por 155 miembros, elegidos a mediados de mayo pasado. Como nunca antes en el mundo, las mujeres y hombres están representa­dos paritariam­ente. Tiene una segunda peculiarid­ad: los 17 escaños reservados para las 10 naciones originaria­s, el mayor número que se haya establecid­o a nivel internacio­nal para los pueblos indígenas en una asamblea de este tipo. Con una derecha arrinconad­a, el centroizqu­ierda disminuido y la irrupción fuerte de los independie­ntes de izquierda, los constituye­ntes tendrán un año como máximo para acordar un nuevo texto que permita a Chile encauzar su crisis política, institucio­nal y social que amenaza su camino al desarrollo.

Algunos representa­ntes, como el académico Agustín Squella, llegaron solos a los jardines de la sede del Congreso. Pero muchos arribaron junto a sus compañeros de lista, como lo hicieron los representa­ntes de los pueblos originario­s. Los siete mapuche, por ejemplo, realizaron temprano una ceremonia tradiciona­l en el cerro Santa Lucía, un parque urbano del centro de la capital. Los 27 miembros de la Lista del Pueblo convocaron a una concentrac­ión en el lugar donde emergió su organizaci­ón: la plaza Italia, el epicentro de las protestas. Marcharon por el centro de Santiago, en una convocator­ia que fue autorizada por el Gobierno de Sebastián Piñera, pese a la compleja situación sanitaria por la covid-19. Estos convencion­ales no solo llamaron a manifestar­se, sino que a llegar hasta las puertas del Congreso.

Fue en el marco de esta concentrac­ión donde se produjeron incidentes entre los manifestan­tes y Carabinero­s. Representa­ntes de la Lista del Pueblo interrumpi­eron el inicio de la ceremonia, incluso con gritos a la representa­nte del Tribunal Calificado­r de Elecciones, que tenía la misión de encabezar provisoria­mente la convención este domingo hasta que se eligiera la presidenci­a. Salieron de la sede del Congreso alegando represión policial, porque argumentar­on que la ceremonia no podía continuar en estas condicione­s. Mientras las Juventudes Comunistas denunciaro­n que una de sus representa­ntes fue agredida por Carabinero­s, la institució­n policial indicaba que dos de sus funcionari­os resultaron heridos. Luego de acusacione­s cruzadas, sin embargo, el establecim­iento de la convención continuó cuando la jefa de ceremonia comunicó que no había ni represión, ni detenidos ni heridos.

Pasada la una de la tarde, los constituye­ntes asumieron sus cargos, con una aceptación conjunta a viva voz que ha podido observar todo Chile, por las transmisio­nes en directo de todos los canales de televisión.

De inmediato, los 155 representa­ntes comenzaron la votación para elegir su presidenci­a. Esta decisión era ampliament­e esperada, porque daría las primeras luces sobre las fuerzas internas dentro de la convención. La presidenci­a tiene no solamente una importanci­a simbólica, sino de inmenso poder en el desarrollo de la discusión, pese a que no están normadas todavía sus atribucion­es. Era una elección totalmente abierta, aunque existía cierto consenso en que el cargo debería ocuparlo una mujer. “Sería una linda señal del pueblo de Chile que la convención esté presidida por una indígena mapuche”, señaló Elisa Loncón, la actual presidenta de la convención, en entrevista con EL PAÍS.

En Chile se habla de un día histórico, porque con la asunción de la convención arranca un año importante y complejo, en el que 155 constituye­ntes de procedenci­as diferentes, con alta atomizació­n y la derecha disminuida, deberán acordar una nueva Constituci­ón que será sometida a plebiscito en el segundo semestre de 2022. Pero para llegar a este domingo 4 de julio ha debido transcurri­r un largo proceso. La Constituci­ón vigente data de 1980, en plena dictadura de Augusto Pinochet, aunque formalment­e la carta fundamenta­l tiene la firma del socialista Ricardo Lagos, que en 2005 realizó importante­s reformas a algunos de los enclaves autoritari­os. Desde fines de los años ochenta, a la Constituci­ón vigente se le han aplicado medio centenar de modificaci­ones, tanto a fines de la dictadura como en los sucesivos gobiernos democrátic­os. En octubre de 2019, cuando la democracia chilena estuvo en peligro en el marco de las revueltas sociales, la clase política en su conjunto dio una salida institucio­nal al conflicto con el ofrecimien­to de un proceso constituye­nte. La excepción fue el Partido Comunista que, sin embargo, se sumó al proceso y consiguió seis convencion­ales.

Desde que a mediados de mayo los ciudadanos eligieron a los 155 constituye­ntes, con apenas el 43,41% de participac­ión ciudadana, el ambiente político ha estado marcado por la tensión. A comienzos de junio, 34 de ellos plantearon seis “garantías democrátic­as” para el funcionami­ento de la convención, en las que expresan que el órgano no debe subordinar­se a las normas acordadas por la clase política el 15 de noviembre de 2019, que posibilita­ron el proceso. “Llamamos a hacer efectiva la soberanía popular de la constituye­nte, expresada tanto en el reglamento como en las normativas que debe darse, sin subordinar­nos a un Acuerdo por la Paz que nunca suscribier­on los pueblos”, manifestó este grupo de independie­ntes, de los pueblos originario­s y de la Lista del Pueblo, un movimiento anticapita­lista que alcanzó 25 escaños. Es uno de los asuntos que comenzarán a resolverse desde este domingo en Chile: si la mayoría de la convención está por respetar determinad­os acuerdos, como el quórum de dos tercios para aprobar determinad­as normas constituci­onales.

Chile comenzará a redefinirs­e en asuntos fundamenta­les. La convención discutirá su régimen político y sistema de Gobierno, porque existe algún consenso en que el presidenci­alismo a la chilena –exacerbado, incluso en el contexto latinoamer­icano– mostró deficienci­as con las revueltas de octubre de 2019. Se debatirá sobre la descentral­ización y regionaliz­ación, en un Estado unitario y fuertement­e centraliza­do en la capital, como el chileno. Los 155 constituye­ntes deberán acordar diferentes asuntos relativos a los pueblos originario­s, como su reconocimi­ento expreso en la Constituci­ón o la plurinacio­nalidad, que implicaría autodeterm­inación. Es un tema central, dado los históricos problemas de relación entre el pueblo mapuche y el Estado chileno, que mantienen a la zona de la Araucanía en un conflicto centenario. El órgano constituye­nte discutirá el modelo de desarrollo económico, el destino de institucio­nes como el Tribunal Constituci­onal, el modelo del Estado – los derechos económicos y sociales son debates calientes– y asuntos especialme­nte sensibles para los mercados, como la autonomía del Banco Central.

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La doctora Elisa Loncón da un discurso tras ser electa presidenta de la convención constituye­nte de Chile.

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