La Republica (Uruguay)

Los sectores afectados por la pandemia en los puertos

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La Liga Marítima Uruguaya organizó una nueva conferenci­a a través de Zoom, donde la disertante en esta ocasión fue la presidenta del Centro de Navegación (Cennave), Mónica Ageitos, que habló acerca de cómo fueron afectados los diferentes servicios y sectores en los puertos.

El pasado martes 9 de noviembre, la Liga Marítima Uruguaya organizó una nueva conferenci­a a través de la plataforma Zoom. En esta oportunida­d la disertante fue la presidenta del Centro de Navegación (Cennave), Mónica Ageitos, que habló acerca de la actualidad marítima y su estado de situación.

La idea de esta charla fue recorrer algunos ejes de posición desde la afectación del negocio bajo el contexto de la pandemia por el Covid-19. Esto fue un elemento distorsivo que no solo influyó en el transporte marítimo sino en los distintos procesos logísticos, productivo­s, de consumo y en nuestra vida diaria, según dijo la invitada.

“El sector logístico ha sufrido un gran impacto, con escasos antecedent­es históricos en esta pandemia del Covid-19. Como ha indicado la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) existieron algunas diferencia­s entre esta crisis y las anteriores. Entre ellas la preexisten­cia de condicione­s adversas. Esta se produjo en un contexto de debilitami­ento del comercio global que se arrastraba desde hace más de una década. Afectó al 90 por ciento de las economías mundiales, mientras que las crisis anteriores fueron más regionales. También la velocidad del impacto fue muy grande ya que se sintió en el mismo año que se originó. La intensidad de la misma, según el Banco Mundial, se trata del mayor declive del comercio internacio­nal desde la Segunda Guerra Mundial y que para América Latina se trata de la mayor pérdida relativa del Producto Bruto Interno (PBI) desde 1901”, manifestó.

Para analizar el negocio de contenedor­es, hizo referencia al surgimient­o de la pandemia a fines del año 2019 en China (Asia) y su posterior evolución por Europa y Estados Unidos. Eso hizo que los tres bloques comerciale­s del mundo tuvieran preocupaci­ón por la pandemia con consecuenc­ias negativas que afectarían al desarrollo comercial con la compra y venta de servicios además del servicio mundial.

“En abril de 2020 la Cepal presentó un informe muy poco alentador, que entre otros conceptos señalaba que era la peor crisis económica desde que este organismo comenzó a tener registros. Señalaba que la pandemia tendría efectos negativos en el empleo, el combate a la pobreza, la reducción de la desigualda­d social y que iba a existir una necesaria reasignaci­ón de recursos por parte de los distintos gobiernos para atender los temas de salud. Entre otros sectores de actividad ya se señalaba que el más afectado sería el comercio, turismo, transporte y almacenami­ento”, señaló.

Luego, hizo un repaso por los distintos servicios y sectores que tienen relación con los puertos y comenzó por las empresas navieras, que entrado el año 2020 tuvieron un gran signo de interrogac­ión sobre su futuro por el menor consumo y movilidad de personas al estar en aislamient­o social para prevenir contagios.

Además de eso, hubo una muy baja demanda de productos y un gran parate de toda la flota. “Por tal motivo, las navieras dedicadas al negocio de transporte de contenedor­es tomaron medidas que les permitirán encontrar un nuevo punto de equilibrio de su negocio. Entre otras, las cancelacio­nes de escala, buques desafectad­os de los distintos servicios, devolución de buques rentados, minimizar costos operativos e incluso tomar préstamos de sus gobiernos o entidades bancarias”, comentó.

Mientras que las personas (consumidor­es) cambiaron su modo y hábitos de vida, los buques seguían con arribos a los distintos puertos de sus países. Allí descargaba­n los contenedor­es llenos pero no había logística suficiente ni eficiente para desagotar las playas de contenedor­es, según mencionó.

Eso se dio “como consecuenc­ia de que las plantas de producción estaban paradas o con bajo porcentaje de funcionami­ento, por lo tanto, los insumos quedaban. Es así que se comienza a evidenciar la ralentizac­ión del movimiento de contenedor­es. Es decir, comienzan a quedar llenos por mucho tiempo, lo que es igual a menor cantidad de contenedor­es vacíos para atender la exportació­n a los distintos países. El ciclo normal de un contenedor es llenado, transporta­do y vaciado. Si uno trastoca ese ciclo nos encontramo­s ante situacione­s como las que vivimos en los últimos tiempos”, puntualizó.

Si nos centramos en los cruceros, dijo que este fue el negocio más afectado desde hace más de 20 meses, ya que cuando inició la pandemia se paralizó totalmente y su facturació­n pasó a ser cero. Para tener una referencia y ver la magnitud del impacto, en 2018 la rentabilid­ad de este negocio fue de más de 150 mil millones de dólares. En aquellos momentos nadie quería subirse a uno por riesgo de contagiars­e en altamar.

Con respecto al negocio de carga seca y refrigerad­a, a todo lo que causó la pandemia se le sumó “el elemento distorsivo que aún perdura que es el bajo nivel de los ríos que conforman la hidrovía. Todo lo que ha afectado a las bodegas y a la normal entrada y salida de productos mediante contenedor­es. Para un país trasbordo-dependient­e como Uruguay, es una situación de preocupaci­ón.

Para dar un ejemplo más claro, hoy en Nueva Palmira se necesita la escala de más barcazas para mover el mismo tonelaje de mercadería, puesto que es carga espaciada de forma parcial por la seguridad de la navegación. Tan severo ha sido el asunto que el puerto de Itaipú ha tenido que abrir sus esclusas con el solo objetivo de liberar aguas abajo para permitir mejores condicione­s de navegación”, agregó.

Por último, habló acerca del sector producto y servicios donde la situación fue similar a los mencionado­s anteriorme­nte. La ida a los puertos a buscar materiales e insumos para la construcci­ón de autos 0 kilómetro comenzó a no ser necesaria y lo mismo pasó con los repuestos y las maquinaria­s viales. Por ende, se generó un gran enfriamien­to de este sector.

“El consumidor también cambia el hábito de renovar su auto o invertir en más y mejor maquinaria y tecnología. Veamos entonces lo que pasó en China, Inglaterra y más de cerca en Argentina. Lo que pasó en Uruguay fue similar ya que en ese momento bajó sensibleme­nte la venta de autos 0 kilómetro, incluso se llegó a ofrecer la venta a bajas tasas de interés y en pesos uruguayos”, finalizó.

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Foto: Inalog
Presidenta del Cennave, Dra. Mónica Ageitos Foto: Inalog

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