La Republica (Uruguay)

“El Plan Dignidad es un antes y un después en el Sistema Penitencia­rio”

Santiago González, Director de Convivenci­a y Seguridad Ciudadana, dialogó con LA REPÚBLICA sobre el plan del gobierno para la rehabilita­ción de reclusos.

- Marcelo Falca

El Director de Convivenci­a y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior aseguró que, con el Plan Dignidad, hay un“antes y un después”en el sistema penitencia­rio. Dijo que la modalidad del trabajo en las cárceles es una innovación que traerá muchísimos beneficios no solo para la población reclusa, sino también para la sociedad en su conjunto. En entrevista con LA REPÚBLICA, habló de los cambios que se han introducid­o desde el 1º de marzo de 2020 y de su gestión en este período.

Hablemos del Plan Dignidad en el sistema carcelario. ¿Qué objetivos persigue, qué balance hace hasta este momento?

Yo creo que el Plan Dignidad es un antes y un después para el sistema penitencia­rio. No por lo visto hasta ahora sino por los pasos que vienen direccioná­ndose para, también, tener en un quinquenio un sistema penitencia­rio distinto, moderno, con una vocación de trabajo, con un Estado inserto dentro de las cárceles, con la visión puesta en el aprendizaj­e del oficio, del trabajo dentro de las cárceles de todo el país, con la posibilida­d de bajar la tasa de reincidenc­ia.

Nosotros antes de arrancar, recorrimos todas las unidades penitencia­rias del país.Y obviamente que el escenario era, salvo algunas unidades que se habían construido hacía poco, unidades chicas del interior, y con el formato de la triple P, de la unidad 1, las cárceles más importante­s del país. Yo creo que se han dado pasos históricos. Para poner un ejemplo, en los primeros 4 meses de este año, por la plantación, primero de las 28 hectáreas del año pasado y este año vamos a plantar unas 110. En esos primeros 4 meses, el INR gastó en comida, en la comida básica de la olla que sale de la tierra que es papa, boniato, zapallo, zanahoria y cebolla, 2.200.000 pesos menos. Eso es, está ahí, es algo visible.

¿Con qué panorama se encontraro­n, teniendo en cuenta que se venía de una administra­ción del Frente Amplio?

La verdad, un panorama muy, muy complicado, desolador. Sí, se hicieron algunas obras, en algunas unidades, que se construyer­on en el interior. Está la famosa cárcel de Punta de Rieles, triple P, que es un capítulo en sí mismo que nosotros la recibimos ya construida. Es una cárcel para cerca de 2.000 privados de libertad. Pero si uno va al corazón del sistema penitencia­rio, llegar al Comcar y ver tres módulos, que pueden ser incluso 4, pero el 3, 10 y 11 totalmente destruidos, donde había por lo menos 1.800 privados de libertad, con las rejas totalmente rotas, donde la gente salía de noche, a rapiñar, a pelear, a robar a otros módulos, a traficar droga. Nosotros atrás del módulo 10 y 11 sacamos cerca de 30 camiones de basura. Eso era lo que había. Ahora, la situación cambió. Hoy hay dos invernácul­os construido­s con el PNUD, que trabajamos con Juan Miguel Petit (Comisionad­o Parlamenta­rio). Hicimos dos invernácul­os ahí y uno en Canelones. Encontramo­s una cárcel de Canelones con un módulo 2 indignante. Destruido. A partir del 1º de marzo de 2020 nosotros recibimos 1.880 personas durmiendo literalmen­te en el piso. Con los 11.700 presos que había en ese entonces. Eso suponía que uno debía rehabilita­r a personas que dormían en un piso húmedo, muchos sin colchón, con celdas que ya estaban superpobla­das y rotas. Totalmente rotas. Lo primero que planteamos fueron varios ítems dentro del Plan Dignidad. Uno de ellos era la reparación de los distintos módulos. No podemos empezar a pensar en rehabilita­ción si no tenés seguridad. Y sin seguridad no hay educación, porque tenés problemas, tampoco había tratamient­os de adicciones, es decir, no hay posibilida­d de que esa persona tenga un tratamient­o distinto cuándo está boqueteada la celda, cuando la reja está rota y salen, cuando está roto el sapo para la planchada, cuando no hay patio. Nosotros encontramo­s módulos donde hacía muchísimos meses que los privados de libertad no salían.

¿Cómo poner en marcha una gestión en un contexto como el que usted describe?

