Bonomi: Enanos en hombros de gigantes
“Somos enanos en hombros de gigantes, solía decir Tabaré”, evocó el senador Eduardo Bonomi, exministro de Trabajo y del Interior en las Administraciones Vázquez“Sin embargo, siempre hay quienes creen que los que tienen las máximas responsabilidades en un país, así como los principales dirigentes políticos, las tienen porque ellos crearon las condiciones que los pusieron al frente de los acontecimientos, y suelen acariciarles el alma a sus personajes preferidos repitiéndoselo una y otra vez”.
“Algunos se lo creen. Tabaré Vázquez no”, sentenció Bonomi.
Según el parlamentario, “Tabaré se crió en un barrio obrero, cuando el barrio era la extensión de la familia y donde trabajar tempranamente era una necesidad ineludible. Se enseñaban y aprendían valores de trabajo, solidaridad y compañerismo, y lo peor que se podía ser era ser un carnero”.
“Las marchas de los primeros de Mayo de los obreros frigoríficos, las huelgas frigoríficas, con dura represión policial y militar, formaban parte del aprendizaje adquirido. Los hijos de los trabajadores en huelga iban a “tomar la leche” en la casa de algún compañerito de clase cuyos padres pertenecían a un sindicato que no estaba en huelga”.
Tabaré Vázquez concurrió a la escuela Yugoeslavia, pública, y luego al liceo Bauzá y al liceo 11 del Cerro, agregó Bonomi.
Fue fundador del Arbolito y muy comprometido con el Club Progreso. Fue su presidente cuando salió campeón uruguayo en 1989.
Es una historia de barrio, de la posguerra, de familia de inmigrantes corridos de Europa por el hambre y por las guerras, de pobreza con dignidad. Historias de trabajadores que podían pensar en un futuro hecho de los esfuerzos de un ahora siempre presente. De transmisión de valores, cultura de trabajo, de la humildad y la rebeldía. Donde la palabra valía más que la firma y un apretón de mano era para toda la vida y donde la injusticia y la traición no se perdonaban. Nadie era más que nadie, pero tampoco menos. Hizo política de camisa remangada, casa a casa, conocedor de los problemas de la gente, con lenguaje claro y comprometido con los más necesitados. Cumplidor de sus compromisos: delo por hecho, decía en la campaña por la IMM en el año 89. El que afirmaba que entre tapar un pozo y darle de comer a un niño, le daba de comer a un niño.
Por eso, Tabaré trató de gobernar lo más cerquita posible del pelotón y del camión de los rezagados, para que no siguieran retrasándose más en la carrera de la vida
El FA, desde el 71 al 89, fue aproximadamente el 20 por ciento de los votantes; con Tabaré como candidato, en el 94 fue el 30 por ciento, y en el 99, tuvo el 40 por ciento y se transformó en la primera fuerza política del país: lugar que todavía ocupa.
Fue el primer intendente y el primer presidente de izquierda. Volvió a serlo por segunda vez y, en el balotaje de 2014, alcanzó el 56 por ciento de los votos válidos.
Como oncólogo sabía muy bien el tiempo que le quedaba por delante y se despidió de todos nosotros, en su barrio, entre los suyos, en otro acto descomunal e inolvidable.
Nos dijo: ‘No te rindas’, y ustedes me permitirán que lo repita acá, para que sus palabras suenen una vez más en este recinto: ‘No te rindas’, por favor, no cedas. Aunque el frío queme. Aunque el miedo muerda. Aunque el sol se esconda y se calle el viento.
“Eso fue un legado y un compromiso, y los frenteamplistas no nos rendimos, Tabaré: Acá estamos, junto al pueblo, cerquita del pelotón, siempre, y seguimos peleando para reencontrar una sociedad más justa y solidaria, hasta que un día, pronto, cuando empiece a amanecer y a clarear el horizonte, se comience a divisar el negro perfil del monte, y volvamos a decir nuevamente: festejen, uruguayos, festejen, que la victoria es de ustedes”, concluyó el senador emepepista.