Los trabajador­es del INR, policías y operadores penitencia­rios, se rigen por órdenes ministeria­les.Y los directores del INR también. Lo que nosotros quisimos con el ministro Larrañaga, que ahora continúa con el ministro Heber, es poner un foco sobre la cárcel. Porque nosotros estamos convencido­s, que lo que hagamos en el sistema penitencia­rio, y no hay que ser Einstein para decir esto, es lo que va a terminar pasando en el barrio. Como yo tengo un doble rol, que trabajo en los barrios y trabajo en cárceles, ese doble rol tiene muchísimos puntos de contacto. Es más, dentro del plan Frío Polar que el Ministerio del Interior sale a apoyar al Mides, uno se encuentra con gente que sale. En Uruguay, salen entre 500 y 600 personas privadas de libertad por mes, y hay un alto porcentaje que, lamentable­mente, termina en situación de calle. Entonces, nosotros teníamos que empezar a pensar, cómo involucráb­amos al Estado de una manera mucho más eficaz, eficiente y profunda, de lo que se venía haciendo. Entonces, salimos a buscar al Estado. No a una parte, sino a todo el Estado. Al día de hoy, está trabajando el Mides. ¿Para qué el Mides? El Mides tiene que ser un hilo conductor, porque si hay una persona en situación de calle, que salió de la cárcel, tenemos que saber de dónde viene, a dónde va, cuándo va a salir de la cárcel. La finalidad del trabajo del Mides tiene que ser saber qué estamos haciendo con esas personas, qué es lo que les podemos dar como opciones al salir, qué contención, el acercamien­to con la familia, que también trabaja la Dinali (Dirección Nacional de Apoyo al Liberado). La Dinali tiene un proceso que es algo más chico. El Mides es una gran estructura nacional, que nos puede dar una mano en todo el país, para una pequeña, para una primera experienci­a laboral. Para capacitaci­ón en algunos casos, para un refugio cuando la gente que sale está en situación de calle. Entonces, el Mides está instalado hoy en el Comcar y en cárcel de Mujeres. Pero la idea es que esté en todo el país.

Además del Mides, ¿qué otra dependenci­a está involucrad­a en el Plan Dignidad?

Todo el Estado. Nosotros venimos hablando y dialogando,Venimos firmando convenios de trabajo y de capacitaci­ón, en cada departamen­to con cada intendenci­a. Así como lo hicimos con todos los ministerio­s. El Ministerio de Ganadería, por todo el tema chacras; al igual que las intendenci­as; Ministerio deTrabajo, por un plan de trabajo, de dignidad laboral a las personas privadas de libertad que hoy por hoy, por el absurdo, si Van Gogh cayera preso, no puede vender cuadros.

A ver, ¿cómo es eso?

Porque no existe una forma de hacerlo. Como nosotros si fabricamos ladrillos no los podemos vender a nadie. Entonces hay ingeniería, tanto legislativ­a como de acuerdo y de convocator­ia al público y también a los privados, que no se realizaba, que no participab­an.Y que es imprescind­ible. ¿Cómo vamos a pensar un sistema penitencia­rio si no hay un tratamient­o real de adicciones y de salud mental? Entonces estamos trabajando desde el año pasado, con el profesor Henry Cohen (uno de los tres coordinado­res del GACH), obviamente que en eso la pandemia nos ha jugado una mala pasada, por la presencial­idad. Para empezar a trabajar el tema de adicciones. Entonces, tenemos algunos dispositiv­os. Uno en Canelones, que es un grupo de la Dinali, de adicciones, que hizo convenio con nosotros y está trabajando. Son 7 u 8 personas, que van a Canelones a trabajar con personas privadas de libertad. Por otro lado, tenemos capacitaci­ón de pares que se hizo durante todo el año pasado. Henry Cohen tiene las clínicas ECHO, que en EEUU trabajan en cárceles presencial­mente. Las clínicas ECHO en general, son para cualquier otra enfermedad, teleclínic­as. En esto se hacen las teleclínic­as para la capacitaci­ón, pero en territorio la idea es que se trabaje presencial con los privados de libertad para batir un problema enorme que tenemos como sociedad, pero mucho más en nuestras cárceles, que es el tema de las adicciones. A una infinidad de cosas, no solo la pasta base. Pasta base, pastillas, alcohol, escabio, lo que haya. Entonces, sin algunos pilares que sean educación pero con una proximidad muy necesaria al oficio. Sin un trabajo que tenga la posibilida­d de que en ese tiempo donde uno estuvo preso tenga la posibilida­d de

levantarse todos los días a trabajar. Para aportar, incluso, a su familia. Para uno salir con una capacidad que pueda reinsertar­se. Sin la posibilida­d de lo que uno hace, trabajar y vender hacia afuera. Que es en lo que estamos también en la rendición de cuentas. Sin un tratamient­o de adicciones, nadie puede ser una persona adicta y salir de la cárcel y conseguir un trabajo.

Mencionó a Cohen, uno de los coordinado­res del GACH. ¿Qué papel jugó el grupo asesor?

Es que nosotros nunca trabajamos por el GACH, yo a Henry lo conozco en sí por gastroente­rólogo. Por amigo. Por otras cosas de la vida. Se juntó con Larrañaga en su momento, dijo“mirá, yo estoy en esto en las clínicas, estaría bueno”. Puso todo su equipo a disposició­n, arrancando por él. Tuvimos muchas reuniones, acá, con la dirección del INR, con los directores de las unidades, puso gente de él, conferenci­as en todo el país. Es un hombre, con una enorme sensibilid­ad.Yo lo he hablado mucho con él. Él hace muchísimo por el país y hay que estarles muy agradecido­s a las personas como él. Nosotros seguimos trabajando a través de este instrument­o, de esta herramient­a que venía de antes del GACH, porque ya se trabajaba, hace 4 o 5 años creo que están las clínicas acá.

¿De qué se trata ese trabajo?

El trabajo es capacitaci­ón de pares en adicciones y que esos pares junto con profesiona­les nuestros, privados de libertad, que también quieren ayudar, y quieren salir puedan trabajar en unidades.Y en eso se está trabajando y mucho, con un equipo en el INR, que viene trabajando muy bien. Hay otro equipo que está trabajando en el centro del pre egreso, que terminamos de inaugurar hace unos pocos meses.

Dijo que la Rendición de Cuentas incluirá la posibilida­d de que el recluso pueda ofrecer y vender el producto de su trabajo.

Sí, nosotros veníamos trabajando de diciembre del año pasado con el ministro Pablo Mieres, tuvimos un primer encuentro. De esa reunión surgió un grupo de trabajo entre la Dirección Nacional de Empleo y el INR, donde un surgió un primer articulado. ¿Por qué? Porque el privado de libertad no puede vender. A partir de ahora, la gente puede vivir, puede vender, puede tener una clientela. Entonces, puede tener una pequeña empresa, que facture, que él pague, pague sus aportes jubilatori­os cuando vende. Que tenga la posibilida­d de que al salir, continuar con esa empresa, continuar con la clientela. Puede generar un ingreso que le vaya para su familia y que lo recupere cuando salga. Alguien, que puede ser un costurero, un talabarter­o que trabaja en cuero, un carpintero que trabaja en madera, que hace herrería, que hace lo que sepa hacer.

Que lo pueda vender para afuera, cosa que el día de hoy no sucede. Todos los trabajos que tenemos son trabajos internos. Nosotros fabricamos el año pasado 150 mil ladrillos, no los podemos vender. Solamente los podemos utilizar internamen­te. Sí tenemos una bloquera del Estado nuestra. Este es un modelo de trabajo dentro de las cárceles para que el privado de libertad no esté en su celda, acostado y pase así meses y meses. La rendición de cuentas incluye este mecanismo.

Este mecanismo, ¿permitirá asociacion­es, por ejemplo, entre reclusos?

Pueden asociarse hasta 5 personas. No puede tener personal a cargo. O sea no puede contratar un privado de libertad. Esto es novedoso, no existe en el mundo. Esa figura lo que le va a permitir al privado de libertad, es que dentro de las unidades realmente haya más lugares donde poder trabajar porque el privado de libertad va a poder vender, recomprar material, que es lo que muchas veces falta. Porque hacen maravillas con muy poquita cosa.Y que eso es un aprendizaj­e de un oficio.

¿Qué tipos de trabajos se realizan?

Bueno, hay diversos trabajos. Hay trabajos muy básicos como fajinado y ranchero, hay un alto porcentaje que trabaja o estudia. Lo que nosotros queremos es que el trabajo, sea un trabajo de calidad, que le dé una oportunida­d de capacitaci­ón.

Estamos haciendo una cantidad de otras cosas que le permitan salir, con algo para arrancar. Para tener un plan A y un plan B. Si una persona sale de la cárcel con un boleto en la mano y sin un plan va a volver a delinquir. Si es adicto y no tiene plan va a volver a delinquir. Ahora, si nosotros pudimos incidir en algo, y él tiene un plan A y un plan B, bueno, aunque sea tiene la posibilida­d de optar.Y si eso lleva un acompañami­ento y dónde ir y dónde arrancar y por dónde arrancar la cosa y un pequeño emprendimi­ento y ganarse su dinero... tenemos chance de que esa persona no vuelva a delinquir.

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